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el desafío soberanista

Santamaría: “Mas ha abierto un proceso que no sabe cómo cerrar”

El presidente catalán defiende el plantón a la vicepresidenta por “prestigio”

La tensión entre el Gobierno central y la Generalitat no para de subir. Para el Ejecutivo, todo gira en torno a Artur Mas. Él es para La Moncloa el origen del principal problema en la ofensiva soberanista. Si desistiera, todo podría reconducirse, incluso el ambiente social en Cataluña, sostienen en el entorno de Mariano Rajoy. Por eso el Gobierno está cada vez más molesto con Mas y este viernes la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, le metió más presión. Pidió “sensatez” y llegó a decir que Mas ha “abierto un proceso” camino de la independencia “que no sabe cómo cerrar”.

El Gobierno está metiendo presión a los empresarios catalanes para que a su vez intenten convencer a Mas de que rectifique. El Ejecutivo asegura que en privado todos los empresarios le dicen a los ministros que la independencia es imposible y que esta situación inestable no conduce a ninguna parte. Santamaría aseguró que el jueves, en Barcelona, donde participó en un acto con empresarios, detectó que “nadie quiere ese proceso” y el problema está en Mas, que no sabe cómo salir de la situación política en la que se ha metido.

“Los gobernantes estamos para encontrar soluciones. Un Gobierno tiene que cumplir la ley, no se le puede pedir que deje de hacerlo”, remató para descartar que el Ejecutivo vaya a aceptar ningún tipo de consulta. La vicepresidenta ni siquiera quiso plantearse la posibilidad de que haya una declaración unilateral de independencia en Cataluña.

Sáenz de Santamaría hablaba después de que el presidente catalán la dejara plantada en el acto de la entrega de premios de la patronal Fomento del Trabajo en Barcelona por una cuestión de protocolo, ya que él quería presidir el acto pero ella estaba allí como presidenta en funciones.

La próxima semana será Rajoy quien acuda a Barcelona, por primera vez desde la multitudinaria Diada, para inaugurar el primer Foro Económico del Mediterráneo Occidental. Su discurso será analizado con detalle. Está por ver si Mas acudirá y qué sucederá entre ambos, porque la Generalitat no informa de la agenda del president.

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Mas defendió este viernes su decisión de plantar a la vicepresidenta como un gesto para “preservar el prestigio de la institución de la Generalitat”. “La Generalitat, como máxima institución del país no podía quedar en segundo orden”, argumentó Mas, que consideró que haber cedido la presidencia del acto a Sáenz de Santamaría hubiera creado un mal precedente. Situaciones similares, sin embargo, se produjeron con Jordi Pujol y Pasqual Maragall en la Presidencia de la Generalitat.

El pulso con el Gobierno no es el único quebradero de cabeza de Mas, que ve cómo el proceso soberanista está poniendo a prueba las costuras de CiU. Después de que el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, alertara el jueves de una posible ruptura de la federación, el propio Duran y el consejero de Presidencia, Francesc Homs, evidenciaron este viernes la división, aireando sus discrepancias en público. Según Duran, en la lista de agravios presentada por el consejero se exageraban algunas cifras.

Homs, molesto por ser desacreditado, respondió dudando de la lealtad del democristiano a CiU. El líder de Unió, por su parte, contraatacó vía Twitter, insistiendo en su cifra y lamentando que la Generalitat no le hubiera enviado el informe antes de darlo a la prensa. Mas intentó poner paz y trató de buscar un punto intermedio: “Hay deudas que son más inmediatamente exigibles y otras que se pueden exigir quizás con un poco más de plazo, pero todo son deudas, de una forma u otra”, concluyó.

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