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la tensa relación entre Cataluña y el gobierno central

Rajoy busca rebajar la tensión fiscal de Cataluña ante su asfixia financiera

El Consejo de Política Fiscal del jueves será el escenario del acercamiento

Carlos E. Cué
Imagen de la reunión extraordinaria celebrada el pasado sábado por el Gobierno catalán en el Palau de Pedralbes.
Imagen de la reunión extraordinaria celebrada el pasado sábado por el Gobierno catalán en el Palau de Pedralbes.

El Gobierno no se puede permitir el lujo de que caiga alguna comunidad autónoma. Sería una señal de debilidad definitiva que los mercados utilizarían para machacar a España. La situación financiera en Cataluña, especialmente delicada, ha provocado todo tipo de movimientos políticos en las últimas semanas, sobre todo en los últimos días. Las alarmas están encendidas y el Gobierno, con Mariano Rajoy a la cabeza, su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como contacto directo con la Generalitat, y Cristóbal Montoro como interlocutor y gestor de las finanzas, están preparando el terreno para un claro cambio de tercio en la relación con el Ejecutivo catalán.

Rajoy ha decidido hace tiempo jugar al palo y la zanahoria. Por un lado recurre al Tribunal Constitucional la declaración soberanista del Parlament, por otro ofrece ayuda financiera. Pero ahora, ante la extrema gravedad de la situación catalana, se va a poner el énfasis en la zanahoria, según diversas fuentes del Ejecutivo. Y el escenario elegido para mostrar ese nuevo rumbo es el Consejo de Política Fiscal y Financiera de este jueves. En el último que se convocó, en julio de 2012, Andreu Mas Colell ni siquiera acudió, indignado por el trato que le estaba dando Montoro. Y la consejera andaluza, Carmen Martínez Aguayo, se marchó a mitad de la reunión ante la inflexibilidad del ministro. Muchas cosas han cambiado desde entonces y el tono de Montoro es muy distinto, según distintos interlocutores suyos de diversas comunidades.

El ministro y el Gobierno están preparando la reunión para dar un mensaje completamente diferente. El de que las comunidades están cumpliendo, que han hecho un gran esfuerzo, y que el Gobierno está dispuesto a darles más aire —esto es permitirles una cifra de déficit superior al actual 0,7% para 2013 que Mas-Colell y otros califican de “imposible”— pero solo después de que Bruselas, a su vez, conceda ese margen, algo que sucederá solo a finales de abril.

Moncloa juega a palo y zanahoria: duro en la línea política y aire en las finanzas

Ese aire que el Ejecutivo está dispuesto a dar vale para todas. Pero la gran preocupación política es Cataluña. Aunque no es la única que está al borde del desastre —la Comunidad Valenciana, gobernada por el PP desde 1995, emite señales igual de preocupantes, según todas las fuentes del Ejecutivo consultadas— es la que más relevancia política tiene.

El Gobierno se está moviendo para preparar un colchón político a la Generalitat para que pueda iniciar un ligero viraje. Las fuentes del Ejecutivo consultadas son conscientes de que un acuerdo político es imposible en este momento: Mas no va a renunciar a la consulta, como le pide Rajoy, y Rajoy no puede aceptar ningún tipo de consulta, como le pide Mas. Pero sí hay margen, creen en el Ejecutivo y en el PP, para un acercamiento en cuestiones económicas, como en 2011 y 2012, cuando la Generalitat gobernaba con el apoyo del PP pese a sus enormes diferencias en la cuestión del encaje de Cataluña en España.

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Para facilitar ese acercamiento, el Gobierno ha colocado en el orden del día del Consejo de Política Fiscal dos cuestiones que pretenden dar margen a la Generalitat. Una, la creación de un grupo de trabajo para la reforma del sistema de financiación, tan criticado por Cataluña y por casi todos, incluida Andalucía, que lideró la reclamación de este cambio en la Conferencia de Presidentes de octubre de 2012, pero también otras del PP como la Comunidad Valenciana o Madrid. La otra, es también un estudio sobre la posibilidad de que no todas las comunidades tengan el mismo objetivo de déficit, algo hasta ahora anatema para el Ejecutivo.

Santamaría y Montoro alisan el terreno para una cita Rajoy-Mas discreta

Si las cosas van como está previsto, también se podría rematar en breve la reunión Rajoy-Mas que, precisamente por la enorme tensión generada tras las elecciones catalanas, se ha ido posponiendo. Los catalanes quieren que sea discreta. A Moncloa no le gustaba mucho la idea pero ya está prácticamente asumido. De manera que nadie va a confirmar la fecha y ni siquiera el lugar, pero por primera vez parece inminente. Oficialmente, y parece que también extraoficialmente, la última vez en la que ambos dirigentes hablaron a solas, aunque por teléfono, fue el conversación entre ambos dirigentes se produjo el 28 de noviembre de 2012, tres días después de las elecciones.

Para facilitar ese cambio de rumbo, que en el Ejecutivo ven evidente sobre todo por los mensajes de oferta de diálogo que llegan de la Generalitat en los últimos días, Montoro mantiene conversaciones constantes con Mas-Colell. El conseller de Economía, un catedrático respetadísimo en su campo, siempre ha apostado por un reencuentro con La Moncloa sobre todo porque Cataluña depende en este momento casi exclusivamente de la financiación del Tesoro a través del FLA. No puede acudir a otras fórmulas.

Montoro y Mas-Colell han sido los encargados de abrir la brecha. Pero a la vez, también la vicepresidenta, que siempre fue la encargada de mantener la interlocución política con la Generalitat, ha reconstruido algunos puentes en las últimas semanas. Antes de las elecciones catalanas, que supusieron una enorme brecha —Rajoy llegó a decir que Mas no tenía “agallas” para enfrentarse a la crisis mientras el catalán se entregaba al discurso independentista— Sáenz de Santamaría mantenía una interlocución frecuente con Francesc Homs. Homs es ahora un hombre que en La Moncloa asocian al ala que presiona a Mas hacia el discurso independentista. Sáenz de Santamaría ha restablecido en todo caso los contactos con Homs y con otros dirigentes clave, según fuentes del Ejecutivo.

Josep Antoni Duran siempre fue interlocutor natural de Santamaría y del propio Rajoy, Sin embargo en los últimos meses a ojos de La Moncloa era evidente que Duran no lograba controlar a Mas. Que no mandaba. Ahora, si cambia el tercio, volverá a recuperar ese papel aunque La Moncloa siembre buscará el contacto directo con el entorno más cercano del president. El Ejecutivo confía en que las encuestas, que no son buenas, la presión de otros socios, como Duran, o incluso dentro de Convergència y del empresariado catalán hagan a Mas buscar un acuerdo con Rajoy, al menos parcial. Eso sí, en Moncloa saben que la presión independentista va a seguir y también están preparados para mantener los palos con nuevos recursos al Constitucional. Una relación compleja de dos Ejecutivos y dos formaciones, CiU y PP, separadas como nunca pero condenadas a entenderse.

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