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PSOE y PSC sellan su pacto federal sin resolver el conflicto por la consulta

Los barones del PSOE aprueban por unanimidad su nuevo modelo territorial Los socialistas catalanes seguirán defendiendo el “derecho a decidir”

La dirección del PSOE y sus 17 barones territoriales sellaron este sábado con un acuerdo unánime el giro federalista iniciado por el partido hace nueve meses para responder al desafío soberanista en Cataluña y evitar el divorcio con el Partit del Socialistes de Catalunya (PSC). El Consejo Territorial, reunido en Granada, aprobó un documento que propone modificar la Constitución en sentido federal, “reformar el Estado autonómico para salvarlo”. La situación que dio origen a este proceso, sin embargo, va a seguir igual: el PSC confirmó que, aunque está muy satisfecho con el documento y lo asume como propio, continuará defendiendo el “derecho a decidir de Cataluña”; un concepto que el PSOE rechaza —porque supone trocear la soberanía del pueblo español— y que en el documento no figura. El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, admitió que esa “discrepancia” seguirá existiendo, pero le quitó importancia; insistió en que de Granada sale un “modelo compartido por PSOE y PSC” para evitar que en España se “vuelen” los puentes entre los territorios.

“Los socialistas seguimos creyendo en el Estado de las autonomías. Y lo seguiremos defendiendo como el único marco político viable”, reza la Declaración de Granada, un texto —distinto al documento de fondo— que Rubalcaba leyó a pleno sol rodeado por los secretarios generales del PSOE en todas las comunidades (incluido Pere Navarro, del PSC). Pero ese marco político, prosiguió, necesita hoy una revisión “profunda” y “urgente” ante las tensiones territoriales existentes. “Ni el retroceso ni la ruptura son la solución que España necesita. Tampoco lo es el inmovilismo, porque hay realidades que están ahí y no se pueden ignorar. El federalismo es el único punto de encuentro posible para restablecer el consenso territorial en España”, zanjó el líder del primer partido de la oposición. Y al federalismo solo se puede llegar a través de una reforma constitucional, para la que Rubalcaba pidió, si un día se produce, “un nivel de consenso al menos tan amplio como el de 1978”.

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El del federalismo es un debate que no estuvo sobre la mesa del PSOE hasta septiembre del año pasado, cuando la explosión soberanista en Cataluña enfrentó al equipo de Rubalcaba con la dirección del PSC (que tomó posición en contra de la independencia pero a favor del “derecho a decidir” y de una consulta “legal y pactada” con el Estado). El PSOE optó entonces por aceptar cierto viraje federal para evitar la ruptura con su partido hermano y, a la vez, tratar de frenar el órdago independentista, según explicó entonces Rubalcaba y repitió ayer. Ahora los socialistas han llegado a la conclusión de que la vía del federalismo es su “obligación histórica con España”.

“Lo que hoy compartimos con el PSC es un proyecto para Cataluña y para España. Un proyecto para seguir juntos, esto es lo que hemos sacado [de la reunión]. Un proyecto que sale al paso de la situación que hay en Cataluña”, dijo más tarde el secretario general del PSOE en rueda de prensa. “Hay gente que piensa que en Cataluña no pasa nada y no hay que hacer nada; creo que se equivoca. Hay quien piensa que lo que hay que hacer es irse, romper con España; creo que se equivocan también. Nosotros estamos dispuestos a buscar un nuevo pacto para buscar un mejor acomodo para Cataluña y el resto de las comunidades. Ese es el acuerdo que hoy ofrecemos PSC y PSOE al conjunto de los ciudadanos de España”.

Aunque el origen del viraje fue la crisis en Cataluña, otras federaciones del PSOE se han mostrado en estos meses firmes partidarias de dar el salto al federalismo; la primera, la más importante: Andalucía; también las de la Comunidad Valenciana y Baleares. Y otras como la asturiana, la extremeña o la castellano-manchega, en principio más reacias a ese giro en el debate territorial del partido, han parecido asumir que era inevitable y han colaborado a matizar el texto final. Ayer, el extremeño Guillermo Fernández Vara subrayaba por ejemplo que el documento, aunque aboga por crear un capítulo de “hechos diferenciales” en la Constitución, añade que nunca podrán dar lugar a “privilegios” (algo en lo que Rubalcaba también puso énfasis). Javier Fernández, presidente de Asturias, afirmó que el único objetivo es que “un país que ya es federal” en su funcionamiento se dote de “una Constitución federal”. Y otros, como Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha, o el vasco Patxi López, destacaban que el texto está escrito de forma que pueda contentar a todos.

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De hecho, ayer ya se produjo una primera interpretación dispar en algo fundamental. El documento propone que el nombre de las comunidades autónomas se incluya en la Constitución “con la denominación por ellas elegidas en sus Estatutos”. El PSC consideró que eso permitiría a Cataluña inscribirse como nación, porque el preámbulo de su Estatuto la define así. Rubalcaba consideró que no, porque el Constitucional quitó validez jurídica a ese preámbulo. Ambos defenderán sus interpretaciones contrapuestas.

El PSC, en cualquier caso, no escondía su satisfacción. Navarro calificó de “histórico” el encuentro de Granada y auguró que “va a poner nerviosos a algunos, especialmente a los que quieren romper”, en referencia a CiU y ERC, pero también a los sectores más catalanistas del PSC. El líder socialista catalán afirmó que el texto recoge “las cuatro erres” que defendía su partido: reconocimiento de la singularidad de Cataluña, recursos económicos con un modelo de financiación que incluya el principio de “ordinalidad” —que las comunidades que más aportan a la solidaridad interregional no bajen puestos en renta per capita—, representación territorial con un nuevo Senado y reglas competenciales claras.

No se ha incluido en el texto, sin embargo, ni el “derecho a decidir” ni la apelación al “Estado plurinacional” que reclamaban los socialistas catalanes ni la posibilidad de organizar “referendos territorializados”.

Para Navarro, el acuerdo alcanzado es “un camino que interpela a los que quieren separar”. Y donde el PSOE ve un punto de llegada el PSC ve uno de partida: “Un camino de futuro que se va a ir ampliando”.

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