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Urdangarin es Míster Liebaert

El duque omite su apellido en las reservas “por la singularidad de la persona”, según su asistente

Iñaki Urdangarin, duque de Palma.
Iñaki Urdangarin, duque de Palma.

El yerno del Rey, Iñaki Urdangarin, también es “Mr. Liebaert”. En sus viajes por Sudamérica, donde actúa como consejero de Telefónica, en ocasiones oculta su verdadera identidad, ignora el apellido paterno y se reseña solo con el materno. Así actúa con las reservas en las compañías aéreas y, presumiblemente, con las contrataciones de alojamientos. Hay pruebas escritas.

Esta omisión de sus datos principales de identificación, nombre y apellido, sucede “por la singularidad de la persona y por temas de prensa”. Lo aseguró al juez José Castro la asistente personal del duque, Julita Cuquerella Gamboa, que declaró como testigo el pasado día 20 de abril en Barcelona. También enmascaraba datos de su identidad en las reservas en restaurantes. El duque es integrante de la Familia Real por casamiento y, antes de estar bajo sospecha judicial, mantuvo una intensa vida profesional, social y oficial en España.

La referencia de esa maniobra de ocultación está en el testimonio textual del interrogatorio que el juez, el fiscal y los abogados personados efectuaron a Cuquerella y que ocupa 30 folios. El juez y el fiscal indagaron con profundidad si desde la compañía patrimonial Aizóon del Duque de Palma y de la infanta Cristina se abonaron viajes privados de los nietos de Rey, con la tarjeta de la empresa, para lograr compensaciones fiscales.

El rastreo judicial de Aizóon se justifica en que ingresó parte del dinero supuestamente desviado de las administraciones de Baleares y Valencia que contrataron actividades con el Instituto Nóos, de Iñaki Urdangarin y su socio Diego Torres. El magistrado interrogó a Cuquerella sobre emails intervenidos en las sedes de las empresas sometidas a investigación. Este es el episodio sobre un correo que alude a un pago con la visa de Aizóon de un billete aéreo de Mr. Liebaert:

Juez: Aquí hay Mr. Liebaert Ignacio. Este debe ser pariente del señor.

Secretaria de Urdangarin: Este es Ignacio, es el señor Iñaki Urdangarin.

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Juez: Si pero como pone Liebaert parece que podía ser algún pariente por la línea materna ¿no?

Secretaria: No, es que hay veces que por temas de discreción nos autorizan, sobre todo cuando viaja a países de Sudamérica, a utilizar el segundo apellido. Eso lo hacemos mucho con el señor por la singularidad de la persona y por temas de prensa.

Juez: O sea que este puede ser don Ignacio. Aquí está doña Cristina Federica (de Borbón), la esposa del señor Urdangarin, y también fue cargado a la visa de Aizóon.

Esta argucia de ocultación la usó el yerno del Rey aun antes de que se disparase su popularidad tras el escándalo del caso Nóos, su consiguiente imputación judicial y su marginación oficial de la agenda de actividades de la Casa Real. En la causa de Nóos, en las notas manuscritas hay muchas referencias con las iniciales IU (Iñaki Urdangarin) y pistas de decenas de firmas del personaje en muchos emails.

Julita Cuquerella es la guardiana de los secretos del duque, incluyendo el de una cuenta cifrada en Suiza. Explica al juez que Urdangarin buscó un perfil de alguien “más (que) discreto”. Ella entró a trabajar como asistente, secretaria que “no asesora” para realizarse personalmente tras dedicarse a la enseñanza. Es diplomada en Magisterio y licenciada en Filología Inglesa. Tiene siete hijos y detalla que los escolares la saturaban porque daba clases a niños pequeños y que, finalmente, la despidieron del colegio.

Urdangarin rezó un Ave María por Julita

El día antes de ir a declarar Julita Cuquerella –el 20 de abril- como testigo sobre los supuestos negocios sucios en Nóos por parte del duque de Palma y de su socio Diego Torres, recibió un mensaje de su jefe directo para darle “mucho ánimo, tranquila”.

El juez le pregunta si ha hablado con él de lo que iba a decir. “No me ha dado ninguna instrucción. Me ha mandado un mensaje claro. Para darme mucho ánimo. Para mí esto un trago de buen gusto no es. Le he dicho muy bien, estoy tranquila, pero tu reza un Ave María para mí para que esté más tranquila”.

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