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El hombre de los maletines con 4 millones de UM confiesa a la policía

Miguel Llinás, ‘Cameta’, acudió el viernes a la comisaría de Palma y narró cómo recibió dos entregas de los Sanahuja de Sacresa

Un hombre de paja, el empresario y político de Campos (Mallorca) Miquel Llinàs apodado Cameta, compareció este viernes, voluntariamente, ante la Policía de Delincuencia Económica de Palma para detallar cómo, en dos ocasiones, en 2006, acudió a recoger en lugares públicos de la isla sendas entregas de maletines millonarios. Fueron cuatro millones, los pagos de un cohecho para la cúpula de Unió Mallorquina (UM). La paga y señal previa y el cierre del acuerdo corrupto y confeso de la venta amañada del solar del Consell de Mallorca de Can Domenge, por 30 millones de euros, a la inmobiliaria Sacresa.

Cameta entregó el eslabón final. El emisario que se otorga un papel secundario en la trama, el hacer un favor a un amigo, un “coge eso que te darán allí”, con su confesión cierra una cadena del cobro de un soborno de cuatro millones, según las anteriores declaraciones escritas del pagador y al menos dos perceptores: el empresario Román Sanahuja, y los políticos de UM, el preso Tomeu Vicens y el ex consejero Miquel Nadal.

Llinás acudió a la Policía en compañía del letrado penalista Gaspar Oliver que rechazó comentar anoche el episodio porque el caso está bajo secreto estricto. Faltan ubicar el trayecto bancario de los fondos y el reparto en Mallorca entre la cúpula de UM.

La declaración detallada y de total colaboración del cobrador se prolongó a lo largo de dos horas, entre las diez de la mañana y las doce. La Fiscalía Anticorrupción que tiene una radiografía bancaria y empresarial de Llinás y del resto de implicados no acudió al interrogatorio. El caso será juzgado de manera autónoma porque no fue descubierto ni instruido en la causa central de Can Domenge, vista para sentencia.

Los pagos de Sacresa a UM fueron desvelados semanas atrás, por escrito, ante la Fiscalía Anticorrupción y después ante la Audiencia de Palma por el pagador, el empresario Román Sanahuja, y uno de los primeros perceptores, Tomeu Vicens, el político de Unió Mallorquina (UM). Otro beneficiario el ex presidente de UM, Miquel Nadal, asumió los pagos: “He reconocido un cohecho”, dijo al Tribunal. La tercera supuesta implicada, Maria Antònia Munar –exlíder de UM y expesidente del Consell de Mallorca- lo rechaza de plano.

Este caso de cohecho fue desvelado por Tomeu Vicens, fue el primer en cantar, al reconocer el cobro de los cuatro millones. Afirmó que dos millones los dio a Munar, en su despacho, con destino al partido, UM, y que tres paquetes de 450.000 euros cada uno fueron para los consejeros de la cúpula del partido y del Consell de Mallorca: el mismo Vicens, otra vez Munar y Miquel Nadal. No se conoce el destino de una cuarta entrega.

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Tras Vicens, Román Sanahuja de Sacresa, confirmó el delito confeso y detalló su entrega, en dos plazos, a cargo de su hijo, quién tomó un jet privado y voló con fondos de la empresa, entre Barcelona y Mallorca. Allí le esperó el enviado, Cameta, que tomó el dinero y lo pasó a Vicens.

Según el relato judicial y policial de los interesados, el círculo de la historia está cerrado. El consejero Miquel Nadal fue quien reclamó por UM el cohecho y lo comunicó al constructor de Palma y socio de Sacresa, Pedro Ferrá; éste lo dijo al exconsejero de la Generalitat Joan Maria Pujals, que era asesor de los Sanahuja de Sacresa en la operación de Can Domenge. Pujals hizo de correveidile y trasladó la demanda de los cuatro millones a Mario Sanz que era director general de Sacresa y éste al consejo de familia. El patriarca detalló ante el tribunal la exigencia. “Lo que me pasó en Mallorca no me ocurrió en ninguna otra parte”, proclamó.

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