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Obama alaba ante Rajoy la recuperación española, según La Moncloa

El presidente de EEUU departe un par de minutos con Rajoy en el G-20 El presidente del Gobierno español tiene pendiente cerrar una visita a la Casa Blanca La Moncloa ha dado la versión de la conversación

Vídeo: Atlas
CARLOS E.CUÉ | ENVIADO ESPECIAL

Un año y medio lleva La Moncloa buscando un encuentro en la Casa Blanca entre Barack Obama y Mariano Rajoy. De momento no lo ha conseguido, pero sí, de forma casual y no organizada, ha logrado unas imágenes muy valiosas para Rajoy en uno de los momentos más difíciles de su mandato, acosado de nuevo por el caso Bárcenas. El presidente de EE UU y el español se cruzaron a la entrada de la cumbre del G-20 en San Petersburgo (Rusia) y departieron durante un par de minutos. Las cámaras recogieron su paseo y su charla amistosa, con gestos muy amables de Obama y que acabó con un apretón de manos. Tenían al lado a la traductora de Rajoy y a Jorge Moragas, jefe de gabinete, y el presidente español recurrió a ella en algún momento aunque en otros se le vio hablar con Obama, necesariamente en un inglés que Rajoy no domina pero que se está esforzando por mejorar.

Según La Moncloa, fue Obama quien se acercó a Rajoy y alabó la recuperación de la economía española. El presidente de EE UU dijo, siempre según la versión española, que “veía como las reformas empezaban a dar resultado”. Fue el español quien redujo ese entusiasmo al señalar que era cierto “pero hay que seguir trabajando”. Es la versión española, siempre amable, pero es cierto que en las imágenes que transmitió la organización se ve cómo el presidente de EEUU hace un gesto del despegue de un avión mientras habla con Rajoy.

España ha dejado de ser el protagonista negativo del G-20 que fue el año pasado, cuando acaba de aprobarse el rescate bancario y aún así la prima rozaba los 600 puntos. Tanto en EE UU como en otros países se va instalando poco a poco la idea de que España ya no es un grave problema para la estabilidad económica de Europa, aunque los datos indican que el crecimiento y la creación de empleo están aún lejos. Y por eso se ve a la delegación española mucho más tranquila.

Sin embargo, la clave, para la diplomacia española, es lograr una reunión en la Casa Blanca. EEUU estudia mucho sus gestos y una conversación informal en un pasillo, y no una reunión a puerta cerrada, no tiene ni de lejos la misma trascendencia que una reunión programada. La Moncloa lleva meses trabajando para lograr esa reunión, siempre sin éxito. Se ha ido retrasando todos los plazos anunciados. Después de este breve y casual encuentro en el G-20, parece que las cosas pueden avanzar. Obama, siempre según la versión española, le dijo a Rajoy que “ha dado instrucciones a su equipo para arreglar esa visita en los próximos meses”.

El límite no parece muy concreto. La Moncloa ya había descartado una reunión este mismo año, como deseaba. “La haremos en 2014, sin agobios”, se decía en el Gobierno. Este “en los próximos meses” parece consolidar la idea de una cita en 2014 pero esta vez, en apariencia, sin nuevos retrasos. En cualquier caso ya se han puesto en marcha los gabinetes de Rajoy y Obama para cerrar una fecha. En La Moncloa insisten en que fue Obama quien lo planteó, que el presidente español no pidió nada.

Obama ha venido a San Petersburgo a buscar apoyos para su decisión de lanzar un ataque sobre Siria. Pero de momento no parece que España, que ha marcado un perfil bajo en este tema, vaya a ser uno de esos apoyos. Italia ha marcado una posición mucho más clara y ya ha dicho que sin resolución de la ONU no apoyará el ataque. Francia está con EE UU. España se mueve en la ambigüedad e insiste en que quiere esperar a ver el informe de los expertos de la ONU para fijar una posición. No consta que Rajoy y Obama hablaran de Siria –el encuentro fue muy breve y delante de las cámaras con el riesgo de que hubiera micrófonos grabando, no parece el lugar más adecuado- pero en cualquier caso parece muy improbable que España se sume a esta carrera. Rajoy tiene muy presente el ejemplo de Aznar en 2003 –él era el vicepresidente- y quiere hacer lo contrario que su mentor: buscar el mínimo protagonismo posible en un asunto muy delicado que ni siquiera ha logrado la aprobación del parlamento británico. La solución intermedia que se está fraguando en San Petersburgo entre la delegación de EEUU y las europeas consiste en buscar una posición de mínimos entre los cinco grandes países europeos, entre los que está España, que no incluya un apoyo o un rechazo explícito de la intervención. A eso España si podría sumarse.

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