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Defensa anula las maniobras que anunció en el paraje natural de Isla de Lobos

El Cabildo de Fuerteventura había mostrado su disgusto por el ejercicio militar

Un militar vigila a través de unos prismáticos en Isla de Lobos durante el despliegue del Ejército en 2002.
Un militar vigila a través de unos prismáticos en Isla de Lobos durante el despliegue del Ejército en 2002.JUAN MEDINA (EFE)

El fax llegó el 8 de mayo a la una y media de la tarde. “Para conocimiento de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Fuerteventura, se adjunta documentación relativa a un ejercicio militar que se va a realizar en Isla de Lobos”. El remitente era Miguel Ángel Moro, de la Brigada de Infantería Ligera de Canarias.

Ubicado al norte de Fuerteventura, Lobos es un islote de cinco kilómetros cuadrados, espacio natural protegido y con limitaciones a la hora de acceder a él. Y, por supuesto, en donde está prohibido acampar. El Ministerio de Defensa no pedía, sino anunciaba, unas maniobras militares que se desarrollarían durante tres días. Una semana después, Defensa informa de que no habrá maniobras militares “ni ahora ni nunca” en Lobos. Es decir, que el ministerio rectifica su intención y cancela la actividad.

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El Cabildo de Fuerteventura había mostrado su malestar por el anuncio del ejercicio. También, el Ayuntamiento de La Oliva, al que el islote pertenece como pedanía. Toda la isla, así como el mar que la circunda y el islote de Lobos, son reserva de la biosfera. El coordinador de este parque natural, Antonio Gallardo, no ha abandonado aún “la perplejidad” por la intención de Defensa de hacer un entrenamiento militar en un territorio “tan protegido. ¡Y con helicópteros!”, añade.

El documento en el que se informaba de la actividad militar prevista en Isla de Lobos iba acompañado por un estudio básico de impacto ecológico, firmado por el comandante en jefe de la G-3, José Roberto Sánchez. El citado informe negaba la posibilidad de efectos negativos para la biodiversidad de la isla a causa de la actividad militar, aunque reconocía que afectaba a un área de sensibilidad ecológica y a un espacio natural protegido.

El islote tiene máxima protección ambiental y un límite diario de visitantes
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Ahora, Agueda Montelongo, diputada del PP en Canarias, y también fuentes oficiales de la Delegación del Gobierno en el archipiélago, insisten en el mismo argumento: “A veces se avisa de cosas que luego no se hacen, es solo un protocolo”. Aunque añaden que “el ejército tiene como misión tener controlado todo el territorio español”.

Además de espacio natural protegido y reserva de la biosfera, Isla de Lobos está considerada zona de especial protección para las aves y tiene establecido un límite de visitantes diarios, con una limitación de senderos por los que estos pueden transitar. “Es una joya natural”, explica Gallardo. Con estas consideraciones, no entiende por qué el Ministerio de Defensa, “de entre todo el Estado, escoge Isla de Lobos para sus maniobras”.

Mario Cabrera, presidente del Cabildo de Fuerteventura, asegura que “hace 38 años que los militares no entran en Isla de Lobos”, aunque lo cierto es que cuando se produjo la disputa entre España y Marruecos por el islote de Perejil, en julio de 2002, fueron desplazados allí 25 de ellos durante días.

Llueve sobre mojado, porque Cabrera ha denunciado en las últimas semanas la ampliación de la zona de influencia del acuartelamiento Teniente Coronel Valenzuela, ubicado en Puerto del Rosario, capital de la isla. En abril, el Boletín Oficial del Estado ampliaba el perímetro de seguridad. En el Cabildo piensan que se han apropiado “por decreto de espacios colindantes al aeropuerto y a otras infraestructuras claves para el desarrollo de la isla”.

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