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Un laboralista afín a la patronal

La obra académica del conservador Francisco Pérez de los Cobos refleja su talante sobre el derecho del Trabajo y su antipatía por el soberanismo catalán

Fotografía de archivo, de enero de 2011, del magistrado Francisco Pérez de los Cobos.
Fotografía de archivo, de enero de 2011, del magistrado Francisco Pérez de los Cobos.ANGEL DÍAZ (EFE)

Francisco Pérez de los Cobos Orihuel (Yecla, Murcia, 1962) no levanta pasiones, pero tampoco fuertes odios. Con una trayectoria profesional acreditada y un talante cordial, llega a la presidencia del Tribunal Constitucional apoyado por los 12 miembros del pleno, los siete conservadores y los cinco progresistas. “Es el menos conservador”, han alegado este miércoles fuentes del sector progresista. Sin embargo, su corte derechista es claro y lo ha sido siempre. Sobre todo, en temas laborales, su especialidad.

Es público que no ve con malos ojos la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, hasta el punto de que hay quien le considera su autor intelectual. Situado en el sector liberal entre los especialistas en Derecho del Trabajo, en sus publicaciones se reflejan su postura a favor de la flexibilización del despido y sus posiciones más cercanas a la patronal que a los trabajadores.

Precisamente el recurso contra la reforma laboral será uno de los temas sobre los que tendrá de decidir, al igual que tendrá que hacerlo sobre la declaración soberanista de Cataluña, después de haber publicado: “No hay en Cataluña acto político que se precie sin una o varias manifestaciones de onanismo”, o el dinero es “el bálsamo racionalizador de Cataluña”, afirmaciones que aparecen en su libro Parva Memoria, publicado por la editorial catalana Tirant lo Blanch.

Esas críticas y reproches a Cataluña proceden, según quienes le conocen, de su etapa como profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona. “Protestaba porque le obligaban a hablar en catalán”, señalan antiguos compañeros.

Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Complutense de Madrid, doctor en Derecho por las Universidades de Valencia y de Bolonia (Italia), pasó también, al inicio de su carrera docente, por las Universidades de les Illes Balears y de Valencia, donde estudió y en la que se convirtió en discípulo del catedrático Tomás Sala.

Francisco Pérez de los Cobos, Paco, fue entre 1996 y 2006 consejero del Consejo Económico y Social, del que formó parte como miembro del grupo de expertos. Llegó a él designado por el Gobierno de José María Aznar, el único político que aparece como valedor en su ascendente carrera, ya que apenas se le conoce relación con otros cargos que puedan haber facilitado su ascenso. En 1999, además, formó parte del Consejo Asesor de la firma Sagardoy Abogados.

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“Era ambicioso en lo académico”, relatan quienes, sin embargo, recuerdan con mayor intensidad su afición por la literatura. Pero este gusto solo se ha traducido en obras que no dejan de tener una línea docente, como No hay derecho, un manual de casos prácticos con formato de cuento.

Además de su apreciación sobre Cataluña, en esa trayectoria más o menos moderada, de perfil institucional y “conservador moderno”, tal como lo califican algunos, hay otras puntas. Pérez de los Cobos se separó de sus compañeros conservadores y votó a favor del matrimonio homosexual que avaló el Constitucional. Otro de sus votos discrepantes conocidos fue sobre la legalización de Bildu. El tribunal consideró legal la presencia de la coalición para las elecciones de 2011. Fue cinco meses después de que, a propuesta del PP y por designación del Senado, Pérez de los Cobos llegara al Constitucional, donde firmó un voto particular, en este caso en contra de dar vía libre a Bildu.

La propuesta de su candidatura también planteó dos polémicas. Cobos ejercía como asesor laboral a través de una sociedad limitada. Ante la posibilidad de una incompatibilidad, el entonces aún candidato suspendió sus actividades. También la simultaneidad de su trabajo en el Constitucional con un puesto como miembro de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) planteó dudas de incompatibilidad, por lo que él mismo recabó una consulta que acabó determinando la posibilidad de mantener ambos cargos.

El nuevo presidente del Constitucional ha asesorado mediante dictámenes o informes a los Ministerio de Trabajo, Sanidad, al departamento de Treball de Cataluña y la consejería de Trabajo de la Comunidad de Madrid, entre otros.

El hecho de que su padre, pediatra de profesión y fallecido en diciembre 2011, formara parte de la candidatura de Fuerza Nueva al Congreso de los Diputados en las elecciones generales de 1977 es un hecho que también provoca recelo entre los progresistas, que, sin embargo, destacan, por encima de sus diferencias ideológicas, su profesionalidad.

Pérez de los Cobos ha suavizado sus formas. Algunos de los alumnos del entonces estrenado como profesor, a finales de los ochenta, le recuerdan con un “puntillo de pedante intelectual y chulesco”. “Es buen compañero, cordial, educado y amable”, indica ahora uno de sus oponentes. El caso es que Cobos, al que nadie atribuye una empatía excepcional, llega a la presidencia del Constitucional para pacificar, institucionalizar y escenificar la independencia de un tribunal cuestionado.

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