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Rajoy no convence a sus socios para que el BCE intervenga de urgencia

El presidente insistió en que la liquidez es “más urgente, de enorme importancia en este momento, mucho más que el diseño futuro de la UE”

MIGUEL GONZÁLEZ (ENVIADO ESPECIAL)

Agobiado por la presión de los mercados, que mantiene la prima de riesgo española próxima a los 500 puntos, el presidente español, Mariano Rajoy, llegó al Consejo extraordinario celebrado anoche en Bruselas con el propósito de convencer a sus homólogos europeos de la urgencia de una intervención contundente del Banco Central Europeo (BCE), que frene la escalada del tipo de interés que debe pagar España por financiar su deuda. Seis horas después, se marchó con las manos vacías. Alegó que se trataba de una cumbre informal, en la que no estaba previsto adoptar decisiones sino preparar los acuerdos que deben tomarse a finales de junio. Y agregó que, en realidad, los mandatarios europeos no tienen posibilidad de dar instrucciones al BCE, celoso de su independencia.

¿Por qué se empeñó entonces en plantear una demanda imposible? Porque, según sus palabras, la liquidez es la cuestión “capital, de enorme importancia en este momento, mucho más que el diseño futuro de la UE”, alegó. Porque se pueden hacer todas las reformas y sacrificios que se quieran, “pero si las deudas públicas no se pueden sostener, tenemos un problema”, añadió.

Rajoy, que pidió medidas que pudieran aplicarse en 24 horas en vez de debates de futuro cuyos resultados en el mejor de los casos solo podrán concretarse a medio plazo, intentó soslayar la sensación de fracaso asegurando que “en este momento [la sostenibilidad de la deuda europea] está garantizada; si llega el momento en que no lo está, las decisiones se podrán tomar en 24 horas”. Recordó que el presidente del BCE, Mario Draghi, “ya ha hecho lo que consideró oportuno y conveniente en otras ocasiones”, en alusión a la compra de deuda pública en el mercado secundario y a los manguerazos de dinero barato con los que ha transferido a la banca europea un billón de euros, pero no explicó cómo convencerle de que vuelva a hacerlo. Rajoy reiteró ante sus homólogos el compromiso de su Gobierno con el control del gasto público y su voluntad de seguir adelante con reformas que hagan la economía española “más competitiva y flexible”. Ni con esas.

No está solo en su empeño. Horas antes de la cumbre se le unía el presidente francés, François Hollande, en su exigencia de que el BCE inyecte liquidez a países en apuros. Ambos mandatarios almorzaron en París antes de viajar juntos a Bruselas. Rajoy llegó a su primera cita en el Elíseo como un férreo aliado de Angela Merkel, pero cruzó con Hollande una de las líneas rojas de Alemania al exigir públicamente al BCE “financiación, liquidez y sostenibilidad de la deuda”, y pedir a la UE un “mensaje claro y entendible sobre su sistema financiero y la permanencia del euro”.

Hollande y Rajoy expresaron, con bastante más claridad y entusiasmo el primero, su deseo de que Grecia siga en el euro. Preguntados por una información que afirmaba que el Eurogrupo ha pedido a los ministros de Economía que pongan en marcha planes de contingencia para cubrir una posible salida griega del euro, Rajoy reaccionó con ironía (“espero que el Eurogrupo no tenga que trabajar mucho en este tema y que Grecia siga en el euro, yo si fuera griego no tendría ninguna duda”), mientras Hollande afirmó con rotundidad que se niega a contemplar esa posibilidad, y prometió que hará “todo lo posible para convencer a los griegos de que sigan en el euro respetando sus compromisos y a Europa de que es necesario ayudar directamente al crecimiento de Grecia”. “Tenemos que transmitir que el euro va a estar siempre con nosotros y que nunca habrá un impago, necesitamos acabar con los rumores”, añadió Rajoy.

Más locuaz que otras veces, el presidente español subrayó que “la certidumbre sobre Europa y el futuro del euro” es la condición “más importante” para superar la crisis, y admitió que “lo más urgente” para España es que Europa garantice su estabilidad financiera. El jefe de Gobierno español reiteró que España “no tiene interés ni intención, a fecha de hoy, de acudir a un rescate europeo para los bancos españoles”, y el presidente francés, que hace unos días dijo que sería “deseable” que la banca española fuera recapitalizada, apoyó la petición de liquidez de Rajoy y afirmó que Europa debe revisar en las próximas semanas el papel del BCE, al que pidió que “vuelva a intervenir en el mercado y aporte equilibrio y financiación a tasas de interés muy bajas”, especialmente a los países “que están haciendo un esfuerzo importante de consolidación fiscal, como España”.

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Preguntado por los eurobonos, Rajoy dijo que hay que pensar “poco a poco” en reforzar la integración europea, y se plegó a la doctrina alemana, al afirmar que “no son lo más urgente” ni se van a decidir a corto plazo. Hollande respondió: “Sería una pena no llegar hasta el final de la propuesta. Estoy a favor de que este instrumento se debata”, y mostró su esperanza en que el Consejo de junio aprueba esa medida.

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Sobre la firma

MIGUEL GONZÁLEZ (ENVIADO ESPECIAL)
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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