Torres pide al juez que no impute a la Infanta para salvar a su esposa

El exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, no quiere que doña Cristina sea imputada por delito fiscal en el caso Nóos. En un escrito de respuesta al juez —que había pedido a las partes su posición sobre la posible citación de la Infanta—, Torres argumenta que la hija del Rey no debe figurar en la causa por la misma razón por la que no debería estar implicada su esposa, Ana María Tejeiro: no cometieron delito alguno y las actividades del Instituto Nóos se ajustaron a la legalidad.

“Esta parte no puede, ni debe, pedir la imputación de nadie, pues no es tal su cometido”, razona el abogado de Torres, que aun así carga las tintas por el agravio comparativo que, en su opinión, padece la esposa del exsocio, que permanece imputada desde el inicio de las investigaciones. La injusticia se acentúa, siempre según Torres, por el hecho de que la implicación de Tejeiro en la actividad de Nóos era mucho menor que la de la Infanta. El escrito recuerda, en ese sentido, que doña Cristina fue vocal en la entidad sin ánimo de lucro que, presuntamente, desvió seis millones de euros procedentes de las Administraciones balear y valenciana. La Infanta, sigue el texto, no podía ser “tan párvula como para no saber de dónde viene el maná”. Y existe “infinidad de correspondencia” que demuestra, siempre según el escrito, que la hija del Rey estaba al tanto de los negocios de su marido.

El abogado de Torres, Manuel González Peeters, lamenta que, “por razón de nacimiento”, la Infanta “sea agasajada con un trato de favor”. Y vuelve a reprochar a la defensa de Urdangarin que se opusiera, en abril de 2012, a su petición de exculpar a Tejeiro. Para respetar “el principio de igualdad”, remacha, debería “permitirse que al menos pueda dar su versión”. Pese a la andanada, el letrado matiza que “no se pretende ni por asomo la imputación” de la Infanta porque los hechos investigados no son “siquiera infracción administrativa”.

Junto al escrito, Torres adjunta una nueva remesa de correos electrónicos que vuelven a señalar hacia la Casa del Rey. En junio de 2003, cuando el Instituto Nóos echaba a andar, Urdangarin pidió al príncipe Felipe que se reuniera con uno de sus hombres de confianza, Joaquim Boixareu, aprovechando una visita a Moscú. “Felipe, qué tal, cómo te trata la vida... Yo aquí ganándome el jornal”. El duque de Palma pregunta al heredero si “recuerda” a la familia Boixareu —“con los cuales compartimos esquí y mesa en Baqueira”— y le pide que confirme si finalmente va a viajar a Moscú, “donde ibas a inaugurar una feria organizada por el Icex a final de junio”. Boixareu —el empresario del metal que conectó al duque con el mundo de los negocios— quiere “confirmar si piensas ir y si es posible cuándo”. “Seguramente”, añade Urdangarin, “él deba ir por esas fechas y miraría de combinarlo para ver si os veis allí”.

El notario que participó en la constitución de Aizoon —la sociedad inmobiliaria compartida, a medias, por los duques de Palma— declaró al juez Castro, por otra parte, que recomendó que la Infanta no figurase en la sociedad, informa Europa Press. “Era muy peligroso ponerla en una sociedad expuesta a muchas cosas”.