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La crisis de Gobierno no se espera salvo que el rescate obligue a condiciones duras

El que más presión tiene es Montoro, criticado por su empeño en subir IRPF antes que el IVA

Carlos E. Cué

Cada vez más dirigentes del PP señalan que uno de los problemas fundamentales del Gobierno es que la concentración en la economía no deja a Mariano Rajoy y a la mayoría de su equipo tiempo para hacer política. Otros creen que precisamente por eso el presidente no tardará en incorporar al Ejecutivo a pesos pesados, como Javier Arenas. Efectivamente, Rajoy dedica casi todo su tiempo a gestionar la complejísima negociación internacional que, con toda probabilidad, acabará con un rescate de España aunque no a la griega, sino a través de la compra de bonos.Por eso, explican en su entorno, ni está en los asuntos de la vida política española ni piensa en cambios en el Gobierno ni se ocupa de dirimir las disputas entre sus ministros.

La última guerra en el equipo económico, esta vez entre Cristóbal Montoro y José Manuel Soria a cuenta de la tantas veces retrasada reforma energética, ha desatado todas las alarmas en el PP e incluso ha provocado ya una consecuencia de alto nivel: la tensión con las eléctricas ha llevado al Ejecutivo a asumir el cierre de la central de Garoña, pese a que Rajoy prometió que si él ganaba no cerraría.

Todos los consultados insisten en que hacer una crisis de Gobierno tan pronto no cuadra con la personalidad de Rajoy. Pero algunos señalan una excepción. Si el rescate conlleva condiciones duras, como la congelación de las pensiones o una reducción mucho mayor del seguro de desempleo, o nuevas rebajas de sueldos de funcionarios, la tensión sería de tal calibre que Rajoy tendría que entregar cabezas.

El que más presión tiene es Cristóbal Montoro, criticado por muchos sectores por su empeño en subir IRPF antes que el IVA. Al final subió los dos. También el fracaso aparente de la amnistía fiscal o el dramatismo con el que se ven fuera de España los rescates a las autonomías juegan en su contra. Sin embargo, Montoro tiene respaldos importantes, como Arenas, y uno clave: el de Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta. Hay varios ministros quemados. Pero hasta el rescate no se moverá nada. Y en el Gobierno insisten en que va para largo.

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