_
_
_
_
_

Miguel Ángel Quinteiro, de 72 años: “¿Cómo voy a pegar a un policía?”

Interior le acusa de abofetear a un inspector-jefe e intentar quitarle la porra el 25-S El manifestante asegura que su actitud fue pacífica y achaca a los agentes su lesión en un brazo Afirma que los antidisturbios se lo llevaron arrastrándolo mientras el permanecía sentado

Hay fotos y vídeos de su historia. Las imágenes, colgadas en Youtube bajo el hashtag #OcupaElCongreso, muestran cómo dos agentes detienen a Miguel Ángel Quinteiro, un exempleado de banca de Redondela (Pontevedra), de 72 años, lo sacan de entre los manifestantes y lo arrastran por el suelo carrera de San Jerónimo arriba hasta atravesar la valla colocada para evitar el acceso de la marcha del 25-S a las inmediaciones de la Cámara. Uno de los agentes tira de su chaqueta. El otro también tira, pero de su porra, a la que el hombre se agarra con fuerza. Una vez atravesada la verja, le dan la vuelta, lo tumban boca abajo e intentan esposarlo por la espalda tirando de su brazo derecho. “¡No haga resistencia que es peor!”, le grita un tercer policía. “¡No hago resistencia, es que me duele, hostia!”, le replica a gritos Quinteiro.

Hasta ahí los hechos grabados. Ahora, las versiones. La de la policía, recogida en el atestado, asegura que un inspector jefe vio a Quinteiro increpando de forma “muy agresiva” a varios miembros de su unidad. “La actitud de este generaba un incremento de la hostilidad por los otros manifestantes”, dice el informe, por lo que el inspector se dirige directamente a él “para que deponga su actitud”. Al hacerlo, siempre según la policía, Quinteiro “trata de golpear” al inspector “a la altura de la cara”, pero este para el golpe con su mano derecha. “Acto seguido, el detenido trata de quitarle la defensa reglamentaria agarrando la misma con su mano derecha, con una actitud muy violenta, consiguiendo desestabilizar al inspector jefe y casi tirarlo al suelo”.

Otro agente acude a auxiliar a su jefe “ayudándole a extraer al agresor de la masa”. El hombre, dice la policía, presenta “una resistencia activa muy acentuada”, lo que, dicen, les obliga a “reducirle aplicando la fuerza proporcional hasta conseguir finalmente inmovilizarle”. Una vez detenido, el inspector dice que observa cómo sangra de un dedo y la palma de su mano. Estima que esa herida se la hizo al evitar el supuesto golpe de Quinteiro.

22.30 del jueves. Es 27-S. Quinteiro sale del juzgado tras su arresto de 49 horas. El mismo que han sufrido otros 35 manifestantes. Tiene buen aspecto pese a que su brazo derecho, del que la policía tiró para esposarlo, lo lleva en cabestrillo. “Me lo retorcieron durante la detención. Los médicos me dijeron que era un problema de tendones”, afirma tranquilo. Después rechaza contundente la versión policial.

“Mi actitud es pacífica, nunca me pegué con nadie, ¿cómo voy a abofetear a un antidisturbios?”, mantiene. Afirma que cuando fueron a por él, estaba sentado en el suelo junto a otros manifestantes, por lo que no pudo intentar pegar al inspector. Dice que así se lo ha dicho a la juez.

“Yo no vine a montar follón. Llegué a Madrid en autobús con un grupo por la mañana e íbamos a volver a Pontevedra después de la manifestación”. Recuerda que se acercó a hacer fotos cuando empezaron los altercados; que alguien dijo “van a cargar, vamos a sentarnos”; y que después los agentes lo cogieron por detrás.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Lo que sí admite es que se agarró a la porra, pero dice que no fue para quitársela al policía. “Fue para defenderme; para que dejaran de pegarme con ella”. Lo demás son quejas sobre el trato en comisaría. Sobre todo, por su lesión en el brazo derecho. El vendado. “Tardaron en llevarme al Samur. Y hasta las tres de la madrugada no fui al hospital. Me dolía”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_