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JOSEP PIQUÉ | Consejero delegado de OHL y exministro de Aznar

“Rajoy debe hacer política, el tiempo no resolverá el problema catalán”

El exministro conserva una clara influencia en Cataluña y en Madrid Analiza en un libro la crisis europea

Carlos E. Cué
El exministro Josep Piqué, ahora consejero delegado de OHL.
El exministro Josep Piqué, ahora consejero delegado de OHL.SAMUEL SÁNCHEZ

El omnipresente Josep Piqué (nacido en Vilanova i la Geltrú hace 58 años, la misma edad de Rajoy) fue aspirante natural a la vicepresidencia económica. Pero el presidente nunca quiso darle tanto poder a nadie, apostó por una bicefalia Economía-Hacienda. Así que Piqué se quedó fuera del Gobierno, pero ha conservado una clara influencia en Cataluña y en Madrid. Ahora, recuperado totalmente de un puntual problema de salud, acaba de ser nombrado vicepresidente y consejero delegado de OHL y ha publicado un libro, Cambio de era (Deusto), en el que analiza la crisis europea y el cambio de eje del mundo hacia Asia.

Pregunta. Dice en el libro que España tiene la autoestima baja. ¿Qué parte de responsabilidad atribuye a la clase política a la que usted perteneció?

Respuesta. Cuando yo era ministro de Asuntos Exteriores la percepción exterior de España era espléndida. La crisis nos ha hecho mucho daño. La clase política de entonces y de ahora tenemos nuestras responsabilidades. Pero me admira la manera en la que la sociedad española está haciendo un ajuste muy doloroso que tendrá resultados. Eso sí, sería deseable un impulso reformista mayor por parte del Gobierno.

Rajoy tiene una gestión de los tiempos que muchos no entendemos”

P. España pasa su peor crisis en décadas. ¿Hay un problema de liderazgo?

R. El problema es la desafección de los ciudadanos hacia la política. Eso no se compensa solo con liderazgo. La juventud no se siente vinculada a las instituciones, culpabiliza injustamente a la política de todos sus males. Corremos un riesgo de italianización.

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P. Dice que no le gusta mucho la gestión de los tiempos de Rajoy. ¿Le desespera?

R. Rajoy tiene una manera de gestionar los tiempos que muchas veces los demás no acabamos de entender. Es cierto que ha llegado a ser presidente del Gobierno así, es probable que tenga más razón que los demás. Pero creo que hay cosas que no resuelve estrictamente el tiempo. El problema catalán, por ejemplo, merece ser mucho más proactivo. Esto no lo arregla una negociación económica. El pujolismo político es el pasado, estamos en un nuevo escenario que se instala más en el terreno de los sentimientos, es más difícil de gestionar. Hay que hacer política, en el sentido más noble de la palabra: pedagogía, confrontación seria con argumentos ideológicos. Necesitamos convencer a la mayoría de la sociedad catalana de que es mucho mejor seguir siendo españoles que esa especie de arcadia feliz que pasaría por la independencia.

P. ¿Puede esa “inacción arriesgada” de Rajoy de la que habla en el libro y la actitud de CiU dejar Cataluña en manos de ERC?

R. Sería una catástrofe, me remito a la historia. Cada vez que ERC ha estado en el Gobierno catalán hemos acabado muy mal.

Hay una evolución endogámica de la política, defienden un 'status quo”

P. Usted propone una reforma constitucional. ¿Por qué la derecha española no puede aceptarla?

R. El PP dice que debemos saber por qué para qué reformar. Yo no voy a dar recomendaciones. Pero sí digo que la Constitución es de 1978. El mundo ha cambiado mucho desde entonces. ¿Por qué las instituciones políticas no merecen cambiar? Esto no está en la superficie, es de fondo. Cuanto más tardemos en abordarlo más difícil va a ser resolverlo.

P. ¿Es Rajoy el presidente que necesita España en esta crisis?

R. Creo que hay que darle tiempo al tiempo. El presidente de Francia Giscard d'Estaing le preguntó una vez al primer ministro chino, Zhou Enlai, cómo valoraba la revolución francesa. Habían pasado 200 años, pero le contestó: “Falta perspectiva histórica”. A mí también [para juzgar a Rajoy].

P. Escribe “la sociedad va por un lado, la política sigue anclada en un pasado que no existe”. ¿Qué le dicen sus excompañeros? ¿Hay miedo al cambio?

R. Muchos de mis amigos que dedicaron años a la actividad política como yo hoy están fuera. Hay una evolución endogámica. Una actitud de autoprotección de un status quo que les beneficia pero les aleja cada vez más de la ciudadanía. Hay que cambiar aspectos clave de la ley electoral o de la financiación de partidos. ¿Cuál es el problema? Que los principales beneficiarios del status quo son los que deben cambiarlo, y eso desde el harakiri de las cortes franquistas no lo hemos visto.

P. ¿Dice “se ha ido generalizando la mediocridad basada en la obediencia acrítica”. ¿Va a peor?

R. Creo que va a peor. Se ha roto definitivamente el vínculo entre representantes y representados. Se votan siglas, no personas. Y esas personas saben que su permanencia no depende de los que les votan sino de ser incluidos en unas listas elaboradas por los aparatos de los partidos.

P. Habla en su libro de la crisis de Europa, cuenta que el centro del mundo ya no está aquí, sino en Asia, Singapur, Hong Kong, Shangai. ¿El problema es que Alemania manda demasiado?

R. Alemania manda en Europa, pero no lidera. La palabra líder en alemán es führer. Eso despierta muchos demonios. Alemania no quiere liderar porque no quiere parecer excesivamente poderosa. No hay proyecto político europeo. No hay liderazgo tampoco en las instituciones europeas. El gran problema es la debilidad de la Comisión o del Parlamento.

P. El Gobierno habla de salida de la crisis. Montoro asegura que suben los sueldos. Usted, como otros, les desmiente. ¿Por qué se lleva este Gobierno tan mal con la verdad, con hablar claro?

R. Comprendo que desde el Gobierno después de tantos años se intente transmitir algo que es real, que estamos saliendo de la recesión. Pero mientras no seamos capaces de generar empleo neto significativo, y eso no va a pasar hasta 2015, no me atrevería a hablar de salir de la crisis.

P. Usted es exponente claro de la llamada puerta giratoria en política. ¿Cree que los ciudadanos entienden eso?

R. Espero que sí. Porque la alternativa es que los que se dedican a la política desde los 21 años se quieran jubilar en ella.

Corremos un riesgo de italianización. El escaño depende del aparato del partido”

P. OHL tiene un presidente, Villar Mir, que fue ministro con Arias Navarro, ahora un consejero delegado exministro de Aznar. Otras constructoras también. ¿Conviene dedicarse a la política para llegar hasta aquí?

R. No creo que haya un vínculo específico. Yo llegué a la política después de muchos años en el sector privado. El presidente de OHL, un personaje muy admirado, también venía del mundo privado cuando fue vicepresidente. Un artículo decía “los ministros siempre caen de pie”. Caer de pie es que te busquen un puesto en un organismo internacional.

P. ¿Le preocupa que la imagen de Villar Mir se haya visto vinculada al caso Bárcenas?

R. Para nada. Respecto al caso, dejemos actuar a la Justicia. Ojalá todos tuvieran la misma actitud y evitáramos la vergüenza democrática de lo sucedido con la juez Alaya.

P. Las radiales han sido un fiasco. Ahora en OHL le tocará gestionarlo. ¿Los ciudadanos entenderán que después de 60.000 millones para la banca ahora hay que rescatar autopistas?

R. Hay unas infraestructuras hechas, la alternativa sería cerrar las autopistas. Yo creo que al final, si se pueden utilizar, los ciudadanos lo entenderán. Es una cuestión de pragmatismo.

P. Hemos visto pensiones millonarias de banqueros, bancos que fichan a imputados, sueldos de los consejeros del Ibex 35 que suben pese a la crisis. Además de la política, ¿está dando buena imagen la cúpula empresarial?

En las empresas ha habido casos que escandalizan, pero no generalicemos”

R. No hay que generalizar. Pero hay casos concretos que a mí también me escandalizan y me irritan como a la mayoría de los ciudadanos. Las empresas del Ibex están internacionalizadas, actúan en un mundo que va mucho mejor. En una España en crisis puede escandalizar, pero por ejemplo en OHL el 80% de la actividad está fuera. Eso no impide que le diga que ha habido malos ejemplos y que la arrogancia es muchas veces contraproducente.

P. ¿Qué echa de menos de la política?

R. La política la sigo todos los días. De la actividad política no añoro absolutamente nada.

P. ¿Le llamaron para estar en el Gobierno de Rajoy?

R. Eso pertenece al secreto del sumario.

P. Basta con que no lo niegue. De vez en cuando vuelve el rumor: Piqué vicepresidente económico. ¿Le habría gustado? ¿Aún le gustaría?

P. Piqué es vicepresidente y consejero delegado de OHL y está encantado. Le he dedicado 15 años a la vida pública. Como dicen los británicos, enough is enough (suficiente es suficiente).

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