_
_
_
_
_

Un sector en declive con 5.000 trabajadores, el 10% que en 1981

En Castilla y León trabajan unos 1.500 mineros

El Pozo Emilio del Valle de Llombera de Gordón (León).
El Pozo Emilio del Valle de Llombera de Gordón (León).Gumersindo Fernández García (EFE)

El sector español de la minería de carbón, en declive desde los años 60 a resultas del plan de estabilización de 1959 y la posterior apertura de la economía española, y en un acelerado proceso de reducción de capacidad y empleo desde mediados de los años 80 con los ajustes y reconversiones del sector que arrancan con la integración de España en la actual UE, da empleo hoy en el país a casi 5.000 trabajadores en unas 15 empresas, y, según los compromisos que alcanzaron el 19 de septiembre los sindicatos y el Gobierno tras una tensa y conflictiva negociación, deberán reducirse a 4.500 en 2018. En 1981, antes de los primeros planes de reconversión, había 51.127 mineros del carbón en España, de ellos más de 26.000 en Asturias.

En los últimos meses, durante las regulaciones de empleo a la espera de un plan que garantizara la viabilidad de los próximos cinco años, las plantillas ya estuvieron por debajo de esta cifra. Cuando termine la nueva planificación, a fines de 2018, y por disposición europea, sólo podrán mantenerse abiertas las explotaciones carboneras que sean capaces de sobrevivir sin subvenciones y ayudas públicas. Ahí se decidirá el futuro de un sector que marcó la historia económica de algunos territorios españoles desde hace casi dos siglos, del que siguen siendo muy dependientes algunas comarcas y sin el que no sería posible explicar buena parte del movimiento obrero español y de las luchas antifranquistas.

El carbón nacional, la única fuente energética autóctona española junto con las energías renovables, fue capital en el desarrollo industrial y fabril de España desde las primeras décadas del siglo XIX, pero desde mediados del siglo XX no hizo más que perder peso frente a la pujanza y mayor versatilidad de otras energías fósiles como el petróleo y el gas. Además, por su alto coste de explotación –salvo en minería a cielo abierto, muy poco intensiva en empleo a diferencia de la subterránea- el carbón español también ha sufrido un acelerado repliegue frente al mineral de importación, mucho más barato a causa de la complejidad geológica de las explotaciones españolas y otros rasgos estructurales de nuestros yacimientos, caso de la elevada presencia de gas metano (grisú) en determinadas cuencas de Asturias y León, lo que obliga a mayores gastos de mantenimiento y seguridad

Hoy, el sector del carbón representa la sexta parte de los casi 30.000 empleos que genera el conjunto de la minería en nuestro país y una facturación que supone en torno a 709 millones de euros, de los 3.427 millones que factura la minería en su conjunto.

Pese al redimensionamiento del sector, el carbón sigue consumiendo cuantiosos recursos públicos para poder sobrevivir. Entre 1990 y 2012 el mantenimiento de la producción carbonera autóctona ha precisado de 24.000 millones de euros en recursos públicos, según los últimos datos difundidos por el Ministerio de Industria.

Con presencia sólo en Asturias (cerca de 3.000 mineros), Castilla y León (unos 1.500), Aragón (343) y Castilla-La Mancha (99), la minería carbonera produce 8,5 millones de toneladas (entre las variantes de hulla, antracita y lignito) y en los próximos cinco años el compromiso del Gobierno con los sindicatos garantiza que será la fuente primaria de producción del 7% de la electricidad que se genere en España. La producción récord en España se produjo en 1957, justo antes del Plan de Estabilización, con 14 millones de toneladas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_