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El exjefe de Marina exculpa a Cascos por el ‘Prestige’

“Yo tomaba las decisiones e intenté limitar el desastre”, afirma López-Sors

Foto: atlas | Vídeo: Atlas

Francisco Álvarez-Cascos, en su condición de exministro de Fomento y responsable de gestionar hace una década la catástrofe del Prestige, declarará el 22 de enero como testigo en el macrojuicio de A Coruña. La Audiencia Provincial, en el auto de apertura de este proceso, sentó en el banquillo de acusados, junto al capitán y el jefe de máquinas del petrolero, también a un cargo político bajo el mando de Cascos, el exdirector de Marina Mercante José Luis López-Sors. Y criticó entonces el tribunal que en nueve años de instrucción judicial no se investigara la responsabilidad en la catástrofe de los superiores de López-Sors en Fomento.

Pero el exjefe de Marina Mercante volvió a asumir este jueves, en el primer día de su interrogatorio como imputado, toda la responsabilidad de haber dado la controvertida “consigna” de alejar de la costa “cuanto más lejos, mejor” al barco ya herido y vertiendo fuel tras sufrir un accidente frente a Finisterre. “El alejamiento era un criterio fijo, una medida para el peor de los escenarios”, explicó. “El mayor riesgo posible era que encallara en la costa, porque la contaminación sería mucho más grande”.

López-Sors se esforzó con insistencia en dejar al margen de toda culpa al exministro. “Las decisiones las tomaba yo, no era necesaria una aprobación posterior, tenía claro lo que tenía que hacer para limitar el desastre”, afirmó. Incluso no dudó varias veces, durante el incisivo cuestionario del abogado de Nunca Máis, en desviar de Cascos y de él mismo la toma de decisiones aludiendo a cargos intermedios del ministerio. Así insistió en que el único al que rendía cuentas era su “superior jerárquico” directo, el entonces subsecretario del Ministerio de Fomento, Adolfo Menéndez. Y derivó la responsabilidad sobre el “diagnóstico último” que llevó a mantener el alejamiento del barco de la costa —pese a no existir informes técnicos fiables sobre la estructura y daños del petrolero tras el accidente— en su segundo, el subdirector de Tráfico Marítimo, Manuel Nogueira. “Yo no hablé con Cascos ese primer día, no me consta que estuviera cazando” cuando la marea negra inundó la Costa da Morte, arguyó el ex alto cargo Aunque él sí ya presumía desde el primer minuto que el siniestro sería “serio y de gravedad”.

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López-Sors, que se enfrenta a peticiones de hasta cinco años de cárcel por un delito contra el medio ambiente y una multa por daños, se esmeró, incurriendo en confusiones y contradicciones, en defender su tesis: en las dos primeras 48 horas dio la orden de alejar el Prestige “cuanto más lejos posible porque era lo menos peligroso y menos dañino para el medio ambiente”. Se vanaglorió incluso de esa decisión “acertada”, “convencidos de que mejor cuanto más retrasáramos la llegada” de la marea negra a las costas “porque el mar actúa como una central química lavando” el fuel vertido. “El destrozo en las playas fue muy inferior al que causó el Erika en Francia”, remachó.

Funcionario ya jubilado pero cuya imputación hace que el Estado español sea en este juicio a la vez demandante y acusado, pasó apuros para justificar esa orden de “separar el barco de la costa hasta hundirlo”, que dio tajante solo una hora después del accidente sin tener datos ni información técnica sobre la situación real del barco, ni de sus tripulantes. El exdirector de Marina Mercante solo lamentó “haber usado el término consigna porque dio lugar a interpretaciones calenturientas”. Aunque los letrados de Nunca Máis y Arco Iris le pusieron contra las cuerdas y tuvo que reconocer que no se consultó a técnicos ni especialistas en la materia, ni tampoco se siguió “la política diseñada”, según su expresión, por Fomento para estos casos. El exdirector general aseguró que se barajaron otras alternativas para intentar un trasvase del fuel, como llevar el barco al puerto de A Coruña o “una zona de fondeo”. Pero se descartaron. “Si lo hubiera llevado a la ría de Corcubión, estaría en la cárcel como le ocurrió al señor Mangouras [capitán del buque]”.

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