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Dos agentes, acusados de sabotear la red de vigilancia para ayudar a narcos

Los guardias civiles están siendo juzgados en Huelva junto a otras 11 personas

Dos agentes de la Guardia Civil controlan el Servicio Integran de Vigilancia Exterior (SIVE) en Cádiz.
Dos agentes de la Guardia Civil controlan el Servicio Integran de Vigilancia Exterior (SIVE) en Cádiz.ROMÁN RÍOS

Ofrecían la cobertura necesaria para que organizaciones de narcotraficantes lograran introducir con seguridad en España alijos de hachís a través de la costa onubense. Así se comportaba la red, perfectamente estructurada y asentada en el Rompido (Cartaya) que, con la colaboración de dos agentes de la Guardia Civil y un encargado de Vigilancia Aduanera, logró introducir entre octubre de 2010 y febrero de 2011, hasta tres alijos por un total de 3.604,728 kilos. La organización, hasta la detención policial de la mayoría de sus miembros el 23 de febrero de 2011, estaba conformada por 13 personas. Ahora sus integrantes están siendo juzgados en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva en la causa denominada Operación Mecánico, efectuada por la Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional de Huelva.

La investigación, desarrollada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Ayamonte, contó con la participación de la Guardia Civil y la Fiscalía Antidroga. El Ministerio Fiscal les imputa, entre otros delitos, los de asociación ilícita, tráfico de drogas, tenencia de armas o blanqueo de capitales. Las penas para ellos se elevan a 98 años de cárcel.

Dispararon contra el sistema de seguridad y cortaron los cables

El cabecilla de la trama, Leopoldo G.M., es un mecánico de 35 años que se hacía llamar El duque de Cartaya y que llevaba un nivel de vida ostentoso e incompatible con sus ingresos, según la investigación. El cabecilla se apoyaba en dos personas, sus brazos derechos: Fermín G.H., e Israel G.A., que no desempeñaba actividad laboral legal alguna desde hacía años.

Los tentáculos de la banda se introducían en el cuerpo de la Guardia Civil. El duque de Cartaya contaba con el apoyo de J.M.T., destinado en el Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Este era el encargado de avisar de la actividad patrullera de los agentes los días que iban a llegar los alijos y aconsejaba cuándo era el momento idóneo para introducir la droga sin ser descubierto por las patrulleras.

Por su parte, J.L.A., guardia civil destinado en la sección de automoción, colocaba dispositivos electrónicos de balizamiento en los vehículos patrulla de sus compañeros en las localidades costeras de Huelva capital y de Gibraleón aprovechando los momentos en los que los coches entraban en el taller para ser reparados. De esta forma, el líder del grupo poseía información privilegiada de dónde estaban los coches patrulla los días que llegaban los alijos.

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La red también contaba con la ayuda de un vigilante de seguridad de las instalaciones del Muelle del Tinto de Vigilancia Aduanera. Este era el encargado de comunicar los movimientos de las embarcaciones los días de los alijos. La organización llegó a sabotear el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) para facilitar la entrada de la droga, disparando al radar y la cámara de vigilancia y cortando los cables del dispositivo.

La trama introdujo en cinco meses más de tres toneladas de hachís

Los 13 imputados están asistidos por nueve abogados. Las defensas solicitaron el primer día de la vista oral, el pasado cinco de noviembre, la suspensión del proceso con el argumento de que esta investigación provenía de una anterior desarrollada por la Udyco de Andalucía Occidental en la que las escuchas telefónicas fueron desestimadas por el Tribunal Supremo por considerar que se vulneraba el derecho al secreto de las comunicaciones. El inspector jefe, que declaró el jueves, aseguró que la investigación policial de la Operación Mecánico era “propia” e “independiente”.

De los 13 encausados, cinco de nacionalidad rumana reconocieron los hechos que les atribuye la fiscalía, aunque negocian la pena impuesta al no estar conformes con ella. Esas personas fueron las que la red utilizaba para efectuar el desembarco de la mercancía.

J.M.T., agente del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, declaró que conocía a cabecilla, Leopoldo G.M., pero negó su vinculación a la trama. La policía halló en el registro de la casa de este agente 6.000 euros. Él sostiene que se los dio su padre. Durante el registro también encontraron dos GPS y un visor nocturno. El acusado afirmó que los tenía “para entrar en una habitación en la que no se veía bien”.

Durante el juicio también han declarado, aunque solo para responder a preguntas de sus abogados, María T.M., novia del líder de la banda, a la que se le acusa de blanqueo de capitales y Teddy A.V.N., de nacionalidad francesa, al que se vincula con uno de los alijos. Este último declaró en francés, aunque se le atribuye un perfecto conocimiento del castellano. El juicio continúa esta semana.

“Estoy contigo. Soy tu sombra”

Para sortear el control policial e introducir la droga en España sin problemas, la trama delictiva ahora sentada en el banquillo de la Audiencia Provincial de Huelva llegó a sabotear el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE).

Ocurrió el 25 de diciembre de 2010, cuando miembros de la organización dispararon al radar y a la cámara de vigilancia, cortaron los cables del dispositivo y forzaron la puerta del lugar que da acceso a los paneles y pantallas de control de esos equipos, que maneja la Guardia Civil y que vigilan no solo la entrada de droga, sino también la existencia de pateras de sin papeles a la deriva.

El SIVE quedó inutilizado para su uso hasta que fue reparado, por lo que la zona costera que cubría quedó sin la vigilancia necesaria para impedir el tráfico de drogas.

En el juicio, el inspector jefe del grupo de Estupefacientes de Huelva que dirigió la investigación, se refirió a un intercambio de mensajes entre el cabecilla de la trama, Leopoldo G.M. y el guardia civil J. L. A. sobre el incidente del SIVE. Según estas conversaciones telefónicas, el agente le dijo a Leopoldo tras la destrucción del sistema de vigilancia: “Estoy contigo. Soy tu sombra”.

El mismo día del sabotaje al SIVE, el vigilante de aduanas que colaboraba con la trma telefoneó al cabecilla para comunicarle: “Los cinco en blanco, cinco lobitos”. Se refería a que habían disparado con éxito en cinco ocasiones al dispositivo de control, según declaró el jefe de la investigación, que dirigió unas pesquisas que se prolongaron durante ocho meses.

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