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El Rey recibe el alta: “Estoy muy bien. Ya no me duele nada”

Don Juan Carlos precisará el apoyo de una silla de ruedas para desplazarse durante algún tiempo

El Rey, ayer, cuando abandonaba la clínica. FOTO: CLAUDIO ÁLVAREZ
Natalia Junquera

“Gracias a Dios estoy muy bien. Ya no me duele la espalda ni nada”, declaró el Rey, sonriente, desde el asiento de copiloto del coche al abandonar ayer la Clínica La Milagrosa, donde el pasado domingo fue operado de una doble hernia discal. “Gracias por vuestra paciencia y vuestro trabajo”, le dijo a los periodistas.

Don Juan Carlos, de 75 años, continuará ahora la rehabilitación en jornadas de mañana y tarde con un especialista que se desplazará a La Zarzuela. Le espera, como ya avanzó el Príncipe, “una época de trabajo duro, de mucho esfuerzo”. El neurocirujano que realizó la intervención, Manuel de la Torre, no quiso pillarse los dedos y aseguró que el Rey tardará “entre dos y seis meses” en recuperarse del todo. Durante el periodo que esté de baja, don Juan Carlos no tendrá agenda oficial, es decir, audiencias o viajes, aunque seguirá manteniendo el despacho semanal con el presidente del Gobierno y sancionando las leyes que se aprobarán.

Desde la puerta de La Milagrosa se han lanzado esta semana que el Rey ha permanecido ingresado, dos mensajes claros: uno desde La Zarzuela, y otro desde las grandes instituciones del Estado. Por un lado, el de unidad familiar, con las visitas casi diarias de la Reina, los Príncipes y las Infantas —acompañadas en una ocasión por su secretario, Carlos García Revenga, imputado en el caso Nóos—. Y por otro, el de apoyo institucional.

El líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, los presidentes del Congreso, el Senado, el Tribunal Supremo, el Constitucional, y la defensora del pueblo pidieron a La Zarzuela permiso para ir a ver al Monarca. Un intencionado gesto que no se había producido en anteriores ingresos hospitalarios y con el que se quería evidenciar que los tres poderes cerraban filas en torno al Rey en unas semanas muy complicadas para La Zarzuela, con la posible imputación de la infanta Cristina en la mesa del juez del caso Nóos; la petición de comparecencia del director del CNI en la comisión de secretos oficiales del Congreso para responder a preguntas sobre la amiga de don Juan Carlos Corinna zu-Sayn Wittgenstein, y el líder del PSC, Pere Navarro, pidiéndole que abdicara en su hijo.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, también fue a ver al Monarca. Él ya lo había hecho en su última operación de cadera el pasado noviembre, pero su comparecencia ante los medios al salir de la clínica La Milagrosa el pasado lunes no tuvo nada que ver con la de entonces en el Hospital Quirón San José. En aquella ocasión, preguntado sobre cómo había sido su encuentro con el Rey, el presidente del Gobierno, dijo: “Me ha dicho que ha desayunado dos huevos fritos. Eso es señal inequívoca de que está bien. Hemos estado hablando de medicina y de la vida misma”. Los huevos fritos y la vida misma se convirtieron el pasado lunes en: “He estado despachando con él. Hemos hablado de economía, política exterior, en fin, de lo que es la actualidad y le importa a todo el mundo”. Rajoy utilizó deliberadamente ese verbo —“despachar”— para dar imagen de normalidad y recordar que seguirá manteniendo los habituales despachos semanales con don Juan Carlos durante su convalecencia.

La recuperación será larga, pero el neurocirujano que le intervino aseguró que una vez concluya a rehabilitación, don Juan Carlos podrá desprenderse de las muletas con las que camina desde su última operación de cadera y también de los dolores que sufría y le obligaron a tomar una medicación que le provocaba hinchazón en la cara.

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Aunque ya se incorpora y da algunos pasos, el Rey precisará el apoyo de una silla de ruedas para desplazarse durante algún tiempo, según fuentes de La Zarzuela. Eso le impedirá realizar viajes, como el que estaba previsto para el mismo día de la intervención, el pasado domingo, a Marruecos, por invitación del rey Mohamed VI, o audiencias públicas, pero no trabajar en su despacho, lo que seguirá haciendo, según las mismas fuentes.

Ayer, antes de abandonar La Milagrosa, don Juan Carlos dio las gracias a los médicos y a las monjas: “Me habéis cuidado muy bien”, les dijo. Después se hizo una foto con ellas, las enfermeras y los cirujanos. Queda superado el gran susto que se llevó el equipo de seguridad del Monarca al registrarse el pasado miércoles un pequeño incendio en el centro sanitario por la explosión accidental de unas bombonas de oxígeno. La habitación de don Juan Carlos estaba en el ala opuesta al lugar del siniestro, y en ningún momento llegó a pensarse en trasladarlo a otro hospital, pero el susto, se lo llevaron.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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