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Rubalcaba: “Le pido a Bruselas que escuche, que no conteste sin pensar”

El PSOE insiste en tender la mano al Gobierno y arremete contra la UE “Bruselas no está haciendo las cosas como para dar lecciones”, afirma el secretario general Los socialistas quieren que se inyecte más dinero público a los bancos para que den créditos

Alfredo Pérez Rubalcaba estaba casi terminando su rueda de prensa a última hora de la mañana de este lunes, presentando de nuevo el plan de reactivación económica que ya presentó el domingo, cuando empezaron a llegar las primeras reacciones extraoficiales de Bruselas a ese plan. Y Bruselas advertía de que el dinero del rescate bancario -que el PSOE quiere utilizar para ayudar a empresas y familias- solo puede utilizarse para sanear las cuentas de los bancos, no para hacer planes de empleo ni para evitar desahucios ni para ninguna otra cosa. La reacción del secretario general de los socialistas fue esta: "Le pido a Bruselas que escuche, que lea lo que proponemos. No es un plan de empleo, es un plan para dar crédito". Visiblemente molesto, prosiguió: "Es tiempo para la humildad. En Moncloa, en Ferraz [sede del PSOE] y en Bruselas. A los señores de Bruselas les pido que no contesten sin pensar, que escuchen lo que se les dice. Que no están haciendo las cosas como para dar lecciones, que a ver si miran los cuadros macro y se preguntan: "¿Tendré algo que ver yo con esto que va tan mal?"

Rubalcaba mostró este lunes su cara más suave al Gobierno español y la más adusta al europeo. Volvió a tender la mano al Ejecutivo de Mariano Rajoy para alcanzar un “gran pacto social” que ayude a salir de la crisis, alabó su gesto de convocar a empresarios y sindicatos y confió en su sinceridad para intentar llegar a acuerdos; a la vez, arremetió sin matices contra Bruselas por no hacer autocrítica ante la catastrófica situación económica. Y por no decidirse a virar.

Las medidas principales del plan del PSOE son dos: por una parte, ayudar con dinero público a las empresas que en los próximos dos años se comprometan a no despedir a nadie por razones económicas: esos puestos de trabajo serían recortados en jornada y sueldo, y el Estado se haría cargo de la mitad del sueldo rebajado; por otra parte —y esta es la medida más polémica de cara a Bruselas—, el PSOE propone que España utilice 30.000 millones de euros (de los 60.000 millones que el Gobierno de Rajoy aún no ha usado del préstamo europeo para rescatar a la banca) para dar créditos bancarios a pequeñas empresas y familias que no pueden pagar sus deudas.

Eso es lo que Bruselas debió de ver de dudosa aplicación, porque a media mañana, mientras el secretario del PSOE hablaba, fuentes de la Comisión Europea empezaron ya a dejar caer que el dinero del rescate bancario solo puede utilizarse para sanear las cuentas de los bancos. A la respuesta indignada del secretario general del PSOE -"que se lean lo que proponemos"- se sumó más tarde su número dos, Elena Valenciano, al preguntarse quiénes eran esas fuentes de Bruselas que hablaban sin saber y pedirles que estudien la propuesta “con más seriedad y menos ligereza”.

La propuesta del PSOE supone volver a inyectar dinero público en los bancos. Y renegociar con el Eurogrupo, que podría poner nuevas condiciones. Pero Rubalcaba sostiene que, si no se hace ahora, con lo que él llamó una “recapitalización preventiva” de la banca, habrá que hacerlo igualmente dentro de año y medio, porque las empresas y familias sin recursos dejarán de pagar sus deudas, la morosidad se disparará y los bancos pedirán otro rescate para no quebrar.

A quienes afirman que eso es tanto como aceptar un rescate que el PSOE siempre rechazó, el secretario general les contestó: “No, no aceptamos el rescate, sino el dinero del rescate”. Y a quienes subrayan que Bruselas no aceptará, respondió: “Esto de que es imposible... Lo que hay que hacer es ir a Bruselas y pedirlo. Cuando pedí que se aumentara el calendario para cumplir el déficit, me llamaron antipatriota. Y al final nos van a dar dos años más. Si aquello era difícil y se consiguió...”

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Con la otra propuesta, la de que el Estado se haga cargo de la mitad de los sueldos en determinados puestos de trabajo de empresas en crisis para evitar que estas opten por despedir a sus trabajadores, el PSOE no ha hecho números, pero Rubalcaba cree que no supondría un coste elevadísimo para las arcas públicas. Que saldría “lo comido por lo servido”, porque el Estado utilizaría para financiar esos puestos de trabajo “más o menos” el dinero que, de otra manera, se gastaría en pagar el subsidio de desempleo a los trabajadores despedidos.

De puertas adentro y al margen de las negociaciones con Europa, el PSOE insiste en reclamar al Gobierno que promueva “un ejercicio de concertación nacional”, con partidos, Gobiernos autónomos, sindicatos y empresarios. “Queremos el acuerdo. Los ciudadanos lo piden, con razón. No es fácil, pero hay que intentarlo”, dijo Rubalcaba. En los últimos días, y al menos en las formas, el PSOE parece haber aparcado la oposición más dura de hace unos meses —cuando llegó a acusar al Gobierno de ir “como pollo sin cabeza”— y ha retornado a la estrategia de “oposición responsable” y oferta de pactos, haciéndola más solemne que nunca antes.

Del CIS, "el pesimismo"

Los dos grandes partidos, PP y PSOE, siguen en caída libre en estimación de voto, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Pero en el último trimestre el PSOE, en la oposición, cae más que el PP, el partido en el Gobierno y responsable de los recortes y las subidas de impuestos. Sobre esto no quiso ayer decir nada el secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, que interpretó los datos como muestra de un rechazo genérico a los políticos y a los partidos, no al suyo en concreto.

"Lo que más me preocupa de esa encuesta es el clima de pesimismo tremendo. He visto muchas encuestas en mi vida y nunca he visto una como esta. Es un pesimismo terrible. La gente lo está pasando muy mal y cree que lo va a seguir pasando mal, y por eso hay una gran desconfianza hacia los políticos”, afirmó Rubalcaba. “Las encuestas”, alegó también, “tienen datos directos y luego la cocina, que cada uno hace la que quiere”. La lectura, que algunos han extraído del sondeo, de que el bipartidismo toca a su fin le parece al secretario general del PSOE “apresurada”.

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