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El Congreso corta la subvención a las bebidas de alta graduación en su bar

Posada tiene el apoyo de los grupos para que la contrata ponga precio libre a las consumiciones de alta graduación. Se mantiene la ayuda al vino y la cerveza

Jesús Posada (izquierda), este martes, con Arturo Fernández y el popular Javier Arenas
Jesús Posada (izquierda), este martes, con Arturo Fernández y el popular Javier Arenas JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

Las bebidas alcohólicas no tendrán subvención en la cafetería y restaurante del Congreso, por lo que quien las pida tendrá que pagar el precio que estime oportuno la empresa de restauración que gane el concurso abierto por la Cámara baja. Así ha zanjado la polémica el presidente del Congreso, Jesús Posada, con el apoyo de todos los miembros de la Mesa, al trascender la lista de precios que el Congreso ofrece en el pliego de condiciones en los que figuraba un gin-tonic, por ejemplo, a 3,45 euros. Ya no será así.

Algunos grupos parlamentarios como ERC y UPyD pidieron de inmediato que se eliminara la subvención a las bebidas alcohólicas, como también hizo dirigiéndose al presidente el diputado socialista Odón Olorza, que, además, pidió que se anularan las condiciones del concurso aprobadas por la Mesa con los votos del PSOE. Con esta decisión se trata de evitar “la imagen frívola” que se ha dado de los diputados, como ha señalado el portavoz del Grupo Popular, Alfonso Alonso. Así quien se haga cargo del servicio decidirá cuánto cuestan todas las bebidas alcohólicas. Además del gin-tonic a 3,45 euros, un cubalibre con ron de siete años se ofertaba a 6,85 euros. La cantidad que el Congreso aporta como subvención al servicio de restauración para este año es de 892.500 euros.

Los portavoces sienten malestar y disgusto por la pésima imagen que se ha dado de ellos cuando el consumo de alcohol en general, y en particular por parte de los parlamentarios, no es en absoluto significativo en el Congreso. Los portavoces de cada grupo han mostrado su conformidad con la eliminación de la subvención de las bebidas de alta graduación e incluso aseguran desconocer el precio de ese tipo de bebidas porque no las consumen. A la deteriorada imagen de los políticos, según reflejan todas las encuestas, se ha añadido este episodio que no ha hecho más que ahondar en el descrédito. Las redes sociales han mostrado una especial virulencia con el bajo precio de las bebidas alcohólicas en el Congreso y, la respuesta airada ha ido a medias con la burla. Algunos parlamentarios comentaban con estupor haber leído mensajes en los que se aseguraba que podían votar desde la cafetería.

Además de 350 diputados, el universo habitual del Congreso lo componen en torno a 400 funcionarios, 300 empleados eventuales y unos 150 periodistas, junto a policías y visitantes. Todos ellos, en ocasiones más de 1.300 personas, son potenciales consumidores de los nueve espacios habilitados en el Congreso para dar servicio de restauración, durante muchas horas a la semana. Quien se hace cargo de la contrata tiene la obligación de mantener los 60 puestos de trabajo; por eso el personal de cafetería y restaurante acumula muchos años y sabe perfectamente cuáles son los usos y costumbres de consumo. No es precisamente el alcohol lo que más se demanda, sino cafés, cervezas, refrescos, desayunos y almuerzos, según señalan sin ofrecer más datos en aras a la discreción que se espera de este servicio. No obstante, lo que se consume está a la vista y, en efecto, resulta extraordinaria la imagen de un diputado con una bebida alcohólica en la barra de la cafetería.

Pero los precios que ofrece el Congreso es lo que ha llamado a escándalo aunque el presidente de la Cámara baja, defiende los precios para las consumiciones de las que se benefician principalmente los trabajadores de la Cámara Baja, en todas sus categorías. La empresa que se haga cargo de este servicio, que desde 1985 lleva Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña (CEIM), tiene que mantener unos precios similares a los actuales. Un menú con dos platos y postre, en régimen de autoservicio, costará nueve euros, lo que no supone un precio demasiado bajo, toda vez que los menús del día de casas de comida de la zona pueden costar uno o dos euros más, pero es servido en mesa. Un café, costará 85 céntimos.

Se van a mantener en la lista de precios subvencionados el vino y la cerveza. Una copa de cerveza estará a 0,95 euros y la copa de vino de Rioja a 1,65, en tanto que una de Ribera del Duero asciende a 2,10. Las coca-colas estarán a un euro, el desayuno sencillo, de café y tostada o bollería costará 1.05 euros. El presidente del Congreso ha defendido a capa y espada la subvención de estas consumiciones cotidianas y ha estimado que quizá “no es lógico” que en la lista entren las bebidas de alta graduación. “No es fácil encontrar a una empresa que se quiera hacer cargo de un servicio tan complejo como este, con muchas horas de servicio”. Si algo se ha hecho mal, “se cambia”, ha tratado de zanjar Jesús Posada.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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