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Armas probadas en combate: la experiencia afgana

El Ejército español utiliza Afganistán como laboratorio de nuevo material

Miguel González
Un militar español lanza un avión no tripulado de vigilancia.
Un militar español lanza un avión no tripulado de vigilancia. CLAUDIO ÁLVAREZ

La operación militar española en Afganistán se encamina ya a su recta final, pero diez años largos dan para mucho, para lecciones aprendidas y otras aún por aprobar. El Ejército español ha tenido que adaptar sus tácticas y procedimientos a una guerra asimétrica, donde la mayor amenaza son los artefactos explosivos improvisados (IED) y las emboscadas con armas ligeras. O la mezcla de ambas.

A pesar de los recortes presupuestarios, no se han escatimado medios a la hora de dotar al contingente desplegado en Afganistán con nuevos sistemas de armas de los que carecen sus unidades de origen en España, convirtiendo aquel teatro de operaciones en un “laboratorio de pruebas”.

Algunos de estos sistemas no se incorporarán a la dotación ordinaria de las Fuerzas Armadas, pero otros sí lo harán, tras haberse convertido en productos combat proven (probado en combate). Estos son algunos:

» MRAP (Vehículos protegidos ante un ataque con minas). España ha adquirido dos blindados especialmente diseñados para resistir la explosión de un IED: el RG-31 Nyala (diez ocupantes), fabricado por BAE Systems en Suráfrica, y el LMNV Lince (cinco), de la italiana Iveco.

El tirador ya no tiene que asomarse al exterior para apuntar, sino que dirige la ametralladora 12,70 desde una pantalla. Los MRAP han salvado la vida a muchos soldados españoles, aunque su eficacia depende del grosor del blindaje (el RG-31 pesa 17 toneladas, frente a las 6,5 del Lince) y de la cantidad de explosivo. Algunos van dotados con un rodillo delantero (roller) para explosionar minas enterradas.

» Mortero Cardom. El nuevo contingente que llega hoy a Afganistán estrenará unos morteros de 81 milímetros que refuerzan su potencia de fuego. Los Cardom, de la firma israelí Elbit, están dotados con un sistema informatizado de tiro que dispara 12 proyectiles por minuto. Además, pueden disparar desde el vehículo en el que van instalados, lo que reduce el tiempo de reacción ante un ataque.

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Un helicóptero Chinook despegando de la base de Moqur.
Un helicóptero Chinook despegando de la base de Moqur.CLAUDIO ÁLVAREZ

» UAV Saarcher MK-III J (Buscador). De fabricación israelí, es el primer avión no tripulado de las Fuerzas Armadas españolas. España tiene tres en la base de Herat (Afganistán) para misiones de reconocimiento y vigilancia, ya que no van armados.

Tiene 5,8 metros de largo y 8,5 de punta a punta de las alas. Vuela a unos 10.000 pies (3,3 kilómetros) de altura y cubre un radio de 250 kilómetros, con una autonomía de hasta diez horas de vuelo. Se dirige por control remoto desde una cabina donde se visionan las imágenes que captan sus cámaras óptica e infrarroja. Tiene un inconveniente: no ve si está nublado.

» Mini UAV RQ-11 Raven (Cuervo). Fabricado en EE UU, es el hermano menor del anterior. Las Fuerzas Armadas tienen 23 de estos pequeños aparatos similares a los de aeromodelismo. Cubren un radio de 10 kilómetros, volando a unos 300 metros de altura durante 90 minutos. Se lanzan con la mano (el Searcher necesita una pista) y funcionan con una batería. Disponen de ellos en los puestos de combate y en la base de las tropas españolas en la provincia de Badghis (Afganistán), donde sirven para controlar cualquier movimiento sospechoso cuando se lanza una operación o salen una patrulla. Si se pierden, están programados para volver solos a casa, como una mascota.

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» Botiquín Individual de Combate. No es muy conocido, pero quizá es lo más útil. Se entrega desde 2011 a todos los militares que acuden a Afganistán y se les instruye sobre cómo usarlo. No resulta barato (cuesta unos 200 euros la unidad) pero su contenido lo vale: incluye, entre otros productos, un parche torácico adhesivo para tapar orificios de bala; un gel para quemaduras que reduce la temperatura de la piel a 25 grados; un aerosol desinfectante apto para ojos y mucosas; o una venda elástica para torniquete. Pero lo más sorprendente es un vendaje con una sustancia hemostática capaz de cortar, si se presiona tres minutos, las más tremendas hemorragias. Incluye una jeringuilla para introducir esta sustancia de efectos coagulantes inmediatos en heridas abiertas.

En Afganistán, donde los IED provocan espantosas mutilaciones, parece una argamasa casi milagrosa. El Ejército español ya ha podido comprobar sus efectos en los dos heridos de bala que tuvo en julio y agosto pasados. Recomendación de uso de los médicos militares: empléese el botiquín del herido, el propio se reserva para uno mismo.

» Transmisiones. La participación en una coalición de casi 30 países ha obligado a mejorar las transmisiones. El teléfono por satélite Bgan Explorer 727, la radio Spear net para corta distancia o la Harris HF para larga se han introducido o normalizado. España está desarrollando además una versión propia del sistema de mando y control IFTS de la ISAF, que combina localización por GPS y chat.

» De cantimploras a sacos terreros. La lista de novedades abarca todos los ámbitos. Desde la camiseta térmica que expulsa el sudor o la camel back (una mochila-cantimplora mimetizada con tres litros de agua) al diseño de los campamentos militares, donde se ha generalizado el uso de los Hesco Bastion, equivalentes a los antiguos sacos terreros: cilindros de tierra a presión sujeta con una lona ceñida por gruesos alambres.

Simple pero eficaz para amortiguar una bala o la esquirla de un proyectil. No siempre las mejoras tienen que ser caras o tecnológicamente sofisticadas.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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