Las ‘mujeres de’ o presuntas corruptas
Las esposas de presuntos corruptos han acabado, en muchos casos, salpicadas por los negocios de sus parejas
No son la mujer del César. Sobre ellas no cae el aforismo de “no solo tiene que ser honesta sino también parecerlo". Pero en un considerable número de casos de corrupción, las “esposas o parejas de” se han visto implicadas, en mayor o menor medida, en las tramas y negocios turbios que investiga la justicia. Se han convertido en presuntas corruptas. En muchos casos, pese a aparecer como propietarias o copropietarias de sociedades, aseguran desconocer a qué se dedicaban las empresas que, en teoría, regentaban. Sus parejas tampoco las implican y, en la mayoría de las ocasiones incluso las exculpan. El desconocimiento de lo que hacía su “mano derecha” o “media naranja” es el argumento más esgrimido entre quienes, en ningún caso, sospecharon de un cambio en el ritmo de sus vidas. Ni se extrañaron de casas nuevas, coches de alta gama o viajes que traspasaban la normalidad.
La Audiencia de Palma ha rechazado citar a la infanta Cristina como imputada pese a que, junto a su marido Iñaki Urdangarin, formaba parte del comité directivo del Instituto Nóos, el ente a través del que se ingresaron casi seis millones de euros en contratos de los Gobiernos de la Comunidad Valenciana y de Balares sin que mediara concurso público. El juez ya rechazó esta imputación al considerar que la hija del rey no participó en los hechos delictivos que investiga, aunque una de las empresas que se benefició de los contratos con las administraciones fue Aizoon, cuya propiedad comparten al 50% la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. El Duque de Palma no se cansó de insistir en que la infanta no estaba al tanto de sus negocios, aunque algunos correos, testimonios y documentos ponen en duda sus afirmaciones. Aún así, el juez sostuvo que “no cabe extraer la complicidad de Doña Cristina Federica de Borbón y Grecia del dato de un supuesto incremento del nivel de vida del matrimonio” ya que “no fue tan sorpresivo como acontece en aquellos casos que se pasa de la modestia a la opulencia”.
El debate sobre la posible implicación de la infanta en el caso Nóos ha llevado a otras imputadas a compararse con ella. Así lo hizo Isabel Pantoja, tonadillera y expareja del exalcalde de Marbella, Julián Muñoz, acusado en el caso Malaya. Según la fiscalía, ella participó en el blanqueo de 1,84 millones de euros supuestamente procedentes de sobornos cobrados por Muñoz.“Soy como la infanta Cristina, pero no tengo una sociedad al 50% como ella”, llego a decir Pantoja. Otras diferencias son que, según el fiscal, la cantante era "perfectamente conocedora" del origen ilícito de los fondos del que fue su novio y la compra de un lujoso apartamento, inscrito a nombre de una empresa de la cantante de cuyas cuentas no salió un solo euro para realizar el pago. Según el fiscal, el apartamento "fue abonado en su integridad por Julián Muñoz con cargo a fondos ocultos de procedencia delictiva".
Otra de las quejas comparativas llegó del socio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, que protestó por el trato diferencial a su esposa, Ana María Tejeiro, y a la infanta Cristina. Tejeiro está imputada por ser administradora de una de las entidades del entramado societario, en su mayoría sin actividad, que presuntamente ambos utilizaban para emitir facturas falsas y transferir fondos y desviarlos a paraísos fiscales. Sin embargo, Tejeiro, que nunca realizó acto de administración alguno, se encuentra imputada desde mediados del año pasado.
Tampoco sabía nada de nada Carmen Rodríguez Quijano, esposa de Francisco Correa, cabecilla de la trama Gürtel. “La relación personal es inexistente”, alegó, antes de explicar ante el juez que llevaban cuatro años “sin tratarse”. Pero es que Rodríguez Quijano fue administradora de varias de las empresas de la red corrupta, aunque dijo no recibir ningún sueldo por su condición de administradora. Aún así aparece en cinco comisiones rogatorias, en cinco de los requerimientos de información y documentación que los jueces han hecho a paraísos fiscales. La esposa de Correa fue jefa de gabinete del Ayuntamiento de Majadahonda, cuyo exalcalde también está imputado y con el que se realizaron varias operaciones.
Rosalía Iglesias, la esposa del extesorero del PP Luis Bárcenas, ha reclamado, en tan numerosas ocasiones como lo ha hecho el propio Bárcenas, el sobreseimiento de su imputación en Gürtel. Pero Hacienda mantiene la sospecha de que es responsable de fraude fiscal y lo que se está tratando de averiguar es si se trata de dinero negro procedente de la trama en forma de pagos a su marido por parte de las empresas de Correa.
Una de las que más sorpresa expresó fue la actual ministra de Sanidad, Ana Mato, que estuvo casada con el exalcalde de Pozuelo de Alarcón, Jesús Sepúlveda, también implicado en el mayor escándalo de corrupción que afecta al PP. Vio como normales los viajes y el coche Jaguar del entonces si esposo porque “se lo podía permitir”. Mato siempre alegó haber pagado sus gastos.
Una cuenta cifrada en Suiza con un saldo de más de 400.000 euros fue uno de los motivos de la imputación a la mujer de El Abondiguilla, el exalcalde del PP de Boadilla del Monte, Arturo González Panero. Elena Villarroya también está imputada por delito fiscal.
Y es que "no es infrecuente que el eventual lucro obtenido trate de ocultarse en la esfera familiar", tal como señaló la Audiencia de Castellón para permitir el acceso a la investigación del patrimonio y cuentas de la entonces esposa del presidente de la Diputación y aún presidente provincial del PP, Carlos Fabra. María Amparo Fernández es una de las pocas imputadas en el caso Fabra ya que también formaba parte de las sociedades a través de las que se realizaron los presuntos negocios turbios, y por varios fraudes fiscales.
