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Un mar de fondo de récord

El temporal en Galicia generó olas de 20 metros, el máximo registrado desde 1998

Mucho antes de que los surfistas del Cantábrico notaran que estaban de enhorabuena y los vecinos tomaran precauciones con el mar, la noticia había llegado a Puertos del Estado. Este organismo controla una red de 15 boyas de aguas profundas que midieron el pasado lunes registros sobresalientes y algún récord histórico. La boya del cabo Silleiro (al oeste de Galicia) registró un oleaje de 11,5 metros, lo que implica una ola máxima de unos 20 metros, casi como un edificio de siete plantas. Superaba así el máximo anterior, de 11,1 metros registrado en 1998.

El oleaje del temporal extremo se llevó la vida de tres personas en los acantilados de Meirán (A Coruña), dañó el muro del Santuario de A Barca (Muxía), hundió un barco amarrado en Laxe y se coló en San Sebastián, entre otros daños por el Cantábrico.

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Enrique Álvarez Fanjul, del departamento de Física de Puertos del Estado, explica que España tiene pocas bahías naturales y, por lo tanto, muchos puertos expuestos al oleaje. Predecir y conocer qué ocurre en alta mar ayuda al diseño, construcción y operación de los puertos. Por eso, en 1996 comenzó el despliegue de boyas que, ancladas en el fondo, registran el oleaje.

Hay una docena de boyas costeras y 15 de la red exterior, en aguas profundas. Están a entre 10 y 20 millas de la costa, a más de 300 metros de profundidad. Estos aparatos —fabricados por una empresa noruega y que cuestan unos 300.000 euros— mandan cada hora a través del satélite datos sobre el viento, la temperatura, la presión atmosférica, las corrientes, la salinidad y el oleaje. No envía cuál es la máxima ola, sino la llamada “altura significante de oleaje”. “Es la altura que un observador experimentado daría al ver el oleaje, y se corresponde con la media del tercio más alto de las olas”. Lo del observador experimentado es porque así comenzaron los registros hace décadas, aunque luego se vio que el ojo humano sobreestimaba el oleaje.

El pasado seis de enero, la boya frente al cabo Silleiro midió un oleaje de 11,5 metros; la de la estaca de Bares dio 11,7 metros, y la de Villano, 12,7 metros.

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Para saber con exactitud cuál fue la ola más alta medida habrá que esperar a que un barco descargue los datos de las boyas, algo que se realiza cada cuatro meses. Estadísticamente, la ola máxima se calcula que es 1,6 veces la ola significante. Eso implica que las olas máximas fueron de 18,4 metros a 20,34. El récord absoluto lo sigue teniendo la boya de Santander, que el 24 de enero de 2009 registró una ola máxima de 26,13 metros.

“Es mar de fondo y el oleaje crece con el viento. Estas tormentas proceden de Groenladia”, explica Álvarez Fanjul. En el Estrecho, aunque hay mucho viento, hay menos espacio para que la ola crezca.

La boya de Silleiro llegó a medir un periodo de pico de 24 segundos, el tiempo que tarda la ola en cruzar. Marta de Alfonso, del departamento de Medio Físico de Puertos. señala que eso también es extraordinario. “Ha sido un temporal extremo, de periodo muy largo. Las olas en los grandes temporales suelen tener un periodo más bajo, de entre 14 y 16 segundos. Estas eran ondas muy largas y lentas y bien formadas”.

Lo que hizo que los daños fueran especialmente graves es que coincidió con “el nivel del mar muy alto” por las mareas y con el viento a favor, según De Alfonso.

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