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EL ENCAJE DE CATALUÑA EN ESPAÑA

Rajoy dirá no al pacto fiscal de Mas y solo acepta mejorar la financiación

La Moncloa evita el portazo pero no ve margen de maniobra para el acuerdo

Rajoy conversa con el diputado de CiU Pere Macias. / FOTO: ULY MARTÍN

La cita política clave del nuevo curso llega precedida de un alto nivel de tensión. Mariano Rajoy y Artur Mas se verán en La Moncloa por la mañana. Pero antes, ambos lanzaron mensajes clarísimos que refuerzan sus posiciones y apuntan a que el acuerdo está muy lejos. Mientras el presidente del Gobierno aseguraba en el Congreso con firmeza que la única respuesta a la ofensiva independentista está en la Constitución y rechazaba el pacto fiscal, Mas se reunía en Barcelona para iniciar una especie de proceso para crear una Hacienda propia en Cataluña, algo que el Gobierno considera fuera de la Constitución.

En los últimos días, según diversas fuentes gubernamentales y nacionalistas, ha habido muchos contactos de dirigentes de ambos lados y muchas presiones de empresarios preocupados por un posible choque de trenes. Esas mediaciones no parecen haber fructificado. Todo está a expensas de lo que hablen hoy los dos líderes, pero el ambiente previo a la cita era de tensión y gran preocupación en los círculos políticos. El Gobierno, de forma insólita, comunicó que Mas ha rechazado el ofrecimiento de hablar en La Moncloa, como es habitual. Y como sí había hecho las dos veces que acudió antes al palacio presidencial, tanto con Zapatero (7 de febrero de 2011) como con Rajoy (1 de febrero de 2012).

Rajoy, señalan fuentes del Gobierno y del PP, no tiene intención de dar un portazo a Mas, a pesar de que un sector del partido se lo pide. No es su estilo. Sin embargo, pese a sus habituales formas suaves y ambiguas en las reuniones, Rajoy no tiene ningún margen para aceptar las propuestas de Mas, señalan en el Ejecutivo. Le dirá un no clarísimo a su pacto fiscal, una especie de concierto económico. Y solo abrirá ligeramente la puerta a una posible mejora de la financiación de Cataluña cuando se reforme el sistema de financiación, en 2013. Pero en cualquier caso no de forma inmediata, porque ahora la situación económica no se lo permite. Esto es, Rajoy intentará ganar algo de tiempo. Pero no parece que Mas esté por la labor. Todo indica que está decidido a convocar elecciones de manera rápida.

Diputados de CiU ven inevitable las elecciones, incluso en otoño

Rajoy ya apuntó esa solución que él plantea pero dejando claro su rechazo al pacto fiscal. “Sobre los temas de financiación simplemente quiero decirle que no estoy de acuerdo con el concierto económico que ustedes plantean”, le contestó a Pere Macías, de CiU, en la sesión de control del Congreso. “El modelo de financiación aprobado no contó con mi voto, fue promovido por la Generalitat. Puede, sin duda alguna, mejorarse, como ya se ha hecho en otras ocasiones, pero también le digo que este no es el momento para generar más problemas ni inestabilidad política”.

Ese mensaje en contra de la inestabilidad también puede ser interpretado como una petición de Rajoy para que Mas se olvide de adelantar las elecciones ya mismo, como se está planteando, para no generar más inestabilidad. Fuentes del Grupo de CiU en el Congreso apuntan incluso que esos comicios podrían ser en noviembre.

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Rajoy lanzó otros mensajes de fondo contra Mas. Rosa Díez (UPyD) le planteó incluso que utilice si hace falta el artículo 155 de la Constitución, que permite suspender la autonomía de una comunidad y que no se ha usado nunca. Él contestó que la respuesta al independentismo “está en la Constitución y en las leyes”. “Soy el presidente del Gobierno de España y me he comprometido a jurar, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, y así lo haré si es procedente hacerlo”, remató ante Díez.

Y después llegó la carga directa contra Mas: “Los representantes políticos tenemos un plus de responsabilidad. No debemos dejarnos arrastrar por los acontecimientos. Los catalanes tienen muchos problemas. Lo que no se puede hacer es echarle la culpa de todo lo que pasa a los demás ni generar inestabilidad política”.

La forma en la que Mas ha manejado esta situación ha creado inquietud en el grupo parlamentario de CiU en el Congreso. Ayer, Josep Antoni Duran Lleida cedió al diputado Pere Macías la portavocía del grupo para hacer la pregunta a Rajoy, alegando enfermedad. Duran acudió a la manifestación independentista de la Diada, pero encabeza Unió, el sector menos soberanista de CiU, acostumbrado a llegar a acuerdos con el Gobierno del PP, especialmente sobre asuntos económicos.

Presiones de empresarios para evitar el choque Estado-Cataluña

“Una mayoría de catalanes no está de acuerdo con el trato político, económico y financiero que se da a Cataluña; una mayoría no se siente cómoda ante un proyecto de Estado en el cual no parece caber Cataluña”, le dijo Macías a Rajoy en el pleno.

También los socialistas se encuentran en una posición incómoda. Alfredo Pérez Rubalcaba aprovechó su pregunta a Rajoy para pedir una salida dialogada. “Es un problema político que hay que enfrentar con diálogo porque estos problemas no se arreglan con el tiempo, más bien se estropean; enfrentar desoyendo las voces altas de los separatistas y también los gritos de los separadores”.

El líder de la oposición ha mantenido contactos con el presidente para trasladarle su posición. Ambos comparten el rechazo al pacto fiscal que plantea Mas y una parte del análisis político: es un movimiento estratégico de cara a las elecciones, pero que se le ha ido de las manos y conduce a un callejón sin salida. Su argumento político fundamental es que CiU y PP han votado juntos en Cataluña y en el Congreso en los últimos años y, por tanto, deben aportar salidas pactadas.

Difieren en la salida, porque el PSOE entiende que debe abrirse un diálogo que incluya reformas en el sistema de financiación y el desarrollo de artículos del Estatuto de Cataluña que fueron anulados por el Tribunal Constitucional. Rubalcaba tiene la presión del PSC, que mantiene un importante sector catalanista. En cualquier caso, el líder del PSOE dejó clara el domingo en Barcelona su posición en contra del pacto fiscal y da por hecho que no podrá evitar que las elecciones anticipadas giren sobre la independencia. En este contexto, los socialistas están molestos por la forma en la que el Rey entró el martes en la polémica política con su carta.

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