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El Gobierno lanza ofensiva en Cataluña para contrarrestar el discurso soberanista

Montoro acudirá el viernes a Barcelona y Rajoy el sábado, y habrá más ministros

Carlos E. Cué
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso. ÁLVARO GARCÍA

El Gobierno da prácticamente por perdida la posibilidad de una negociación con la Generalitat al menos hasta que acabe el lento proceso, que consumirá todo 2014, hasta que al final el Ejecutivo, a través del Tribunal Constitucional, impida el referéndum independentista que quiere convocar el Ejecutivo catalán el 9 de noviembre. El equipo de Rajoy, por tanto, va a dedicar este año 2014, que políticamente da por perdido, en su intento de reconducir la política de Artur Mas, a viajar más a Cataluña y tratar de dar la batalla de la opinión pública catalana. Arrancó el año con la visita del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, algunos otros como la ministra de Fomento, Ana Pastor, o el catalán Jorge Fernández acuden con mucha frecuencia, y ahora se ha programado para este fin de semana una doble visita.

Primero, Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y principal negociador con la Generalitat, que necesita cada mes las inyecciones del fondo de rescate, acudirá el viernes, y el sábado lo hará el propio presidente, Mariano Rajoy. Y a partir de ahí durante todo el año los ministros, en especial los económicos, multiplicarán sus apariciones, según el Ejecutivo, también para impulsar la posición del PP catalán, que preocupa en el Gobierno porque Ciutadans está quitándole mucho espacio político.

Montoro ha explicado en los pasillos del Congreso que acudirá el viernes a un acto del Partido Popular y aprovechará esa ocasión para rebatir todos los argumentos de la Generalitat sobre el supuesto expolio de Cataluña. "El viernes asistiré a la Convención del partido en Cataluña y ahí también haré una exposición de argumentos económicos y de financiación de la Generalitat relacionada, imbricada en la financiación de las comunidades autónomas”, ha asegurado.

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Sin embargo, Montoro llegará a Barcelona sin tener listas aún las balanzas fiscales, que se había comprometido a publicar antes de finales de 2013 y se están retrasando. Fuentes de Hacienda no quisieron aclarar la fecha en la que se publicarán unas balanzas que en Cataluña son muy esperadas y que sin duda concentrarán el debate en un momento de enorme tensión política entre la Generalitat y el Ejecutivo.

Lo que sí está claro, y reconoce el Ejecutivo, es que va a utilizar esas balanzas fiscales, cuando estén listas, para tratar de desmentir los argumentos de los soberanistas. Por eso hay mucho interés por conocer el resultado y sobre todo el criterio que fija el Ejecutivo, que será distinto al de la única vez que se han elaborado estas balanzas, en 2006 con el PSOE en el Gobierno.

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El Gobierno ha insistido varias veces en los últimos meses en que tenía toda la intención de responder a cada uno de los argumentos económicos de la Generalitat para demostrar que a Cataluña le interesa mucho más seguir en España que apostar por la independencia. El propio Rajoy, que ya prepara con su equipo el discurso de Barcelona, que los suyos señalan como muy importante, dijo el viernes que la independencia supondría un “empobrecimiento incalculable” tanto para Cataluña como para Escocia.

Sin embargo, Hacienda decidió finalmente no contestar al documento más polémico de la Generalitat, en el que cuantificaba ese supuesto expolio, que llamó “agravios”, en 9.375 millones de euros. Lo presentó Francesc Homs en octubre. Montoro prometió entonces una respuesta detallada. Pero el tiempo pasó y finalmente Hacienda, en un gesto de buena voluntad y en un momento en el que se hablaba de recuperar el diálogo, no contestó.

Ahora Montoro, después de que se anunciara la fecha y el día de la consulta, algo que para el Gobierno es una declaración de guerra definitiva, parece dispuesto a acudir a Barcelona a ofrecer todos los detalles que responderían al discurso soberanista, aunque de momento sin esas esperadas balanzas fiscales.

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