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La futura presidenta prescindirá de todo cargo salpicado por los ERE

No contará con la eficaz consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, y también del viceconsejero de la Presidencia, Antonio Lozano

Lourdes Lucio

Susana Díaz desveló ayer el primer lienzo del muro con el que pretende separar su andadura al frente de la Junta de Andalucía del caso del fraude de los ERE, en el que hay 116 imputados, entre ellos más de una veintena de cargos y ex altos cargos de la Administración autonómica. Pero aún queda otra parte por descubrir, que se producirá cuando dé a conocer el próximo lunes su primer Gobierno. Díaz tiene decidido prescindir de todas aquellas personas que puedan ser rozadas por los autos de la juez instructora del caso, Mercedes Alaya, y evitar que alguien que se siente en su Consejo de Gobierno pueda ser imputado. Los socialistas mantienen que no hay razones judiciales para que este hecho se produzca, pero ni las predicciones ni los convencimientos sirven con la magistrada sevillana.

Este razonamiento político le va a llevar a prescindir de la eficaz consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, y también del viceconsejero de la Presidencia, Antonio Lozano, que ha sido imputado por la juez porque fue director general de Presupuestos cuando Griñán era consejero de Economía y Hacienda. A ese departamento llegaron 15 informes de la Intervención General advirtiendo contra el procedimiento administrativo para conceder las ayudas de los ERE, aunque sin alertar del menoscabo de fondos públicos. Aguayo ha admitido que ella no pasó esos informes a Griñán.

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Será Díaz la que marque la altura de ese muro en el que acecha el Partido Popular. Cuando presentó su dimisión como presidente, Griñán aseguró que el PP se quedaba sin la crítica de los ERE y que ahora tendría que exponer su proyecto político. No es probable que esto ocurra. De hecho, el PP considera a Díaz, que no ha estado en ningún Gobierno andaluz donde se aprobaron las ayudas a los expedientes de regulación de empleo investigadas, “heredera” de ese fraude. En cualquier caso, la presión que pueda ejercer el presidente popular, Juan Ignacio Zoido, sobre Díaz es minúscula en comparación con la que metía Javier Arenas. Zoido, que compatibiliza este puesto con el de alcalde de Sevilla, está de paso en el PP andaluz y en su partido empiezan a verse las grietas que generan su interinidad y la falta de un candidato con voluntad de permanencia. Pese a ganar las elecciones pasadas, 31 años lleva el PP en la oposición en Andalucía, los mismos que el PSOE en la Junta.

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