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Vuelco total: los banqueros, al Congreso

Presionado por autos judiciales, Rajoy rectifica y el PP pide 24 comparecencias Rato será de los primeros, al final de julio, y los populares citan a Solbes y Salgado

Rodrigo Rato y Mariano Rajoy en un acto organizado por Bankia.
Rodrigo Rato y Mariano Rajoy en un acto organizado por Bankia.CHEMA MOYA (EFE)

Muchos entre los suyos dicen que Mariano Rajoy es inmune a las presiones. Pero otros señalan que no es así. Simplemente, explican, reacciona mucho más tarde que los demás. Pero sí escucha y lee todas las críticas, y es sensible a ellas, aunque con retraso, señalan. La presión para que los banqueros responsables del hundimiento de varias cajas comparecieran en el Congreso era fortísima. Incluso dentro del PP. Rajoy la aguantó dos meses: desde la caída de Rodrigo Rato hasta ayer.

Una semana después de que la justicia abriera la veda con la imputación de Rato y otro histórico del PP también en Bankia como Ángel Acebes, una decisión que hizo saltar todas las alarmas del Gobierno, el presidente ha cedido a la presión social y de su propio grupo parlamentario y ha autorizado que se empiece cuanto antes, a finales de julio, fuera de periodo de sesiones, un desfile de banqueros por el Congreso, algo inédito en la historia de la joven democracia española.

Alfonso Alonso, el portavoz parlamentario del PP, que siempre fue proclive a las comparecencias como la mayor parte del grupo, anunció ayer por sorpresa que ha solicitado 24 de ellas. No será en una comisión de investigación, como pedían UPyD, IU y finalmente también el PSOE. Serán comparecencias normales y abiertas en la Comisión de Economía y no cerradas para la subcomisión específica del FROB. Pero los banqueros irán al Congreso. Al no ser comisión de investigación, pueden negarse, pero es poco probable que lo hagan. Algunos incluso dicen que lo están deseando, en especial el propio Rato. Tampoco será un formato ágil de pregunta-respuesta, que es el de la comisión de investigación, sino más bien estilo clásico: sucesión de discursos.

El PSOE reclamará ahora la presencia de Miguel Blesa y el PP lo podría aceptar

Una vez tomada la decisión política, que correspondía a Rajoy, el PP va a intentar utilizar su mayoría absoluta para darle la vuelta al escándalo de Bankia, que claramente toca de lleno a este partido, y tratar de volcar sobre el PSOE y el anterior Gobierno toda la presión. El objetivo del PP es compartir con los socialistas el coste de imagen ante la sociedad que supone la crisis de las cajas. Por eso entre las comparecencias, y probablemente serán de los primeros, el PP ha colocado a los exministros de Economía del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, Pedro Solbes y Elena Salgado, o a los responsables de otras cajas con graves problemas muy vinculados al PSOE, como Narcís Serra (CatalunyaCaixa), exvicepresidente de Felipe González como Rato lo fue de José María Aznar, o Juan Pedro Hernández Moltó (Caja Castilla-La Mancha) que fue diputado del PSOE.

El listado de comparecientes es amplio —no dará tiempo en julio, el resto se dejará para septiembre—, con responsables de todas las cajas con problemas (también CAM, Cajasur o Novacaixa Galicia) pero podría ir aún más lejos. El PSOE, que no se esperaba este vuelco, se quejó de que falta Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid durante 12 años claves. Si lo pide el PSOE, señalan fuentes del PP, es probable que Blesa al final también se incluya.

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Todo tiene un alto riesgo tanto para el PP como para el PSOE, ya que muchos de los comparecientes poseen información privilegiada y algunos, como el propio Rato, están molestos con Rajoy por el trato recibido. Por eso, entre otros motivos, las comparecencias se descartaban una y otra vez con la mayoría absoluta del PP.

De hecho, el PSOE iba a forzar mañana mismo una nueva votación en la Diputación Permanente —en julio no hay periodo de sesiones ni plenos ordinarios, el de hoy es extraordinario— para demostrar que el PP no quería aclarar el escándalo de Bankia.

El Gobierno se había mostrado muy esquivo. Pese a la enorme preocupación interna que generó la imputación de Rato la semana pasada, a través de la querella presentada por UPyD, que se ha marcado un gran tanto político, Soraya Sáenz de Santamaría no quiso decir el viernes ni una palabra sobre Rato en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

El expresidente de Bankia quiere ir al Congreso a pelear por su imagen

El propio Rajoy, preguntado en varias ocasiones en los últimos meses, siempre decía que él no estaba en contra de investigar pero que no le parecía el momento. “Yo quiero un debate sobre este asunto donde tenga que haberlo, pero estamos en un momento muy importante y delicado, no digo que esto [las comparecencias en el Congreso de los responsables de las cajas] no sea importante, pero vamos a la mayor, no creo que esto sea decisivo en este momento” sentenció hace un mes.

En privado, el Gobierno insistía en que la parecía “irresponsable” mandar a los banqueros al Congreso en estos momentos. Y las negociaciones entre Santamaría y Elena Valenciano (PSOE) para pactar las comparecencias quedaron en nada. Parecía bastante claro que Rajoy y la vicepresidenta estaban frenando la decisión contra el criterio de la mayoría del PP. Todo se dejaba para después del verano.

Mientras, el parlamento británico forzaba la pasada semana a acudir a los banqueros implicados en el escándalo de la manipulación del Libor en la misma semana en que estalló. Y cada vez más dirigentes del PP, en privado pero también en público, insistían en que había que dar una explicación del escándalo.

¿Qué hizo cambiar de opinión a Rajoy? Como siempre, es difícil saberlo. Pero todas las fuentes consultadas apuntan a tres elementos. Por un lado, el más claro, la presión de la justicia. La decisión de la Audiencia Nacional de la semana pasada fue clave. Una vez admitida a trámite la querella, el proceso se vuelve incontrolable para el Gobierno. Y quiere liberar algo de presión social con las comparecencias.

Por otra, la voluntad del propio Rato de comparecer. El exvicepresidente tiene su imagen hundida, y quiere pelear por ella. Pese a la gran distancia con Rajoy, Rato es un referente histórico del PP y aún conserva ascendiente en algunos sectores. Si quería ir, era difícil negárselo. Y por otro, el hecho de que el Eurogrupo haya cerrado ayer las condiciones del rescate bancario a España. Eso también le daba a Rajoy la excusa y tranquilidad que necesitaba.

Es difícil saber cuál de las tres ha pesado más, pero lo que es seguro es que al presidente no le gusta esta ronda de comparecencias, que teme que se pueda descontrolar. Una vez más, Rajoy ha reaccionado por la presión social. El PP pondrá ahora su maquinaria en marcha para intentar que le perjudique lo mínimo posible y se vuelva contra el PSOE.

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