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El PP inicia el año con errores no forzados

El aborto, la operación anti-ETA y la guerra eléctrica oscurecen la bajada de la prima

Carlos E. Cué

Desde hace dos años, Mariano Rajoy, en cualquier foro, incluidas las reuniones internas de la cúpula, solo quiere hablar de un tema: la economía. Cuando España estaba al borde del rescate, o ahora con la prima de riesgo a niveles de 2010 y bajando, el presidente está convencido de que lo único que le hará ganar o perder las elecciones será la situación económica. Y sin embargo, su Gobierno, y por tanto él mismo, máximo responsable de todos los movimientos del Ejecutivo con su empeño de no cambiar a nadie, ha logrado con errores no forzados que esos datos económicos mejores queden en un segundo plano en las primeras páginas de los diarios y en el debate público. Es la política, y sobre todo los errores políticos, los que dominan un arranque de año más complicado para el PP de lo que se esperaba.

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El principal de todos ellos es el aborto. Incluso dirigentes muy conservadores, que están a favor de la redacción que ha presentado Alberto Ruiz-Gallardón y que apoyó expresamente Rajoy en el Comité Ejecutivo del pasado miércoles, creen que se ha cometido un tremendo error de oportunidad. Sencillamente, no era el momento para la ley, analizan. La norma se ha retrasado casi un año, y al final llega en un momento en el que Rajoy quería colocar todo el foco en la prima de riesgo y algunos datos de recuperación económica. Soraya Sáenz de Santamaría, que es quien controla los tiempos del Gobierno, colocó el aborto un 20 de diciembre, en un Consejo de Ministros en el que no estaba Rajoy —de viaje en Bruselas— y a las puertas de Navidad. Pensaron que así la polémica quedaría disimulada. El fracaso ha sido total, la polémica sigue en el arranque de año, dominó la reunión interna del miércoles, y pese al intento de Rajoy por cerrar la crisis ese día —“Os pido a todos que no se hable más de este asunto en público”, llegó a decir— la prensa sigue preguntando a los dirigentes, y los barones, incluso el más importante, Alberto Núñez Feijóo, siguen mostrando dudas.

Pero las aguas del PP no están revueltas solo por eso. La presión del sector más conservador y de la Asociación de Víctimas del Terrorismo es muy fuerte y, en ese contexto, Interior diseñó una operación contra el aparato de apoyo a los presos de ETA que debía haber calmado ese mundo. Pero fue un fiasco político, porque se anunció por Twitter antes de tiempo y ha provocado la dimisión del jefe de Comunicación, Albert Gimeno, lo que vuelve a poner en primer plano la crisis de un ministerio que ya ha vivido varias (hace un año cayó el secretario de Estado Ignacio Ulloa). Pero Rajoy no parece dispuesto a cambios.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sube al coche tras la reunión en Burgos con el comité de dirección de su partido.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sube al coche tras la reunión en Burgos con el comité de dirección de su partido.Ismael Herrero (EFE)

El PP se prepara ahora para meses de tensión interna con los movimientos del entorno de ETA. Cada paso, interpretado mayoritariamente en el País Vasco como un movimiento hacia el fin de la violencia, es visto por la AVT y sectores del PP como una humillación. Y el Gobierno tiene muy poco margen para moverse.

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Por si fuera poco, la enorme tensión con las eléctricas que ha generado la supresión de la subasta se ha resuelto aparentemente con un golpe de mano, pero el problema sigue abierto y es un quebradero de cabeza para Rajoy y su ministro, José Manuel Soria, que ha quedado tocado tras su enfrentamiento con el responsable de Hacienda, Cristóbal Montoro.

La mejora de la economía coincide, pues, con una mala situación política para Rajoy, que tiene a su Gobierno cada vez más quemado y una creciente tensión interna, con unos barones y alcaldes nerviosos y deseosos de alejar su imagen de la del Ejecutivo. “Todos tratan de buscar perfil propio, y eso da una imagen muy mala, el Comité Ejecutivo fue lamentable”, resume un dirigente.

Pese a todo, la cúpula del PP, reunida dos días en Toledo, está convencida de que los mejores datos económicos dominarán la agenda, y Pedro Arriola, el gurú de las encuestas, les dice que es casi seguro que, pese a la caída de los grandes partidos, ganarán las europeas al PSOE. Eso, cree Rajoy, bastará para calmar las aguas internas bastante tiempo.

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