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Parlamento a tiempo parcial

Los diputados de Castilla-La Mancha cobrarán dietas, como La Rioja y Castilla León. Además, el Gobierno de Cospedal proyecta reducir su número a la mitad

Luis Gómez
Pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha.
Pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha.GORKA LEJARCEGI

No hay paz para los socialistas en las Cortes de Castilla-La Mancha, un Parlamento austero y discreto, poco dado a los grandes titulares y las voces altisonantes. Los diputados del Partido Popular les recuerdan en cada sesión plenaria, casi en cada intervención, como si fuera un deber impuesto, que son los culpables de un derroche histórico. No es simplemente una estrategia: la política en esta región no se entiende sin considerar el efecto de 30 años de hegemonía (o absolutismo, según desde donde se mire) socialista. En ese contexto, ahora, el PP promueve eliminar los sueldos de los diputados de la región y reducir el Parlamento a la mitad en la próxima legislatura, hecho que ha soliviantado a sus rivales y los populares defienden con entusiasmo. ¿Era un recorte necesario en el Parlamento más austero de España?

Un antiguo convento, que fue cárcel, cuartel de la Guardia civil y hasta parque de Bomberos, conocido en Toledo como el edificio de San Gil, es la sede de las Cortes de Castilla-La Mancha. La decoración es sobria: apenas hay despachos individuales; la mayoría son de dos, tres y hasta cuatro plazas. El personal más antiguo de la casa sostiene que hay fantasmas en el edificio, que los ascensores suben y bajan solos por las noches y que se han escuchado voces a muy última hora.

Y también recuerdan que siendo José María Barreda presidente de las Cortes dejó al grupo popular sin asignación presupuestaria durante un tiempo hasta el punto de que hubo diputados que pidieron un crédito para pagar a su personal. No olvidan también que fue Bono quien les dejó sin asesores en una orden publicada en la Nochebuena de 2001. Son recuerdos de 30 años de ejercicio de poder con mayoría absoluta que condicionan una forma de hacer política. Por ese motivo, la polémica sobre los sueldos de los diputados es celebrada por los populares castellanomanchegos casi con entusiasmo cuando en otras partes de España la mayoría de sus compañeros de partido guarda un discreto silencio. “Entiendo que sea un tema que se tenga que debatir”, dice Francisco Cañizares, portavoz popular, “pero Castilla y León tiene ese sistema y la Rioja también [los diputados no tienen sueldo y solo cobran dietas]. Y lo tuvo esta región durante varias legislaturas y no escuché al PSOE decir otra cosa. Y el número de profesores es el mismo antes que ahora”.

Las Cortes tienen el segundo presupuesto más austero en gasto por habitante. Ahorrará un millón con los sueldos

El Parlamento celebra pleno cada jueves. Es tradición, que el PP ha modificado: ya no es por la mañana, sino por la tarde. Dicen los socialistas que se ha hecho de esa manera para ajustar el trabajo de la cámara a la agenda de la presidenta Cospedal, que así tiene junta de gobierno por la mañana y pleno por la tarde. “Así solo tiene que dedicarle a la región los jueves y el resto de la semana puede estar a sus asuntos en Madrid”, apostillan los socialistas. Los populares tienen la respuesta preparada: “será que los socialistas no quieren trabajar por la tarde”.

Los diputados llegan a lo largo de la mañana. El medio de locomoción es el coche, lógico para la segunda región más extensa de España; los más perjudicados, los que proceden de Albacete, como es el caso de la socialista Dolores Andújar, que viene de Hellín. Algunas veces, procuran venir juntos varios diputados. Empieza la rutina del jueves: preparar las estrategias, comer, y al pleno. Hay una obsesión muy reciente por demostrarles a los periodistas que no comen a la carta. “Comemos juntos y menú del día en la cafetería de las Cortes, los socialistas se van en grupos a otros sitios porque no están unidos”, explica la fuente popular. “Comemos todos juntos en un restaurante, pero es un menú, ¿eh?”, advierte la fuente socialista. El jueves había migas en la cafetería de Las Cortes y debate sobre los sueldos en los pasillos.

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A media mañana, los socialistas han preparado su estrategia. Insistirán sobre lo mucho que han hecho y cómo los populares lo están desmontando todo. Repetirán una y otra vez que hasta 2010 no se quedó pendiente de pago ninguna factura.

“Añadiría una cosa”, apunta el diputado José Molina. “Que el mercado financiero respondió. Que fueron ellos [los populares] los que desprestigiaron la región, los que dijeron que era la Grecia de Europa. Y ahora no nos dan dinero. Si puedes argumentarlo…”.

María Dolores de Cospedal.
María Dolores de Cospedal.GORKA LEJARCEGI

Repasan los puntos del orden del día. Una propuesta socialista para que se realice la autovía del Júcar. El tema lo lleva Modesto Belinchón, un diputado joven por Albacete con la voz rota, que apunta:

—“Voy a desmontar los argumentos de la consejera... Los costes por kilómetro… El trazado consensuado. Y luego, voy a pedir que dimita. Que se rebaje el sueldo un 40%, o mejor, que no es rentable, que para gestionar un presupuesto cero mejor que se vaya”.

Los diputados celebran con frialdad las bravatas de Belinchón. La reunión sigue. Se habla de una propuesta sobre desahucios, que está en uno de los últimos puntos del orden del día. Finalmente, el portavoz, José Luis Martínez Guijarro, trata de aunar criterios sobre el asunto de los sueldos: “No hay nada nuevo. Todavía no se han puesto en contacto con el Grupo Socialista. Que quede claro que con lo que no estamos de acuerdo es con la imposibilidad de la exclusividad. De bajar los sueldos estamos dispuestos a hablar”.

—“Y del sueldo de la presidenta”, interrumpe un diputado.

—“No quieren control”, prosigue el portavoz. “Ella está a tiempo parcial y quiere que nosotros hagamos igual. Es un debate de dedicación, no de sueldos”, enfatiza.

Los populares tienen una reunión muy breve. Repasan el argumentario sobre los sueldos. Son los socialistas los que han estado más de 25 años viviendo del poder y no quieren dejar paso a nadie. Han vivido de la política y pensaban que era para siempre.

Cerradas las estrategias, los 25 diputados del PP y los 24 del PSOE se van a comer. Lo pagan de su bolsillo, aseguran los jefes de prensa, de un sueldo de diputado que ha ido menguando a lo largo de los años y que no supera los 3.000 euros netos. Llevan congeladas sus atribuciones desde 2007 y ya sufrieron un recorte del 7% en 2010. Es decir: un diputado de base ha perdido un 17,21% de poder adquisitivo en este tiempo, hecho que corrobora un entorno parlamentario francamente austero, como admiten fuentes del Partido Popular: es el segundo con el presupuesto más bajo por habitante (4,61 euros) después de la Asamblea de Madrid (4,21). Solo algunos Parlamentos uniprovinciales (La Rioja, Cantabria, Murcia y Asturias) tienen menos diputados, aunque de reducir los 49 actuales a la mitad pasaría a ser de lejos el Parlamento más pequeño de España. La decisión de eliminar los sueldos de los diputados significará un ahorro de poco más de un millón de euros para dejar el Presupuesto de la Cámara para 2013 en 8.749.000 euros.

La nómina de un diputado no supera los 3.000 euros netos. Están congelados desde 2007 y sufrieron un recorte en 2010

Resuelto el trámite de la comida, la Cámara espera por cortesía la llegada de la presidenta Cospedal. La jefa entra pasadas las cuatro. Ha atendido una entrevista y ha charlado un rato con el presidente de las Cortes, Vicente Tirado, también secretario general del PP en Castilla-La Mancha, una acumulación de cargos infrecuente que rompe la tradición de que el presidente de un Parlamento aparente cierta neutralidad. Dicen fuentes populares libres de toda sospecha, y así lo corroboran diputados socialistas, que, cuando Cospedal está en la Cámara, los populares se vuelven más agresivos. Es una señal de su liderazgo, que nadie discute, como sucedió con Bono.

Mientras la presidenta entra en el salón de plenos, el diputado socialista Josele Caballero hace declaraciones ante una cámara de televisión a escasos metros. “Yo trabajo más que un diputado nacional”, se le oye decir, “porque estoy cerca de la calle”. Caballero es trabajador social. Es probable que su plaza se haya extinguido entre tantos recortes y se quede en el paro dentro de unos meses. Los socialistas siguen fieles al argumentario: “¿Por qué los altos cargos populares tienen que tributar en Madrid?”

El orden del día del pleno arranca con cuatro puntos escasamente conflictivos. El cuarto, la creación del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha, cuenta con el favor de ambos grupos. Aun así, unos, los socialistas, recuerdan que fueron quienes empezaron la tramitación y los otros, los populares, que ha sido con ellos cuando finalmente el asunto ha llegado a buen puerto.

Interviene entonces el consejero de Hacienda, Arturo Romaní: Inicia las hostilidades con sus apostillas dentro de un lenguaje técnico: “gestión irresponsable”, “incumplimiento flagrante cuyo resultado es que los intereses de la deuda de la región asciendan a 848 millones”.

El debate se calienta. Responde el socialista José Molina, un diputado corpulento, de voz rotunda: “¿Cuál es la deuda con 50.000 viudas, con los miles de desempleados, cuál es el déficit social que han generado sus políticas? Volverá más pronto que tarde a ofrecer más recortes”, apostilla.

El debate entra ya en el fragor. Es el turno del portavoz popular, Francisco Cañizares: “Hay que agradecer la gestión del Gobierno porque lo que es noticia es que la Junta pague lo que debe… Porque de gastar sí que sabían, de gastar sin pagar... Era la junta más morosa de España… ¿En qué eran expertos los regidores socialistas: perfectos escondedores de facturas… Ahora no les parece bien que paguemos a los bancos, que paguemos a quienes suministran medicinas para los hospitales o a los que nos traen gasóleo para que los niños vayan al colegio… Estos diputados van a dejar de cobrar lo que estaban cobrando y eso lo ven como una catástrofe sobrevenida. Han gobernado siempre y ahora les parece mal que paguemos… Pero eso sí cobrando ustedes hasta el último céntimo”.

Replica Molina: “Le voy a recordar desde el 1 de enero a ver si usted cobra o no cobra... Usted no va a dejar de cobrar. Se apunta al antisistema...”. Y cierra Cañizares: “Aquí quienes sobran son los que los ciudadanos dicen que se vayan. Si tuvieran vergüenza estarían en sus casas. Cobrar lo que han cobrado aquí para llevarse lo que se han llevado aquí. Lo único que les importa es cobrar su sueldo”.

El debate abunda en términos parecidos en posteriores intervenciones. La novedad dialéctica ha estado en la introducción del asunto de los sueldos. La sesión acaba pasada las nueve de la noche porque han decidido acortarla de mutuo acuerdo. Para el próximo pleno habrá más caña. Los diputados toman sus coches y regresan a sus domicilios, la mayoría de ellos a decenas de kilómetros de distancia.

Y será en sus provincias donde harán política a lo largo de la semana, salvo cuando vuelvan al Parlamento por reuniones de comisiones. Porque el diputado castellano-manchego hace mucha vida en su provincia: recibe a ciudadanos o a colectivos, visita pueblos o empresas, convoca ruedas de prensa y se ajusta a la dinámica de su partido. ¿Puede compartirse esta actividad con otro trabajo, a tiempo parcial? Castilla-La Mancha tuvo diputados que cobraban dietas durante varias legislaturas. “Eso es así, pero luego llegaron las transferencias. En 10 años se han hecho el doble de leyes que en los 17 años anteriores”, recuerda Fernando Mata, diputado socialista por Toledo: “Y los Presupuestos se multiplicaron”.

¿Pueden 24 diputados a tiempo parcial controlar a un Gobierno con un presupuesto anual de 8.000 millones de euros? ¿Podrían hacerlo 12 si se consuma la reducción de parlamentarios a la mitad? El PP no entra en el fondo de un debate que tiene puerta trasera: con un Parlamento de 25 escaños es más fácil obtener mayoría absoluta (13) y hacer casi invisible la tarea de una oposición a tiempo parcial. El PP reprocha a los socialistas que solo se preocupen de su dinero. Es un argumentario simple y barato. Que repite una y otra vez. Eso solo sucede en Castilla-La Mancha, después de 30 años de poder socialista.

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