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JUICIO A UN DIRIGENTE DEL PP

El empresario que acusó a Fabra dice ahora que nunca le pagó sus gestiones

Vilar afirma que las entregas de dinero se pactaron entre las mujeres de ambos

María Fabra

Vicente Vilar, el empresario que denunció al expresidente de la Diputación de Castellón y del PP provincial Carlos Fabra, está en la cárcel cumpliendo condena por una agresión sexual a su ahora exesposa. El mes que viene cumplirá dos tercios de la pena impuesta, diez años de prisión, con lo que podrá pedir la concesión de un tercer grado. Con cuatro meses más, Vilar podría solventar su estancia en prisión por otra condena, de falsedad, tras probarse que manipuló la documentación oficial de unos productos fitosanitarios con el fin de lograr que se autorizaran. Ese mismo objetivo es por el que, supuestamente, Fabra hizo unas gestiones ante los Ministerios de Agricultura y Sanidad, por las que está acusado de tráfico de influencias.

Si Vicente Vilar confirmara el relato que, en diciembre de 2003, plasmó en su querella contra el dirigente popular, en la que aseguró haber pagado a Fabra por esas gestiones, su autoinculpación en el pago de un cohecho le reportaría otra condena. Esta le impediría salir de prisión el año que viene, fecha en la que, según prevé, podrá dejar de estar entre rejas.

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El empresario cambió este jueves, ante el tribunal, su versión de todos esos hechos que han llevado a Carlos Fabra a sentarse en el banquillo acusado de tráfico de influencias, cohecho y cuatro fraudes fiscales, con acusaciones respaldadas por la Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado, además de una acusación popular. Vilar se desdijo y aseguró no haber efectuado ningún pago al dirigente del PP. “Nunca se le dio dinero a Carlos”, afirmó y pasó a dar una nueva versión: “Vino Mampa (esposa de Fabra) y mi mujer le entregó 30 millones de pesetas (180.000 euros) en un maletín negro”. El industrial mantuvo que, posteriormente, hubo otro pago, acordado entre ambas mujeres, de otros 150.000 euros.

Tras su nuevo relato sobre los pagos, Vicente Vilar tuvo que responder a las preguntas sobre a qué obedecían estos. En una ocasión contestó con un “pregunte a mi exmujer” y en otra dijo que “eran una muestra de agradecimiento”.

El empresario también varió su relato sobre las gestiones y reuniones con los responsables de los ministerios en los que se ejercían las mediaciones, recogidas en documentos y aportadas en el sumario. Vilar no pudo negar que estas se produjeran pero afirmó que no tuvieron ningún efecto y que consiguió las autorizaciones para fabricar fitosanitarios porque había aportado toda la documentación necesaria para que así fuera. Con esto, redujo a una casualidad que el visto bueno a uno de sus productos se diera poco después de una reunión en el Ministerio de Agricultura, a la que asistieron dos diputados y un senador de Castellón (uno de ellos también imputado), y en la que se trató del retraso en la tramitación de sus licencias.

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En su declaración resumió sus acusaciones como las provocadas por “dos mujeres codiciosas” y un conflicto personal: “Vas a por mí, yo voy a por ti, afirmó que le dijo a Fabra, “no por venganza sino porque no me apoyó cuando mi mujer me denunció por violación”, añadió. “Fue una ensalada familiar”, señaló en más de una ocasión, antes y después de manifestar que su ex esposa le “denunció por violación, falseando totalmente la historia”. Y agregó “Se me sentencia por su palabra contra la mía, diciendo que la dejé sin nada, y eso es falso y yo no debería estar en la cárcel”.

Vilar fue el último en ser interrogado y el único que respondió a las preguntas formuladas por todas las acusaciones y todas las defensas. Quizá Vilar, con su cambio de versión, se libre de la acusación de cohecho pero se podría enfrentar a otra por denuncia falsa.

“Me tiene un odio visceral”, fue la manera con la que el propio Carlos Fabra describió su relación con Vicente Vilar, que comenzó siendo “normal y cordial”, tal como calificó durante su interrogatorio. En su declaración, el dirigente del PP negó haber hecho cualquier tipo de gestión a favor de los productos del entonces su amigo. Se escudó en su falta de competencia para la autorización de productos fitosanitarios, con el fin de desprenderse de la acusación de tráfico de influencias. Aseguró no haber recibido nunca dinero de Vicente Vilar más allá del pago de 140.000 euros por unos informes que se facturaron a una de sus sociedades, Carmacas. Además, justificó que estos fueran copiados de internet y de una guía de una mutua: “Claro que buscamos información en internet y por eso tiene similitudes, porque la buscamos, igual que se busca la jurisprudencia”.

Además de Fabra y Vilar, este jueves declararon sus ahora exesposas que señalaron a ambos como únicos responsables del manejo del dinero. Por su parte, el exsenador del PP Miguel Prim reconoció haber realizado gestiones ante altos cargos de la Administración sobre los productos del empresario pero que estas se produjeron “dentro de la legalidad”.

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