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IU y UPyD explotan la regeneración democrática contra el bipartidismo

Lara busca equilibrar las protestas y su perfil de Gobierno Díez quiere distinguirse como alternativa “institucional”

Rosa Díez (de negro) y Cayo Lara (sentado a la derecha) en el Congreso.
Rosa Díez (de negro) y Cayo Lara (sentado a la derecha) en el Congreso.BERNARDO PÉREZ

Lo vaticinan todas las encuestas: el bipartidismo está sufriendo en España el mayor desgaste de su historia reciente. Lo padecen las principales formaciones del sistema, PP y PSOE, mientras que IU y UPyD se benefician de ese escenario y se enfrentan a un salto al vacío que supone un examen a su actual organización, estructura interna y a su programa. La simulación del resultado electoral de Metroscopia publicada ayer sitúa a estos partidos, respectivamente, en el 16% y el 11%, más del doble que en 2011.

Las causas de este deterioro, según los analistas, están relacionadas en primer lugar con la gestión de la crisis y los escándalos de corrupción. Y la clave del tirón que experimentan los llamados partidos minoritarios se debe a la demanda ciudadana de un discurso de regeneración democrática. ¿Pueden crecer estas dos formaciones? ¿Cuáles son los retos del calendario electoral, aún lejano, pero muy marcado ya por las europeas de 2014 y las municipales y autonómicas de 2015? IU y UPyD son conscientes de que se abre una nueva etapa, de que están ganando en confianza popular y ambas descartan un giro significativo en sus planteamientos.

Aquí se acaban las analogías. IU debe ahora encontrar una fórmula para estructurar su crecimiento, un camino que pasa por la protesta social, los sindicatos, los movimientos próximos al 15-M o la plataforma antidesahucios. En definitiva, un amplio —y fragmentado— bloque de oposición ciudadana al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Y, además, consolidar un equilibrio entre estos grupos y la responsabilidad de Gobierno, y desarrollar el proyecto de “alternativa al neoliberalismo”. Así lo resume el líder de la formación, Cayo Lara: “La gente nos está exigiendo responsabilidades; que nos comprometamos no solo en la protesta sino que vayamos más allá con acciones de Gobierno como nos han pedido, por ejemplo, en Andalucía”. La coalición de izquierdas vislumbra un escenario reflejado en algunos sondeos, que la colocan por encima del PSOE en intención de voto, casi triplicando su marca en las generales de 2011 (6,9%).

“Nuestro objetivo ya no es solo superar la barrera del 10%”, explica Ramón Luque, secretario de Acción Política. “Primero hay una lucha por la hegemonía social y política y a partir de ahí, también electoral”. Un reto que se entiende en el contexto de “crisis” del principal partido de la oposición. “El PSOE tiene un problema de identidad en la izquierda relacionado con el artículo 135 de la Constitución [pactado con el PP para imponer un corsé al gasto público], y ha dejado huérfanos a millones de electores”, apunta Luque.

IU, que tiene 11 diputados en la Izquierda Plural, no quiere cambiar de rumbo. “Vamos a continuar la hoja de ruta mantenida hasta ahora”, insiste Lara. “Hemos estado en las protestas, con el movimiento sindical en las huelgas que consideramos legítimas y justas tanto frente a Zapatero como al PP. No hay ni un sector que no se haya levantado pacíficamente frente a la política del actual Gobierno. Y hemos estado en el ADN de esta oposición”.

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Esa presencia y ese enlace están garantizados, dentro de la formación, por Alberto Garzón, una de las promesas políticas mejor valoradas entre los votantes de IU y de otras formaciones de izquierdas. Garzón es uno de los que más firmemente apuesta por ese diálogo. Esa fase supone un paso más en la creación de “un bloque social y político de progreso”, en palabras de Lara. Y requerirá ampliar su estructura: “Estamos recibiendo más confianza ciudadana que organización tenemos, por lo que hay que reforzar la organización”. El líder de IU precisa más sobre los objetivos de ese movimiento: “Que permita generar la alternativa, la acumulación de fuerzas para combatir las políticas neoliberales y después combatirlas en las urnas, empezando por las europeas”.

Si IU aún no ha abierto oficialmente el debate sobre las próximas candidaturas a las europeas y un hipotético relevo de Lara en 2015, el propio coordinador general parece buscar tiempo para perfilar estrategias a partir de los últimos acuerdos electorales y ante una situación que produce vértigo: “Esa fase ha funcionado en elecciones anteriores. En Galicia, donde hicimos un acuerdo con una fuerza política como Anova y ha ido muy bien [juntos lograron nueve diputados]; ha funcionado en Aragón, porque hicimos un acuerdo con la Cha; y en Navarra, con sectores de los verdes y todos los que se han querido venir con nosotros porque hicimos una oferta amplia a todo lo que se movía en la izquierda”.

En UPyD, en cambio, el panorama es distinto. Lo explica Carlos Martínez Gorriarán, diputado y fundador de la formación de Rosa Díez, que también se presenta como “alternativa necesaria” al bipartidismo. “Por eso empezamos, porque estábamos convencidos de la crisis del sistema tradicional de partidos, e intuimos que una crisis económica iba a poner en evidencia esas deficiencias”. Esto es: “Un Estado con poco respeto por las leyes, mucha corrupción e instituciones que no funcionan”. Gorriarán enfatiza que su objetivo consiste ahora en encaminarse hacia una “democracia avanzada” y eso, razona, les “diferencia de IU y del movimiento 15-M”, porque UPyD es “un partido claramente institucional”.

El parlamentario recuerda que en 2007 —cuando se fundó la formación meses después de que Rosa Díez abandonara el PSOE— no lograron un crédito de ningún banco. “Fuimos a aquellas elecciones con cuotas de los afiliados y con pequeños donativos privados”, porque, relata, las entidades veían el sistema “muy sólido”. Ahora, con cinco diputados en el Congreso, 6.000 afiliados y presencia en decenas de instituciones, continúan su proyecto animados por lo que ya consideran una evidencia: “El sistema se puede cambiar”.

Y en ese cambio, UPyD se ha aferrado a su discurso de regeneración democrática, que defiende, por ejemplo, que “solucionar la crisis política es la condición previa para solucionar la crisis económica”. En esa línea, Gorriarán prosigue: “El bipartidismo está atacado por una gravísima crisis que es más que política y que quizás se está acelerando. Pero también hay que tener cuidado con las encuestas, no nos las vayamos a tomar como un anuncio profético. Detectan un estado de ánimo ahora, porque quedan dos años y medio, aunque también es posible que el deterioro del bipartidismo se acentúe”. En UPyD aceptan así que aunque al final se quedaran en el 10 o 12%, este sería un resultado extraordinario frente al 4,69% obtenido en 2011. Y eso que siguen considerando injusta la actual Ley Electoral.

UPyD insiste en su lucha por la regeneración de las instituciones utilizando instrumentos como las querellas del caso Bankia, las preferentes o Banca Cívica. O sus constantes llamadas de atención con la transparencia. El partido, además, es muy activo en la búsqueda de alternativas económicas y en la reestructuración del mercado del trabajo, aunque desde planteamientos lejanos a IU. Trabaja con fundaciones y colectivos de distinto espectro: “Colaboramos con FEDEA [Fundación de Estudios de Economía Aplicada] y nos gustaría ayudar a las instituciones a llevar ideas que no salen estrictamente de partidos políticos, sino de la sociedad civil”.

Y Gorriarán remacha una declaración de principios: “Proponemos una democracia ilustrada, avanzada, transparente, eficiente, capaz de promocionar el talento y no machacarlo. Tenemos 10 o 12 años. Hay un tiempo para no caer en la tentación de convertirnos en un partido tradicional”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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