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El PP calla ante Rajoy su “bochorno” por la corrupción y cierra filas con el líder

El presidente dice que el partido está tranquilo y pide seguir adelante Cospedal asegura sobre Bárcenas: “No tengo miedo a nada” Aguirre evita quejas directas

Foto: overonaelpais | Vídeo: EL PAÍS-LIVE
Francesco Manetto

La cúpula del PP y los barones territoriales del partido afrontaron este lunes el caso Bárcenas, cuatro días después del ingreso en la cárcel del extesorero, con sentimientos encontrados. La plana mayor de los populares, reunida en el Comité Ejecutivo Nacional, trató de trasladar una imagen de cohesión y tranquilidad, sin apenas alusiones al escándalo. Las quejas y el “bochorno” por las tramas de corrupción que afectan a la formación se quedaron en la puerta de Génova, 13, donde algunos dirigentes no dudaron en condenar sin medias tintas las conductas impropias. María Dolores de Cospedal, número dos del partido y responsable de la gestión interna del caso, dejó claro por vez primera en los últimos días que no teme la reacción de Bárcenas.

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A puerta cerrada, Mariano Rajoy fue el único en referirse indirectamente al antiguo responsable de finanzas. Ni siquiera mencionó su nombre, como es habitual, y dedicó unas pocas palabras “sobre las informaciones de estos últimos días”. Pero el presidente del Gobierno aprovechó su intervención, muy centrada en la recuperación económica y en el papel de España en la UE, para transmitir distensión —el PP está “tranquilo”— y pedir a los suyos que sigan adelante. Recordó que su formación lleva cuatro años, desde que estalló el caso Gürtel, afrontando estos asuntos y también admitió que no hay visos de que se resuelva a corto plazo. Aun así, insistió en el argumentario oficial desde que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz decretó cárcel para Bárcenas. Esto es, “el partido ofrece máxima colaboración a la justicia y no juzgamos las decisiones de los tribunales”.

Tras la reunión del Comité Ejecutivo, en la que además de Rajoy y Cospedal solo intervino el andaluz Juan Ignacio Zoido para valorar el escenario que abre en su tierra el relevo del socialista José Antonio Griñán, la secretaria general volvió a destacar “el ejercicio de transparencia” realizado por el PP en los últimos meses.

Pero esta vez fue un poco más allá. Evitó pedir perdón en nombre del partido y defendió las explicaciones y escasas valoraciones ofrecidas hasta ahora sobre este último capítulo del caso Bárcenas. Aun así, enfatizó un mensaje, en la misma línea de lo manifestado el viernes por el propio Rajoy. ¿Teme las revelaciones de Bárcenas?, le preguntaron. “No tengo miedo absolutamente de nada, en este sentido que me plantea”, aseguró Cospedal. “Más allá de comentarios, interpretaciones y dimes y diretes de los unos y los otros”, prosiguió la número dos del partido, existe “un procedimiento judicial que está en marcha y me remito a él”. “El ejercicio de transparencia y de ejemplaridad que ha hecho el PP es único en la democracia española. Y es apreciado por los ciudadanos”, trató de zanjar.

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Ese ejercicio de ejemplaridad es el que siempre ha reclamado ante Rajoy y la cúpula del PP la expresidenta de la Comunidad de Madrid. No obstante, Esperanza Aguirre no llevó su discurso a la reunión. Lo dijo fuera. A su llegada a la sede nacional de la formación aseguró que se siente “absolutamente abochornada por la corrupción en el PP”. “Los políticos honrados estamos indignados”, manifestó la líder de los populares en Madrid, quien también aseguró que Rajoy está “igual de abochornado” que ella.

El presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra, también prefirió pronunciarse sobre ese bochorno en la calle. “No son situaciones cómodas para nadie, pero confiamos en la justicia y sobre todo en la transparencia del partido de todos estos años”, aseguró en referencia a los casos de corrupción. El presidente de la Xunta de Galicia, otro de los barones que en más de una ocasión ha reclamado explicaciones a la dirección del partido, señaló al término de la reunión, también ya en la calle, que “el PP es un partido democrático que, si ha tenido alguna persona que ha cometido delitos los ha de pagar”.

Cierre de filas con el jefe del Ejecutivo y la secretaria general en otro momento delicado del caso Bárcenas. Este es el mensaje que, públicamente, quisieron trasladar los máximos dirigentes populares. “Aquí nadie tiene miedo a nada”, reiteró Alicia Sánchez-Camacho en la puerta. Mientras, Arantza Quiroga quedó encargada de marcar el camino: “Yo ya he dicho lo que sentimos y ahora lo que tiene que hacer el PP es recuperar esa credibilidad con hechos. El PP está afrontando esta situación complicada y confío en la dirección del PP para sacarla adelante”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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