El asaltante de la casa de Bárcenas dice que “en la cárcel se vive muy bien”
El detenido, que sufre problemas mentales, se ha negado a declarar ante la policía El revólver es de tipo Bulldog, de fines del XIX y un capricho para coleccionistas
Enrique Olivares García, el hombre de 64 años que este miércoles irrumpió en la casa del extesorero del PP Luis Bárcenas, se ha negado esta mañana a declarar ante los agentes de la Brigada Provincial de Información, según han explicado fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. No obstante, el detenido ha comentado que no está preocupado de que el juez pueda enviarlo a prisión, ya que "en la cárcel se vive muy bien".
Olivares tiene antecedentes policiales por cuatro robos con fuerza, uno por tráfico de drogas, uno por estragos, una falta de desórdenes públicos y también le consta que fue acusado de estafa en Argentina, según fuentes de la investigación. Llevaba un revólver tipo Bulldog, de 44 milímetros, diseñado por una firma inglesa a finales del siglo XIX, que actualmente constituye un capricho de coleccionistas. Con un revólver British-Bulldog fue asesinado el presidente de los Estados Unidos, James A. Garfield, el 2 de julio de 1881 por el abogado Charles Julius Guiteau. En esta ocasión, el intruso llevaba el arma cargada con cartuchos de fogueo a los que se les coloca una posta como proyectil. "Un arma rudimentaria, pero peligrosa a corta distancia", según las mismas fuentes.
Las mismas fuentes han precisado que el arrestado, que posiblemente sufre problemas mentales, pasará a disposición del juzgado de guardia este viernes por la mañana, en la conducción normal de los detenidos de la capital. Se excluye por tanto que vaya ante el juez a lo largo de este jueves.
Otras fuentes policiales señalaron tras la detención que el hombre, vestido de negro y con un alzacuellos, había viajado desde su ciudad natal (Cuenca) por la mañana y que su intención era "liberar a España de los problemas que sufre". Llegó a la casa del extesorero, en la calle del Príncipe de Vergara de la capital, alrededor de las cuatro y media de la tarde. Tras hacerse pasar por funcionario de instituciones penitenciarias, entró en la vivienda y sacó un revólver antiguo con el que amenazó a las cuatro personas que estaban en la casa. Después les maniató.
Fueron el hijo y un escolta los que lograron quitarse las bridas y reducir a Enrique Olivares. Una vecina llamó al teléfono de emergencias 112 al oír que una mujer pedía auxilio desde una ventana del piso superior. Dos policías municipales que estaban en las proximidades llegaron en breve periodo de tiempo y esposaron al hombre. Después le trasladaron a la Brigada Provincial de Información (dedicada a la lucha antiterrorista y por delitos políticos y de orden público), donde todavía permanece.
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