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Dirigentes del PP plantean renovar el partido a fondo tras el ‘caso Bárcenas’

El partido se divide entre un sector que pide una remodelación radical con caras nuevas y otro que quiere una transición moderada con Cospedal al frente

Francesco Manetto

La profunda crisis de credibilidad que vive el PP a cuenta de la doble contabilidad reflejada en los papeles de su extesorero Luis Bárcenas ha llevado a dirigentes del partido a defender internamente una renovación a fondo de la formación. La caída en picado de la confianza de los electores recogida en las encuestas; la amplitud de las acusaciones del antiguo responsable de finanzas; un supuesto engaño al Tribunal de Cuentas que abarca dos décadas de gestión y a cinco secretarios generales... en definitiva, un desgaste sin precedentes en democracia, abren la puerta a una nueva etapa que, según un sector popular, debería pasar por una remodelación total de la cúpula del partido y, en opinión de otros cargos, por una transición moderada en la que María Dolores de Cospedal seguiría al frente del PP. Ante el laberinto de Bárcenas, y tras consultar con altos cargos del partido y miembros del Gobierno, van cobrando fuerza estas dos opciones. Esto es: borrón y cuenta nueva o renovación discreta.

Con un calendario electoral por delante que empieza con las europeas de 2014, un sector del partido considera llegado el momento para emprender una regeneración a fondo de la formación en el nuevo curso. “No basta una convención como la prevista en octubre para hacer los cambios, es necesario un congreso extraordinario donde haya una ejecutiva completamente nueva liderada por Rajoy. No se cuestiona su liderazgo sino la necesidad de afrontar el nuevo tiempo creado tras el escándalo de Bárcenas con un equipo sin tacha”, explica un dirigente popular. “Algunos podrían ser dirigentes de sectores autonómicos, alejados del escándalo y que en los últimos meses han reclamado transparencia y regeneración. Sería otro PP, que también pasaría por una fase de transición: un partido que busque la conexión con los ciudadanos a través de nuevas caras”, añade un cargo gubernamental.

La otra hipótesis, según varios cargos del partido, reclama una renovación de parte de la cúpula, pero con Cospedal al frente, rodeada de personas de confianza, y la salida de Arenas. “Hay que romper todo lo que suene a Bárcenas y Cospedal no puede ser la víctima porque su vinculación con el extesorero es nula”, señalan estas fuentes, que defienden una especie de “segunda parte” del caso con una gestión centrada en la recuperación de la confianza. La continuidad de Cospedal también está relacionada con el mensaje que se quiera transmitir. “Su destitución ofrecería una imagen muy negativa del partido y de la gestión del caso. Además, le restaría opciones de volver a ganar en Castilla-La Mancha”, señala un dirigente del Gobierno.

Las quinielas sobre los cambios en el PP están relacionadas, desde principios del verano, con cambios en el Gobierno de Rajoy. “No sería procedente un cambio del Ejecutivo a raíz del escándalo, porque no hay ningún ministro que esté salpicado por los papeles del extesorero”, opinan en el PP. Salvo Rajoy, nadie de su gabinete figura en los apuntes de Bárcenas. El caso de Miguel Arias Cañete es distinto, puesto que el titular de Agricultura ha manifestado en repetidas ocasiones su deseo de ser comisario europeo. Por tanto, muchos en el PP ven probable que encabece la lista para esos comicios. Su salida daría paso a una remodelación del Ejecutivo y, como consecuencia, en el partido. Hace un año, el presidente proclamó: “Arenas sigue aquí porque le necesito yo. Para que quede claro”. Entonces, se dispararon las especulaciones sobre su entrada en el Gobierno. Tras su relación con Bárcenas, salió de todas las quinielas.

“Le tuvieron que pagar el sueldo”

El extesorero del PP Ángel Sanchis señaló este lunes que el antiguo responsable de finanzas de los populares Luis Bárcenas puede hacer “mucho daño” a la formación, porque con esta situación están “perdiendo todos”.

“Todo esto es un desastre para España, para la democracia y para la credibilidad. Otros podrán pensar que es mejor para ellos, pero si de esto deviene que España se convierte en cinco o seis partidos que se quieren anticipar para gobernar, será un desastre”, manifestó en una entrevista en La Sexta.

Sanchis constató que Bárcenas “no dice cosas muy buenas” de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y que es “su enemiga” porque “filtraba mentiras”. En cambio, en su opinión, sostiene que Bárcenas habla “muy bien siempre” del presidente Mariano Rajoy y que era “muy amigo” de Javier Arenas.

Sobre la comparecencia del presidente del Gobierno el pasado 1 de agosto en el Parlamento, Sanchis dijo que Rajoy “tenía toda la razón y dijo la verdad”, aunque matizó que “pudo pecar de no decir, pero no dijo falsedades”. Bárcenas, consideró, “se puso a disposición del partido, y el partido le tuvo que pagar el sueldo, hasta que se supiera que se hacía con él, pero es cierto que no tenía ninguna injerencia en el partido, simplemente cobraba a fin de mes”. También recordó que Bárcenas tuvo "un sueldo muy alto desde tiempos inmemoriales".

En opinión de Sanchis, cuando Rajoy dijo que Bárcenas no estaba en el partido no mentía, ya que el extesorero estaba en "stand by, cobrando simplemente el sueldo hasta que se viese qué es lo que pasaba". En esta línea, matizó que no tenía "ninguna actividad ni injerencia" en el partido. A su juicio, en cualquier caso, hay cosas que "no se podrán demostrar", lo que, en su opinión, "creará una frustración en la gente que piensa que ha robado".

En cualquier caso, la decisión última le corresponde a Rajoy, quien podría optar, como es habitual, por esperar a que remita el escándalo, sorprender a la vuelta del verano con una remodelación o incluso no hacer nada y limitarse a intervenir más en el partido. De momento, se trata de planteamientos. Aunque estos planteamientos, apunta un dirigente, “sirven para hacer pensar a quien decide”. Esto es, el propio Rajoy.

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Nadie logró dentro del PP lo que ha provocado el extesorero con su confesión al juez. Su ataque llevó a Rajoy a comparecer en el Parlamento para tratar de apagar el incendio ante la opinión pública y evitar la moción de censura que planteaba el PSOE. No obstante, las amenazas del extesorero no han cesado, y el principal partido de la oposición ha roto relaciones y no dejará de pedir su dimisión. La fuerza arrolladora del escándalo, que ha llevado a la investigación más amplia nunca abierta a una formación política, quedará reflejada hoy y mañana en la Audiencia Nacional. Dos exsecretarios generales y la actual número dos comparecen como testigos ante el juez Pablo Ruz para dar cuenta de la contabilidad en dos etapas que siempre habían representado un antes y un después en la cúpula del PP. Abanderan dos generaciones: por un lado, la de Francisco Álvarez-Cascos y Javier Arenas, y por otro la de Cospedal, que también encarnan dos estilos de gestión. Cascos, quien hace tiempo rompió con el PP, fue responsable del partido durante la década de los noventa, cuando Bárcenas afianzó su sistema de pagos en dinero negro y donaciones opacas al fisco. Arenas, veterano hombre fuerte de la dirección y actual vicesecretario, trabó amistad con el extesorero y sigue siendo muy próximo a Rajoy. No obstante, su actividad en Génova desde el congreso de 2012 ha sido prácticamente nula, y desde el estallido del escándalo, ha enterrado su perfil público. Mantiene una relación de desconfianza con Cospedal, cuestionada internamente por la gestión del caso y quien, según la versión más extendida, fue la que forzó la salida de Bárcenas, aunque el extesorero fue dado de baja del partido el 31 de enero de 2013, el mismo día en que EL PAÍS publicó su contabilidad manuscrita.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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