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‘IN MEMORIAM’

Luis Cobiella, el mundo en la isla

El primer diputado del Común canario fue un humanista integral y un hombre de diálogo

El pasado lunes falleció Luis Cobiella en Santa Cruz de La Palma a la edad de 88 años. Humanista integral, químico de formación, matemático docente por vocación, gestor empresarial de profesión. En sus ratos libres, compositor, poeta, teólogo. Todo lo desarrolló sin salir de su isla. Humildemente. Dialogando, oyendo, nunca discutiendo. Tolerante, siempre cooperando. Comprometido con el cambio de todo lo que no resultara conforme con los valores que desde su juventud no cesó de engrandecer. El talante, en fin, de un gran humanista.

Por ello, cuando en 1985 se creó la institución del Diputado del Común [Defensor del Pueblo], la gran mayoría del Parlamento de Canarias coincidió en que Luis debía ser su primer titular porque representaba la singular sensibilidad del pueblo canario.

Desde un sencillo y profundo amor al ser isleño fue capaz de universalizarse a través de su interés cultural. Los palmeros conocen y aman su propia historia de manera singular. Desde su mítico Tanausú, héroe prehispánico, las primeras explotaciones de caña y producción de azúcar —realizadas por comerciantes venidos de Flandes que enriquecieron con el mejor arte las primeras iglesias y ermitas— al importante comercio con las puertas del Caribe y el peso de la masonería en el arraigo del liberalismo en el siglo XIX. Más la utopía de la vecina e inalcanzable San Borondón.

Cobiella encontró en las tradicionales Fiestas Lustrales, con ocasión de la bajada de la Virgen de las Nieves, la oportunidad de enriquecer textos y músicas tradicionales. Manifestaciones artísticas como la célebre Danza de los enanos, el Minué y, especialmente, el Carro alegórico, un singular auto sacramental que en la plaza pública combina poesía, historia y teología para expresar los sentimientos populares hacia María. Autor de los textos y de la música de dichos “carros” en los últimos 30 años, era capaz de atraer la atención de miles de personas identificadas con una tradición de alto nivel artístico.

Toda su obra de humanista se enriquecía con el contacto directo. Su curiosidad por todo lo que se hacía lejos de su isla era inagotable. En verano nos reuníamos en su casa o en la mía. Le ponía la última grabación musical y comentábamos las últimas producciones de los festivales de Salzburgo y Bayreuth y siempre encontraba el matiz que denotaba el impacto que una batuta o una voz le habían producido. No solía criticar porque valoraba el esfuerzo de su compositor. Lo mismo hacía en su casa con los alumnos de la escuela insular de música al explicarles la tetralogía wagneriana. Sin dogmatismos. Buscando resolver problemas y animándoles, con el no menos musical acento palmero. Sin complejos ante la evolución del lenguaje estético, unía el lirismo religioso de san Juan de la Cruz con juegos formales e irónicos de Góngora y el posromanticismo musical con el folclore tradicional.

Un hombre total que encarnó al común porque siempre se sintió servidor de todos.

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Jerónimo Saavedra es diputado del común (defensor del pueblo canario) y fue presidente del Gobierno de Canarias y ministro de Administraciones Públicas y Educación.

 

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