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El Ejército planea reorganizar sus tropas en Euskadi, Aragón y Cataluña

Las brigadas de San Marcial (Vitoria) y Castillejos (Zaragoza) se suprimirán

Miguel González

Sacar el máximo rendimiento a unos recursos escasos y garantizar que en todo momento se dispone de las capacidades necesarias para hacer frente, en el menor tiempo posible, a una amplia gama de amenazas tan heterogéneas como imprevisibles. Esa es la filosofía que impregna el plan de transformación en el que está inmerso el Ejército de Tierra, que debe plasmarse en los próximos meses en la creación de las llamadas Brigadas Orgánicas Polivalentes (BOP).

A diferencia de las actuales brigadas específicas (mecanizada, ligera o paracaidista), las nuevas BOP combinarán la potencia de combate de las fuerzas pesadas con la capacidad de proyección de las ligeras, para lo que dispondrán de ambos tipos de unidades aunque, como hay que partir de lo que ya existe, algunas serán predominantemente de cadenas y otras, de ruedas, según fuentes militares.

Tampoco sobra dinero para traslados masivos, por lo que se trata de minimizarlos en la realidad y maximizarlos sobre el papel, reasignando regimientos y batallones sin moverlos de sus acuartelamientos. Y, además, reduciendo a ocho las 10 brigadas que forman la fuerza terrestre.

15.000 militares estarán listos para intervenir en caso de crisis

“Versátil, expedicionaria, resilente y sostenible”. Esas serán las características del Núcleo de Fuerza Conjunta, que debe alcanzar su plena capacidad operativa antes del verano, en palabras del jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Fernando García Sánchez.

Este conjunto de unidades, procedentes de los tres ejércitos, lo integrarán unos 15.000 militares. Dos tercios se prepararán para intervenir en operaciones combinadas con otros aliados (en el marco de organizaciones internacionales como la ONU, la UE o la OTAN) y un tercio, en operaciones de carácter exclusivamente nacional, según los planes de contingencia. Como las unidades se relevarán cada seis meses en dicho núcleo, otros 40.000 militares estarán implicados en las rotaciones. Además, los miembros de las Fuerzas Armadas que participan en misiones de carácter permanente en tiempo de paz (vigilancia marítima, defensa aérea, colaboración con las autoridades civiles) suman 12.000.

Para el almirante García Sánchez, los 67.000 efectivos implicados en misiones operativas constituyen “un mínimo muy difícil de reducir”, mientras que “hay cierto margen” para nuevos recortes de plantilla en los 53.000 restantes (hasta un total de 120.000) que forman parte de unidades de apoyo o cuarteles generales, en función de “la implantación de nuevas tecnologías” y el aprovechamiento de sinergias. Aunque el jefe de la cúpula militar no quiere aventurar cifras, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ya situó el suelo en 110.000 efectivos.

La cuestión es si con el actual presupuesto de Defensa (unos 6.000 millones anuales, el 75% para gastos de personal) se pueden alcanzar esos objetivos. El almirante García Sánchez responde que sí. Pero apostilla: “Necesitamos un aumento”.

El Ejército de Tierra no ha revelado cuáles serán las dos brigadas disueltas, pero fuentes militares aseguran que se trata de la Brigada de Infantería Ligera San Marcial, desplegada en el País Vasco, y la Brigada de Caballería Castillejos, con base en Zaragoza. Ello no significa en absoluto que desaparezcan las unidades de combate que dependen de ellas. Es decir, el Ejército mantendrá sus guarniciones en Araca (Vitoria), Loyola (San Sebastián) o Mungia (Bizkaia); a lo sumo, se suprimirá el cuartel general de la brigada. Los batallones vascos pasarán a depender de otras brigadas; previsiblemente de la acorazada y las dos mecanizadas, que se completarán así con unidades ligeras.

Por su parte, los regimientos de caballería de la brigada Castillejos pasarán a reforzar brigadas ligeras como la Paracaidista. El Ejército baraja la idea de crear una nueva brigada Aragón, que reuniría las tropas de montaña desplegadas en Jaca (Huesca), Aizoain (Navarra), Sant Climent Sescebes (Girona) y El Bruch (Barcelona), a las que se sumaría una unidad de caballería de Zaragoza. El País Vasco, Aragón y Cataluña serán así las comunidades autónomas más afectadas por la reorganización del Ejército, aunque fuentes militares niegan cualquier motivación política. No habrá retirada del País Vasco, ni reforzamiento en Cataluña, alegan.

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Las nuevas BOP se turnarán como parte del llamado Núcleo de Fuerza Operativa Conjunta. Cuando formen parte del mismo deberán estar a un 100% de adiestramiento y alistamiento (tanto de personal como de material). Ello supone que siempre habrá una o dos brigadas preparadas para intervenir y que cada una contará en su seno con capacidades muy diferentes, que se elegirán en función de la naturaleza de la amenaza. Los cuarteles generales de las fuerzas pesadas y ligeras se reconvertirán en divisionarios y de ellos dependerán las ocho brigadas.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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