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'caso bárcenas'

Mariano Rajoy, Luis Bárcenas y el arte de ponerse en lo mejor

El líder del PP defendió con ardor hasta 2010 al extesorero Cuando esa táctica se hizo insostenible, optó por el olvido

Francesco Manetto
Bárcenas, en la Audiencia Nacional, antes de ingresar en prisión.
Bárcenas, en la Audiencia Nacional, antes de ingresar en prisión.Kike Para

El 2 de abril de 2009, Mariano Rajoy se la jugó. En un acto del PP celebrado en Vitoria, el entonces líder del principal partido de la oposición afirmó, sin medias tintas, que “nadie” iba a poder demostrar la culpabilidad de Luis Bárcenas y su implicación en el caso Gürtel. La contundencia de esa frase sorprendió incluso a quienes en el PP esperaban una defensa cerrada del extesorero. Y ahora, 10 días después de que el antiguo responsable de finanzas, que llegó a amasar 48 millones de euros, ingresara en prisión, esas palabras siguen chocando con la habitual prudencia del presidente del Gobierno.

Tan solo tres meses después, en julio de 2009, el Tribunal Supremo citó a Bárcenas como imputado y el partido forzó su dimisión provisional. Aun así, la cúpula de los populares cerró públicamente filas con él de forma muy llamativa. “El PP confía en la inocencia de Luis Bárcenas y que así se demostrará en los Tribunales de justicia. El partido quiere expresar su reconocimiento a los más de 28 años de servicios de Luis Bárcenas a nuestro partido, que han sido ejemplo de profesionalidad y buen hacer”, rezaba un comunicado de la dirección aprobado por el propio Rajoy. Vistas con perspectiva, estas reacciones resultan tan incómodas que los dirigentes del partido llevan meses empleándose en recordar que “este señor” o “esta persona” hace años que no ocupa cargos de responsabilidad.

Silencio y contraataque

La dirección nacional del PP ha decidido contraatacar. Los dirigentes del partido han pasado esta semana de eludir hablar del escándalo del extesorero de la formación a centrar su estrategia en arremeter contra el PSOE.

Esta táctica se centra en el caso de los ERE en Andalucía, pero además de la investigación del escándalo el PP también trata de ahondar en la herida al atacar la gestión del presidente de la Junta, José Antonio Griñán. Un Gobierno que el PP califica en un argumentario interno de "modelo económico social-comunista". Esta hoja de ruta, inaugurada por el número tres de los populares, Carlos Floriano, va más allá en la defensa de la contabilidad y las retribuciones del partido. El dirigente popular llegó a asegurar que "los únicos sueldos legales y transparentes que se conocen son los del PP". Sobre el escándalo de los ERE, Floriano y otros cargos enfatizaron este mensaje: "Se repartieron 1.200 millones algunos socialistas, comisionistas y sindicalistas... Dios los cría y ellos se juntan". Lo que quieren transmitir desde Génova es que "partidos condenados por financiación ilegal no pueden dar lecciones de transparencia". Ayer Esteban González Pons exigió a Alfredo Pérez Rubalcaba "que rectifique y pida perdón" por sus declaraciones sobre las juez Mercedes Alaya.

Bárcenas, en realidad, conservó un despacho en Génova, 13, hasta el pasado enero. Y el partido le despidió el día 31 de ese mes, cuando EL PAÍS publicó la contabilidad manuscrita del extesorero. No obstante, hace años que el presidente del Gobierno evita mencionar el nombre de ese dirigente de confianza. Incluso cuando lo defendía sin matices, hasta 2010, lo hacía a través de referencias indirectas. Entonces estaba asesorado por el responsable de Justicia del PP, Federico Trillo. Y en pleno vendaval por el caso Gürtel, Rajoy afianzó su estrategia ante los escándalos: una táctica que desde entonces siempre ha respondido a algunos patrones.

En primer lugar, minimizar el ruido situándose en la mejor de las opciones. Esto es, actuar como si una imputación fuera una hipótesis improbable y no hubiera condena posible. En segundo lugar, hacer caso omiso de las tormentas. Esperar a que escampe. Tres: recurrir a la teoría de la conspiración contra su formación, lo que ahora la dirección nacional ha calificado a través de Carlos Floriano de “causa general”. Cuatro: cuando las circunstancias hacen insostenible una defensa a ultranza, optar por el silencio. Además, ahora como entonces, cargos del PP recuerdan que no le gusta tomar medidas drásticas y no le ven, por ejemplo, levantar el teléfono para comunicar una destitución.

Rajoy apoyó abiertamente a Bárcenas hasta que las evidencias judiciales cambiaron el escenario. Empezó así una especie de estrategia del olvido, una opción que le permitió empezar a enterrar el escándalo con discreción. Desvinculándose de él, pero sin atacarle de manera directa. Esta hoja de ruta lleva cuatro años disparando especulaciones sobre el chantaje a la cúpula y al jefe del Ejecutivo. Ya en 2009, aseguró que ni tolera chantajes ni Bárcenas intentó hacerlo. Enfatizó, además, una frase que es toda una declaración de intenciones y sonaba casi a advertencia: “Yo no funciono a base de presiones”.

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Con Bárcenas en la cárcel, Rajoy quiso dejar claro la semana pasada que “ni ahora ni en ningún otro momento” se ha sentido amenazado por el extesorero. Y el lunes trató de transmitir un mensaje de distensión a la plana mayor del partido. “Llevamos más de cuatro años con determinado asunto y seguiremos así un tiempo”. Y, sin valorar las consecuencias de ese ingreso en prisión, pidió a los suyos seguir adelante.

Del “nadie podrá probar que no es inocente” a “la segunda ya... tal”

  • "Vamos a defender a todos los militantes. Pero si alguien ha hecho algo que no debía, tendrá que asumir sus responsabilidades". 3 de marzo de 2009, en una reunión del PP tras las elecciones gallegas.
  • "Ellos afirman su inocencia y yo estoy convencido de que nadie podrá probar que no son inocentes". En referencia a Bárcenas y al exeurodiputado popular Gerardo Galeote, entonces acusado por el juez Baltasar Garzón de recibir sobornos de la red Gürtel. 2 de abril de 2009, en un acto del PP celebrado en Vitoria.
  • "Yo soy sospechoso de muchas cosas, pero si algo he demostrado en política es que no acepto chantajes ni presiones. Dicho esto, a mí Bárcenas no me ha chantajeado. Yo no funciono a base de presiones". 15 de julio de 2009. Foro Abc en Málaga.
  • "¿Por qué dimitió Bárcenas como tesorero? Supongo que porque hizo una reflexión de lo que más le convenía a su partido y a él mismo. No estar en la primera línea. El asunto ya pasó, no voy a entrar en esto. Vino a despedirse, lógicamente estaba muy afectado. Es una persona que ha trabajado toda su vida en el PP y que ha hecho muchas cosas bien. Y, sobre todo, lo que yo vi es que se sentía indefenso. También habían imputado a su mujer. Luego la desimputaron. Mientras los jueces no digan lo contrario, nunca declararé a nadie culpable". 31 de octubre de 2010. Entrevista en EL PAÍS.
  • "No voy a citar a nadie; no lo hice ayer y no lo voy a hacer hoy. Pero las personas que ha citado usted hace ya años que no asumen ningún tipo de responsabilidad en mi partido". El presidente del Gobierno solemnizó así su respuesta desde la tribuna del Congreso, durante el último Debate sobre el Estado de la Nación, a los grupos de la oposición que le exigían una condena de Luis Bárcenas. 21 de febrero de 2013.
  • "Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto. Salvo alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación. Dicho de otra manera, es total y absolutamente falso". Rueda de prensa conjunta con Angela Merkel, celebrada en Berlín el 4 de febrero de 2013.
  • "¿Se siente usted amenazado o preocupado por lo que pueda destapar Bárcenas una vez que está en la cárcel? Tengo que decir que no, ni ahora ni en ningún otro momento eso se ha producido ¿Le parece una noticia positiva para los ciudadanos la entrada en prisión de Luis Bárcenas? Eeeh, la segunda ya... tal". 28 de junio de 2013, en una comparecencia tras la reunión del Consejo Europeo en Bruselas.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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