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Gritos estremecedores de madrugada

Así pasaban el lunes los inmigrantes que ocupaban Isla de Tierra

Mónica Ceberio Belaza
Soldados españoles abastecen de agua y comida a inmigrantes en Isla de Tierra.
Soldados españoles abastecen de agua y comida a inmigrantes en Isla de Tierra.EFE

“He hablado con una inmigrante de Camerún que llegó el miércoles pasado y dice que están muy angustiados porque no tienen información de ningún tipo”, aseguraba ayer Armel Nya, de la asociación humanitaria Elin. “No saben qué puede pasar con ellos. Pero no me ha dado la sensación de que estén dispuestos a dar marcha atrás”. La mujer pudo contactar con él gracias a la batería del teléfono de una de las personas que llegó el domingo a Isla de Tierra. Cuando esa fuente de energía se acabe, quedarán de nuevo incomunicados.

Los inmigrantes, a pesar de ser casi un centenar, apenas se ven desde la playa. Se han resguardado en el lado más al norte, que no se ve desde la costa. Solo de vez en cuando asoma alguno detrás de la bandera para observar el despliegue de las fuerzas de seguridad marroquíes. En el islote no hay nada que hacer. Pasean de tanto en tanto, algunos con camisetas sobre la cabeza para protegerse del sol, y otros se sientan junto a pequeñas lonas que crean zonas de sombra. No hay árboles y hace calor, aunque el fuerte viento lo hace más tolerable que en los días anteriores, señala un hostelero de la zona.

El único movimiento del día en Isla de Tierra, vallada con alambre de espino y con carteles que informan en español, árabe y francés de que está prohibido el acceso, es la llegada de una zodiac a las seis de la tarde. Un grupo de militares procedentes del contiguo Peñón de Alhucemas, donde hay desplegada una guarnición del Ejército español, se acerca a la isla para lanzarles bolsas con agua y comida. Los inmigrantes se agolpan en uno de los extremos para recibir esta ayuda básica, pero algunos paquetes caen al agua. Los soldados no bajan de la lancha en ningún momento, acaban su labor, rodean la isla y regresan a su peñón con aspecto de cárcel decimonónica.

Más tarde, el despliegue de agentes marroquíes se incrementa. Parte de la playa, la más cercana al islote, es desalojada. Los bañistas se tienen que trasladar a otra zona. Aparecen cuatro furgones militares y otros cuatro de la Gendarmería. Parece que quizá se esté preparando algún tipo de intervención. Dos agentes informan de que a partir de ese momento está prohibido hacer fotos. Pasada la medianoche, un helicóptero aterriza en el contiguo Peñón de Alhucemas, de soberanía española y con una pequeña guarnición militar. Comenzaba así, en la oscuridad más absoluta, la operación conjunta entre Marruecos y España para poner fin al asentamiento

Desde la lejanía se observa también cómo agentes con linternas, guardias civiles según fuentes marroquíes y españolas, iban buscando a los inmigrantes que quedaban en la isla y que trataban de esconderse. Sobre las tres y media de la madrugada se escucharon gritos desgarradores, pero era imposible saber con exactitud de dónde procedían.

Isla de Tierra es suelo español y los 71 inmigrantes no quieren abandonarla rumbo a Marruecos. La operación de desalojo determinará su suerte.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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