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CRISTINA CIFUENTES
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Un nuevo verso suelto en Madrid

La delegada del Gobierno emerge como contrapunto liberal de Ana Botella

Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid.
Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid.LUIS SEVILLANO

Desde que Dick Morris, asesor del presidente Bill Clinton, desarrolló en 1995 la teoría política de la triangulación, la idea ha tenido muchos adeptos. Políticos como José Bono o Alberto Ruiz-Gallardón han sabido colocarse en el vértice del triángulo dibujado por Morris y apropiarse desde ahí de las ideas del adversario para romper con la polarización entre izquierda y derecha. Desde ese vértice se consiguen votos.

Cristina Cifuentes, licenciada en Derecho y delegada del Gobierno en Madrid desde hace cuatro meses, no tiene que presentarse a elecciones, pero encaja en ese lugar. Se define como una liberal, “una mujer de partido” y está muy lejos de la imagen conservadora de muchos de sus colegas del PP. Fue ella la que encabezó la enmienda del congreso del PP en Sevilla en la que se pedía retirar de la ponencia social la palabra “cristiano” para definir a la formación; ha expresado su apoyo al matrimonio homosexual y se declara republicana. Entre Esperanza Aguirre y Ana Botella, Cifuentes recoge el testigo de Ruiz-Gallardón como la imagen más moderada del PP en Madrid: un nuevo verso suelto en la región.

Quienes la conocen de la Asamblea de Madrid, donde ha sido diputada 20 años, aseguran que esa imagen no es una estrategia política. “Siempre ha sido así. Ella ya hablaba del matrimonio gay diez años antes de que se aprobara”, comenta un antiguo cargo de la Comunidad. Sus partidarios la definen como una mujer con capacidad de diálogo y para pactar. “Me sentía a gusto hablando con ella. Era simpática, agradable, cultivada. Muy directa y cercana al ciudadano. Es una gran aficionada a las redes sociales”, dice un parlamentario socialista.

Cristina Cifuentes ha apoyado el matrimonio gay en contra de su partido

Nunca se le ha adscrito a ninguna familia. Ni con Aguirre ni con Gallardón. Ha sido diputada con los dos y ha salido airosa de los enfrentamientos entre ellos manteniendo amistades en ambos bandos. Aún así, y pese a haber desempeñado una decena de cargos en la Asamblea, hasta ahora no había tenido un puesto de primera línea.

Sus críticos reconocen esas virtudes pero aseguran que se trata de una estrategia. “No era buena parlamentaria. Es ambiciosa. Está teniendo un exceso de protagonismo mediático para el cargo que representa. Es cierto que tiene desparpajo pero eso no tiene por qué ser una cualidad en sí”, opina una fuente del PP.

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Cifuentes niega tener más ambición que la de hacer bien su trabajo y asegura que la exposición mediática bajará de intensidad tras esta semana en la que ha tenido que gestionar las manifestaciones del 15-M. “Soy una curranta. Siempre lo he sido. Los que me conocen bien saben que lo único que quiero es hacer bien mi trabajo”, dice la delegada en su despacho de la calle de Miguel Ángel.

Los cuadros de Tintín no desentonan en la atmósfera solemne de la Delegación. Ella y sus cinco tatuajes tampoco. Luce un traje de chaqueta blanco y despacha con su equipo en un ambiente distendido donde todos se tutean. “Aquí todos hacemos de todo. Hasta poner cafés”, dice Cifuentes. Sin contar a los funcionarios, su equipo es reducido, no más de cinco personas. Ha eliminado la figura del jefe de protocolo y lo ha sustituido por un asesor.

De vez en cuando suena su móvil con la música de la película La Misión. Le gusta hablar de cine y salta de una escena a otra recordando películas tan variadas como Blade Runner, de Ridley Scott, el Nuevo Mundo, de Malick, o Anticristo, de Lars von Trier, o series como The Wire. Un miembro del gabinete entra en el despacho y sugiere a Cifuentes que coma algo. “Llevo una semana a base de cafés y refrescos con todo lo del 15-M”, asegura.

Ha recibido críticas por su gestión de las manifestaciones del movimiento, desde la izquierda por ser dura y desde la derecha por ser “demasiado generosa” con los ocupantes de la Puerta del Sol, en palabras de Esperanza Aguirre. Quizá eso ha contribuido a extender la idea de que ha acertado. A pesar de algunos vídeos que muestran detenciones violentas, la plaza fue desalojada sin grandes disturbios. Cuatro de los indignados que fueron detenidos la madrugada del pasado domingo en el desalojo de la Puerta del Sol han denunciado agresiones y tratos degradantes durante su arresto. La delegada asegura que todas estas actuaciones se están investigando.

La siguiente decisión que ha tomado Cifuentes es retrasar unos días una marcha de ultraderecha que estaba convocada el mismo día de la final de la Copa del Rey entre el Athletic y el Barcelona. Habrá más manifestaciones de indignados en Madrid. Las de esta semana han puesto a Cifuentes en el mapa político de la capital.

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