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Parlamentarios por horas

Los diputados de Castilla-La Mancha vuelven a sus trabajos al quedarse sin sueldo

María Fabra
Dolores de Cospedal, en un pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha.
Dolores de Cospedal, en un pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha. Ismael Herrero (EFE)

Diputados con las horas contadas. Con jornadas políticas hiperreducidas. La decisión de la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, de dejar sin sueldo, a partir de este mes, a 42 de los 49 diputados que conforman la Cámara legislativa castellanomanchega va a modificar la operativa de trabajo de estos representantes de los ciudadanos. En una autonomía de 79.000 kilómetros cuadrados y cerca de un millar de poblaciones, la labor de los diputados autonómicos va a ser más que complicada. El ahorro, de poco más de un millón de euros, y el "ejemplo" que según Cospedal tenían que dar, son los motivos esgrimidos para sustentar una decisión que, según la oposición, solo busca dificultar su trabajo de fiscalización y quitarles toda visibilidad.

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La mayoría de los diputados ha pedido ya su reincorporación a los puestos de trabajo que ocupaban antes de ser elegidos. Eso les permitirá acceder a un sueldo, al que habían renunciado para ejercer su labor política, pero les impedirá dedicar las horas que hasta ahora empleaban en defender los intereses ciudadanos.

Su visibilidad pública se limitará, las reuniones con colectivos, ciudadanos o concejales se tendrán que fijar fuera de su horario laboral y el tiempo de preparación de sus iniciativas restará, en algunos casos y aún más, horas de sueño. Porque ser diputado no es solo acudir a plenos y comisiones. Las intervenciones, las reuniones, las propuestas, las iniciativas y, también la posición como oposición precisa de tiempo. Sin él, es como si de una burla a la democracia se tratara.

La indemnización que Dolores de Cospedal ha fijado para sus parlamentarios es de 955 euros por los que no cotizan. A esta cantidad sumarán dietas por asistencias a plenos y comisiones hasta un máximo de unos 1.600 euros, excepto los miembros de la Mesa de las Cortes y los portavoces, que sí mantienen sus sueldos. El PSOE aceptó una rebaja salarial pero pidió que se fijara una retribución que permitiera seguir con una dedicación exclusiva a la actividad parlamentaria. El PP se negó.

El grupo parlamentario socialista aún no sabe cómo coordinará el trabajo. En el popular alegan que, por las vacaciones, desconocen, siquiera, si todos los diputados podrán compaginar sus trabajos con su tarea parlamentaria.

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El socialista José Molina recorrerá los 270 kilómetros que separan su escuela del Parlamento los días que haya comisión o pleno, actividades para las que tendrá permiso para ausentarse. Si rige la cordura, se reincorporará como profesor de apoyo y no como tutor de una clase de 6º de Primaria, que es la que le corresponde, en la que sus alumnos serían los grandes afectados por sus ausencias. Las convocatorias de comisiones y plenos se realizan en un plazo de 48 horas y, en ese tiempo, la Administración no es capaz de gestionar la sustitución.

Salir a las tres y media de la tarde del colegio, mal comer, estar en Toledo a las seis, tener una reunión, al menos, de dos horas y volver a casa a las once de la noche para, al día siguiente, volver a las aulas, podría ser el minirrelato de una jornada de Molina en la que, además, debería sacar tiempo para preparar sus clases o sacar conclusiones de sus encuentros con los ciudadanos. Eso, sin contar con su vida personal.

Molina puede ver su futuro en Emilia Fernández, diputada autonómica socialista en La Rioja, donde los diputados tampoco tiene sueldo. "Doy clase en un instituto y, por la mañana, no puedo ni coger el teléfono", explica. "Estoy completamente de acuerdo en que me exijan cuentas de mi gestión pero yo no voy al Parlamento solo a levantar la mano", dice defendiendo la actividad política. "No necesito el sueldo de diputada, me basta con mi profesión, pero sí preciso tiempo y otra cosa me parece una falta de respeto a las instituciones", afirma antes de concluir que compatibiliza profesión y actividad política porque su pareja comparte su trabajo. “Y porque no tengo hijos”, remacha.

En ambos casos son funcionarios, pero cuando se trata de un autónomo o una empresa privada, la cosa se complica aún más, sobre todo, por horarios, aunque la medida, según Cospedal, haya sido implantada para permitir que "un fontanero pudiera ser diputado". Además, hay varios diputados que no pueden regresar a sus puestos de trabajo que ahora se quedarán en el paro.

Pero, hecha la ley, hecha la "trampa". Dos de los parlamentarios del PP, que además son alcaldes, han tenido una particular forma de entender la medida. Han perdido la retribución fija en el Parlamento, pero se han fijado sueldos en sus Ayuntamientos. Así lo han hecho el alcalde de Seseña, Carlos Velázquez, que se ha asignado una retribución de 40.000 euros anuales y la alcaldesa de Brihuega, Adela de la Torre, que se ha fijado un sueldo de 31.000 euros.

Castilla-La Mancha tendrá, a partir de ahora, diputados por horas. Compaginarán su tarea profesional con su actividad política, convencidos como están de que el poder que les han dado los votos ha de ser defendido. Sacarán tiempo de donde no lo haya y batallarán hasta demostrar que no solo es cuestión de cobrar por una labor en la que creen y realizan, sino que se trata de demostrar la dignidad de la vida política.

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