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el encaje de cataluña en españa

Rajoy no reformará la Constitución ni dialogará sobre la unidad de España

Recuerda a Mas que “en la Unión Europa entró España y no 17 autonomías”

Rajoy clausura la interparlamentaria del PP en Córdoba.Foto: overonaelpais | Vídeo: J. M. VACAS / ELPAÍS-LIVE
Francesco Manetto

El Gobierno quiere dejar claro a Artur Mas que no hay alternativa a la unidad de España. Esta es la advertencia que, después de que La Moncloa y la Generalitat rebajaran el tono de sus mensajes en las últimas semanas, tanto el presidente como algunos ministros clave en este debate se esfuerzan en trasladar al Ejecutivo catalán. No solo no existe un marco legal para la independencia ni Mariano Rajoy parece dispuesto a abordar una reforma constitucional para reforzar las competencias de Cataluña. Para el jefe del Gobierno tampoco es viable una alternativa política, e incluso “sentimental”, a la unidad.

Rajoy vinculó este sábado esta última idea a la Unión Europea y, con los comicios europeos en el horizonte —se celebrarán la próxima primavera—, mantuvo que “la política europea hoy es una política nacional”. Y recuperando una cita del número dos del PP catalán, Enric Millo, el presidente recordó a Mas que “en la Unión Europea entró España y no 17 comunidades”. “Somos el país más antiguo de Europa y nosotros no queremos poner aduanas a los sentimientos que nos unen desde hace siglos”, defendió en su intervención de clausura del cónclave interparlamentario del PP celebrado en Córdoba. “No queremos levantar fronteras entre vínculos que no se pueden romper ni entre afectos que no se pueden separar. Ahí no vamos a estar de ninguna manera”, advirtió.

Rajoy quiso dar, además, un nuevo paso respecto a su discurso de la última semana. Si el martes pasado aseguró en el Senado que los artículos 1 y 2 de la Constitución, que establecen los principios de unidad y soberanía nacional, no son negociables, este sábado trató de reforzar ese mensaje. Dejarlo claro, dijo. El jefe del Ejecutivo sostuvo ante la plana mayor de los populares que esas cuestiones ni siquiera pueden ser objeto de diálogo con Mas. “La Constitución es irreformable en cuestión de soberanía”, afirmó antes de abundar en la teoría del Gobierno de que pactar un cambio de la Ley Fundamental no lograría satisfacer las aspiraciones de CiU.

Rechazó esa posibilidad de una forma menos tajante que un hipotético retoque de la idea de soberanía nacional, pero se mostró dispuesto a emprender ese camino, como propuso, por ejemplo, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. “No veo que nos lleve a ninguna parte la reforma de la Constitución, y nada tengo que reformar ni que dialogar” a ese respecto, enfatizó el presidente, quien centró su intervención en la unidad de España y en presumir de los logros de su Gobierno, precisamente igual que hizo el pasado jueves José María Aznar en la presentación de sus memorias.

Rajoy aprovechó también para lanzar un mensaje al principal partido de la oposición, que paralelamente debatía su futuro en la Conferencia Política de Madrid. Mientras la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, apelaba al PSC y reclamaba la unidad de los socialistas, el jefe del Ejecutivo trató de lanzar un “pellizco” al PSOE. “El PP es un partido de ámbito nacional, que dice las mismas cosas en cada territorio. Me gustaría que el PSOE hiciera exactamente lo mismo”, razonó, porque eso, en su opinión, ayudaría a afrontar la crisis soberanista con el Gobierno de la Generalitat.

“El PP cree que los españoles debemos seguir viviendo juntos como hemos hecho toda la vida”, insistió Rajoy haciendo hincapié en las líneas rojas que establece la Constitución: “Afirma la soberanía nacional y, por tanto, que son los españoles los que deciden sobre los temas que afectan a los españoles”.

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El consejero de Presidencia de la Generalitat, Francesc Homs, lamentó este tipo de planteamientos y se dirigió tanto a Rajoy como a Rubalcaba. Les pidió una “respuesta democrática” a las reclamaciones del Gobierno de Mas y apuntó que no entiende por qué el PP y el PSOE tienen “tanta alergia a la democracia y a que se consulte a los catalanes”. El secretario de organización de Convergència, Josep Rull, atacó la idea del Estado del presidente del PP y del Gobierno por “decimonónica” frente a la visión catalana que tildó de “moderna y europea”.

Estas referencias a Europa coinciden con la estrategia del PP y de CiU con vistas a la próxima cita electoral, para la que todos los partidos preparan ya su precampaña. Pero Rajoy fue este sábado más allá y relacionó directamente el balance de su gestión a las próximas elecciones generales. “Queda más de la mitad de la legislatura, y os aseguro que veremos crecimiento sostenible y creación de empleo y cuando volvamos a presentarnos a los españoles en las elecciones podremos decir que las cosas están infinitamente mejor que cuando las cogimos en el año 2011”, comentó.

El Gobierno y la dirección del PP insisten en su mensaje de optimismo económico de los últimos meses. La idea fuerza: las buenas señales macroeconómicas, imperceptibles en la calle, empezarán a notarse en los próximos meses. Este mantra del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es para Rajoy el “prólogo” de la recuperación. “No estoy para nada satisfecho, pero en octubre de 2013 hay menos paro que en octubre de 2012, y esto no ocurría desde hace seis años y medio. Espero que el año que viene pase lo mismo. Vamos por el buen camino, no hay que distraerse, hemos recorrido la parte más difícil del camino, pero no podemos ni sentarnos ni bajar las manos ni abandonarnos”, pidió Rajoy.

El jefe del Ejecutivo presumió de unas reformas que cree “han sentado las bases sólidas para el futuro”. “A mí ya nadie me pregunta por el rescate ni la prima de riesgo”. “Pero debemos perseverar en el empeño”, pidió el presidente a los suyos. Un empeño que en el PP esperan dé buenos resultados, pese a los datos de las encuestas —incluso en el partido hay quien ve el último CIS demasiado optimista— y la posible pérdida de mayoría absoluta en Madrid y la Comunidad Valenciana.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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