Rubalcaba evita criticar a Rajoy y defiende la intervención del BCE

Mariano Rajoy pide que se adopten medidas urgentes para “estabilizar el euro y hacer sostenible la deuda”, mientras que Alfredo Pérez Rubalcaba defiende la necesidad de “inyectar liquidez” al sistema para aliviar la presión de los mercados financieros. Pero tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición reclaman lo mismo: la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para frenar la escalada de la prima de riesgo de la deuda española. Eso sí, en la rueda de prensa que ha ofrecido en Bruselas, donde participa en la reunión del Partido Socialista Europeo previa a la cumbre extraordinaria de esta noche, Rubalcaba ha dejado claro que la intervención del BCE solo es un “antipirético” para forzar la bajada de la fiebre, pero que la curación de la enfermedad requiere de un “antibiótico”, que no es otro que la emisión de eurobonos —es decir, la mutualización de la deuda de los países europeos—; y de unas vitaminas, que son la vuelta a la senda del crecimiento.

Ahí se aparta de Rajoy que, al menos en público, sigue a pie juntillas la ortodoxia de la canciller alemana, Angela Merkel, de la que el presidente español busca convertirse en socio privilegiado, tras la desaparición de Nicolas Sarkozy de la escena internacional y su sustitución por el socialista François Hollande. En estos momentos, Rajoy viaja precisamente hacia Bruselas en el mismo tren que el presidente francés.

El secretario general del PSOE ha ido un paso más allá al proponer que el BCE no se limite a regar a los bancos europeos con manguerazos de dinero barato, como ha hecho ya en dos ocasiones por un importe total de un billón de euros, sino que imponga condiciones para que al menos una parte de esos fondos llegue a las pequeñas y medianas empresas y no sirva solo para sanear los balances de las entidades financieras.

No parece que se haya sellado el acuerdo que Rubalcaba pidió a Rajoy para presentar un frente común en Europa; entre otras razones porque el jefe del Gobierno ha pospuesto hasta el viernes su cita con él. Pero al menos parece funcionar un pacto de no agresión y Rubalcaba ha tenido buen cuidado en no criticar al jefe del Gobierno en Bruselas.

Solo ha reconocido que “sus énfasis no son los míos” y que él se siente cómodo con la política que preconiza Hollande, porque cree que su insistencia en las medidas de estímulo, “le viene como anillo al dedo” a España, sumida en la recesión. Pero se ha desmarcado del presidente francés al descartar que los bancos españoles necesiten la ayuda del fondo de rescate europeo para recapitalizarse —lo que equivaldría a una intervención—y al defender el pacto fiscal, que Hollande quiere revisar, aunque acompañado de un protocolo que incorpore medidas concretas para el crecimiento. Se trata, según sus palabras, de ir a una “consolidación fiscal inteligente”, donde el calendario de reducción del déficit se flexibilice y condicione al ritmo de recuperación de la economía.

Rubalcaba, que se ha reunido con el líder del PASOK, Evangelos Venizelos, ha defendido la permanencia de Grecia en el euro, igual que Rajoy, y ha advertido de que su salida de la moneda única sería un “disparate” y tendría efectos perjudiciales para Grecia, Europa y España.

Obsesionado por resaltar su discurso europeo, se ha negado a contestar las preguntas sobre la cita del viernes en Moncloa y se ha remitido a la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, cuando se le ha interpelado por el emplazamiento del Constitucional a los dos principales partidos para que dejen de posponer su renovación.