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Rajoy al PSC: “La Constitución no es pétrea, pero ¿qué es Estado federal?”

Rajoy se ha comprometido a mantener una actitud "constructiva" y a "ayudar en lo que pueda"

Carlos E. Cué

El Senado es un lugar donde se suelen producir debates más pausados sobre asuntos de fondo, como el problema catalán. El formato, con mucha más flexibilidad en los tiempos que los medidos cinco minutos del Congreso, y los protagonistas, veteranos de la política que sin embargo no están en la primera línea de combate de la oposición al Gobierno, lo facilita. Mariano Rajoy, que acude una vez al mes, se siente allí más cómodo, y se nota. Así puede desplegar su tono preferido: el de hombre dialogante, dispuesto a escuchar a todo el mundo sobre cualquier cosa, incluso sobre un asunto tabú para el PP como una reforma constitucional para mejorar el encaje de Cataluña. Eso sí, Rajoy no concreta nada. Escucha, promete hablar y nada más. Pero en un asunto así, y después de lo que él mismo y su partido han llegado a decir, el giro es notable.

El presidente se encontró este martes, en una sesión de control centrada en el balance de un año de Gobierno, con un discurso muy preparado y de fondo de José Montilla, expresidente de la Generalitat y exlíder del PSC, que era una llamada de un “no independentista” a que Rajoy haga algo con el problema catalán para evitar que el independentismo gane la partida. Montilla admitió los malos resultados del PSC, y en un tono preocupado, humilde y constructivo, sin ataques, pidió a Rajoy que no crea que porque CiU no ha logrado la mayoría absoluta el problema está resuelto. “Ahora en el Parlament hay una mayoría absoluta de formaciones políticas que esta vez sí llevan en su programa la consulta y la independencia, que hablan de un Estado propio. Una mayoría de la sociedad catalana ha dejado de compartir el proyecto de España. No menosprecien esta cuestión, no se equivoquen. El problema no ha pasado, yo diría que no ha llegado todavía”, le planteó Montilla.

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El expresidente catalán buscó una salida en lo que pueden hacer los no independentistas como él, que, según recordó, votó en su día la Constitución. Y esa solución pasa por cambiar esa norma para buscar un mejor encaje de Cataluña. Montilla, que fue el primero en plantear hace años el problema de la “desafección” de una parte de los catalanes con España —un concepto que Rajoy ha negado en la campaña—, planteó al presidente que si él se mueve, aún está a tiempo de resolver las cosas.

“¿Piensa adelantarse a los acontecimientos, actuar con valentía o se limitará a esperar? Hay que reformar la Constitución para que los catalanes se sientan cómodos. Esto todavía tiene arreglo, y usted está obligado a intentarlo”, le espetó.

Este debate se produce además en un contexto especial, en el que el Gobierno de Rajoy desearía evitar que Artur Mas se eche en manos de ERC. Para eso habría que fraguar un pacto que el Ejecutivo admite casi imposible, que incluiría la abstención de PSC y PP para evitar que Mas necesite a ERC.

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Sin embargo, Rajoy no fue ni mucho menos tan al fondo como Montilla. Le contestó en el mismo tono amable, admitiendo incluso la posibilidad de esa reforma constitucional, aunque enseguida la negó indirectamente, en su estilo ambiguo. Montilla le dijo que la Constitución no puede ser algo “pétreo”. Y Rajoy cogió el guante, con la idea de que PP y PSOE en este tema “deberían estar de acuerdo”.

“Habla de la reforma de la Constitución. Ha dicho que no es algo pétreo. Estoy de acuerdo. La hemos reformado en dos ocasiones, por Maastricht y hace poco por el acuerdo fiscal”, le contestó Rajoy a Montilla. Pero ahí vino la de arena. “He oído que ustedes quieren un Estado federal. Espero que concreten exactamente qué es para ustedes un Estado federal. Yo creo que el Estado autonómico ha generado, como nunca en la historia de España, un nivel de autogobierno realmente difícil de superar. El Gobierno que yo presido gasta el 20% del total español. A partir de ahí, podemos hablar de muchas cosas, de la reforma de la Administración, de la financiación autonómica, de Europa, de unidad de mercado”.

No fue el único cruce que tuvo Rajoy sobre el asunto catalán. Jordi Vilajoana, de CiU, una persona muy cercana a Mas, fue más duro que Montilla y señaló que el Gobierno de España está dejando “sin oxígeno” a la Generalitat. “No puede ser que nos estén ahogando porque necesitamos el oxígeno y si no lo conseguimos del Estado que nos ha de proteger tendremos que conseguirlo en otra parte”, llegó a decir. Pero Rajoy, lejos de entrar al choque, como hizo durante la campaña, volvió a ofrecer su tono más dialogante, el que ha adoptado después de las elecciones aunque al mismo tiempo aprueba reformas tan polémicas en Cataluña como la ley de educación.

El presidente recordó todas las ayudas que ha recibido la Generalitat de su Gobierno, no solo del fondo de rescate sino del plan de proveedores, y el apoyo político que el PP ha dado a CiU para aprobar sus recortes. Y planteó a Vilajoana, como también le había dicho a Montilla, que él está dispuesto a seguir ayudando a la Generalitat a que recorte más. Porque lo necesita. Porque cuando va a Bruselas, recordó, él responde por el déficit del Estado y de las autonomías.

Rajoy, de nuevo, se mostró dispuesto a discutir el reparto de los recortes entre el Estado y las autonomías. Desde Cataluña aseguran que estas palabras son solo “bla, bla, bla” sin ofertas reales, y fuentes gubernamentales insisten en que la reforma constitucional no está encima de la mesa de Rajoy, pero es evidente que el presidente sí quiere dar la imagen de que si Mas se va con ERC, no ha sido porque él no estuviera dispuesto a ayudarle para evitarlo.

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