_
_
_
_
_

Rajoy llama a “no bajar la guardia” a los militares que luchan contra la piratería

El presidente visita la misión militar en el Índico, una de las más exitosas y tranquilas

Miguel González

Mariano Rajoy nunca fue un entusiasta de los actos castrenses. Quizá por eso, sintió la necesidad de justificar, al inicio de sus alocuciones a los militares españoles destacados en Yibuti y a bordo de la fragata Álvaro de Bazán, el motivo de su sorpresiva visita: acompañarles en vísperas de la Navidad, que pasarán lejos de sus hogares, y transmitirles la felicitación personal del Rey, del Gobierno y de todo el pueblo español.

Por segundo año consecutivo, el presidente aprovechó la cercanía de las fiestas navideñas para visitar a las tropas desplegadas en el exterior. Si el año pasado su destino fue Afganistán, esta vez eligió la misión más exitosa en la que participan las Fuerzas Armadas españolas: la Operación Atalanta de la UE, dedicada a luchar contra la piratería en el Índico. Y también una de las más tranquilas, en la que no ha habido que lamentar ninguna baja.

En 2009, cuando se puso en marcha gracias en parte al empuje de España, se registraron 163 ataques y 46 secuestros en aguas del Golfo de Adén y la cuenca de Somalia. Este año solo se han producido cinco ataques y ninguno ha concluido con su captura. Actualmente solo un barco sigue en manos de los piratas, el Naham 3, con bandera de Omán, secuestrado en marzo de 2012; aunque a sus 50 tripulantes hay que sumar los supervivientes del Albedos, de Malaisia, que se hundió en julio pasado, tras casi tres años de cautiverio.

En el mapa de Somalia que ocupa una pared del Centro de Operaciones del Destacamento Orion, integrado por 56 militares y un avión CN-235 de patrulla marítima, la costa está tachonada de etiquetas con los nombres de más de un centenar de campamentos piratas. Y en las fotografías tomadas desde el avión español, se aprecian, entre barracas de madera y senderos de tierra, jets privados y vehículos de alta gama. El negocio de la piratería pasa, aparentemente, por horas bajas y ha sido sustituido por el contrabando de drogas y el tráfico de personas. Al menos mientras la presión de las marinas occidentales y, sobre todo, la presencia de guardias privados de seguridad a bordo de buques mercantes y pesqueros lo mantenga a raya.. “Si la pregunta es si la piratería volverá si nos vamos, la respuesta es sí”, afirma el comandante Antonio García Massó.

Rajoy lo dijo con otras palabras. “La comunidad internacional está ganando la batalla por la seguridad marítima y la actividad pesquera en uno de los mares más peligrosos del mundo y España tiene mucho que ver en este éxito, pero no podéis bajar la guardia, la amenaza no se ha erradicado y sigue presente y no podemos ser complacientes”.

Algo más de nueve horas duró la visita del jefe del Gobierno a Yibuti, una diminuta excolonia francesa que ocupa una posición estratégica a la entrada del Mar Rojo. Tras entrevistarse con el presidente del país, Ismail Omar Guelleh, visitó el destacamento del Ejército del Aire español, en el aeropuerto, y se desplazó en una lancha rígida a la fragata Álvaro de Bazán, fondeada cerca del puerto, que desde junio pasado actúa como buque insignia de una flota de la OTAN –integrada por una fragata turca y otra ucraniana—que coopera también en la lucha contra la piratería.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

A los militares españoles les dijo que su tarea, a 5.600 kilómetros de la patria, ”en una región clave para la paz y la seguridad internacionales y para el comercio mundial […], responde a la protección de los intereses nacionales y al compromiso de España con la comunidad internacional”. Aunque algún militar se queja de que varios de los 25 pesqueros vascos que tienen que proteger no cumpla con su obligación de enarbolar la bandera española.

Mientras que España ha reducido los efectivos y también el coste de sus contingentes en Afganistán o Líbano, la participación en la Operación Atalanta se mantiene intacta: cuenta con 137 militares, a los que hay que sumar 230 en la flota de la OTAN, y su coste ha ascendido en 2013 a 142,1 millones de euros, dos más que el año pasado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_