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“Era un partido político, no una ONG”

Un juicio por corrupción a exdirigentes de Unió Mallorquina retrata las tramas y las 'vendettas' entre “facciones en guerra”

Unió Mallorquina (UM) “era un partido, no una ONG” y tenía “guerras y batallas”, entre “facciones y tendencias”, con “ganadores y perdedores”. Este parte se narró ante los jueces de la Audiencia de Palma por parte de acusados, fiscal y abogados en tres días de juicio por corrupción. La alusión a la ONG fue de Mateu Sedano, letrado y veterano político de UM, minoría fija en el reparto del poder en Baleares, que gobernó con el PP y con toda la izquierda (PSOE, PSI, IU, Verds), alternativamente, entre 1983 y 2010.

El micropartido (6,7% de votos en 2007) reventó mientas gozaba de la máxima cuota histórica de poder, en 2010, por sus escándalos y detenciones de cargos que culminaron con el registro y sellado de la sede central de Palma. La crónica final se escribe en dos decenas de sumarios judiciales y medio centenar de militantes imputados.

El letrado Sedano cuestionó el trabajo de la Fiscalía Anticorrupción y lanzó un alegato para evitar que Francesc Buils, consejero de Turismo de Baleares entre 2007 y 2008, sea condenado a cuatro años y medio de cárcel. Buils supuestamente prevaricó y malversó 15.000 euros públicos para “agradecer favores políticos y servicios prestados" por un empresario amigo y del partido, según el fiscal Miguel Ángel Subirán. Buils carga con otras causas –por acusaciones de cohecho que niega- y pasó dos noches en los calabozos, al saltar por los aires su partido.

Desde UM se "usó dinero público para lucimiento político personal”, dijo el fiscal, que cree que "prostituía" la Administración “con el mayor descaro del mundo". Buils rechaza haber ordenado los supuestos favores concedidos como autoridad a otro pionero como él de UM, al exalcalde de Sóller, hotelero y transportista, Antoni Arbona, por organizar dos actos electorales en uno de sus establecimientos.

El acusado Arbona se convirtió en arrepentido, devolvió los 15.000 euros tras confesar que fue ‘compensado’ con dos pagos, de 3.000 y 12.000 euros, de la consejería de Turismo de Buils por un supuesto estudio y una guía sobre senderismo. Un encargo disfrazado. Hay otro caso idéntico, pendiente de otro juicio.

En las pugnas internas de la 'no ONG' Unió Mallorquina se compraban fidelidades pagando a las distintas guerrillas locales de Mallorca. Lo han confesado diferentes imputados. El fiscal Subirán fue retórico, punzante a veces y motivó la queja de tres abogados. En la vista, el tribunal atendió a las disquisiciones del fiscal y acusados sobre cómo repercutían en el Gobierno balear las pugnas de las familias internas de UM, las vendettas cruzadas entre bandos.

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El aprtido bisagra tenía alas: la Liga Norte (alcaldes nacionalistas), munaristas continuistas (el clan fundador alrededor de la líder Maria Antònia Munar) y nadalistas, afectos a su delfín Miquel Nadal, que la traicionó al narrar que le dio 300.000 euros opacos en su coche oficial. Munar y Nadal están pendientes de una sentencia de la Audiencia de Palma donde se enfrentan a posibles penas de seis y tres años.

El abogado Mateu Sedano atacó al fiscal Subirán por supuesta protección a los arrepentidos que colaboran confesando los delitos y por “construir acusaciones”. Subirán señaló que los pagos ilegales de Buils se tramitaron a través de “contrataciones nefastas, chapuceras y cochambrosas. El expediente de contratación al hotelero Arbona fue "catastrófico e incompleto", dijo. La abogada de la acusación particular por la Comunidad Autónoma, María Ángeles Berrocal, pide también cuatro años y medio para el exconsejero Buils. La letrada pública resumió que el caso del hotelero compensando se tramó "en un tan español  "¿qué hay de lo mío?”.

Casi todos los líderes y principales cargos públicos de UM –un grupo que nunca superó los 800 militantes reales- están imputados por corrupción. Un secretario general (Tomeu Vicens) cumple tres años de cárcel por un episodio similar de malversación y prevaricación de 12.000 euros. El partido reunió, en las últimas elecciones a las que concurrió, autonómicas de 2007, 28.082 votos de una población de más de un millón de personas. Entonces, con el 6,7 % de los sufragios, retiró el apoyo a su último aliado, el PP de Jaume Matas, y dio el poder a socialistas y nacionalistas con Francesc Antich al frente.

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