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A Washington por alegrías

La conversación de ayer puede considerarse la quinta que mantienen Rajoy y Obama

Se dice pronto, pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido recibido por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en el despacho oval de la Casa Blanca. Demos por descontado que vendrán los triunfalistas de la catástrofe a señalar que la visita del nuestro se produce más de dos años después de su victoria electoral por mayoría absoluta. Establecerán comparaciones desfavorables con otros colegas europeos y traerán a colación que, por ejemplo, el primer ministro italiano Mario Monti, sin haber ganado nunca elección alguna, fue acogido en la Casa Blanca apenas dos semanas después de instalarse en el Quirinal.

Pero son ganas de restar porque, según cómo se hagan las cuentas, la conversación de ayer lunes puede considerarse la quinta que mantienen ambos mandatarios. Veamos. La última fue en Johannesburgo, el pasado 10 de diciembre, durante el funeral por Nelson Mandela; la anterior, el 6 de septiembre en San Petersburgo, al coincidir durante casi 40 segundos con el americano en un estrecho pasillo de la reunión del G-20. Las dos primeras corresponden al 2012 y sucedieron en la cumbre de la OTAN de mayo en Chicago y en la cumbre de Seguridad Nuclear de marzo en Seúl.

La conversación de ayer puede considerarse la quinta que mantienen Rajoy y Obama

Además, habrá que recordar a los olvidadizos propensos a ladrar su rencor por las esquinas que al presidente José Luis Rodríguez Zapatero, durante los ocho años que habitó en La Moncloa, apenas se le vio en aquel desayuno nacional de oración de marzo de 2010 leyendo un pasaje del Deuteronomio, que reza: “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros (...). En su día le darás su jornal, pues es pobre (...)”. Allí tuvo su momento íntimo, acompañado por lo más granado de los dirigentes de los medios y lo más selecto del empresariado, que entonces ignoraba su condición emblemática de marca España.

Qué mejor preparación para el encuentro de ayer con el presidente Obama que el encierro del viernes en el parador de Toledo, donde Rajoy se reunió con las mejores cabezas pensantes en el plano internacional, a saber: la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal; los vicesecretarios Carlos Floriano, Javier Arenas y Esteban González Pons, y los portavoces en el Congreso, Alfonso Alonso; en el Senado, José Manuel Barreiro, y en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja. Todo ello aderezado con la presencia del asesor áulico, Pedro Arriola, suministrador de estabilizadores emocionales en forma de encuestas victoriosas para cualesquiera elecciones que vayan a venir.

En todo caso, sabemos que al despacho oval no se llevan demandas, sino ofrendas. Al líder máximo no se le importuna con problemas. Como definió Canetti: “La alegría del más débil, darle algo al más fuerte”. Cantemos todos: Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor.

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