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El Rey invitará a Cristina Fernández a la Cumbre de Cádiz

La crisis con Argentina obliga a garantizar la asistencia de Brasil España teme que Buenos Aires intente bloquear la cita de noviembre

Miguel González
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.EFE

La crisis entre Madrid y Buenos Aires por la expropiación de las acciones de Repsol en la petrolera YPF amenaza el éxito de la más importante cita que tiene en el horizonte la política exterior española: la Cumbre Iberoamericana convocada para el 16 y 17 de noviembre en Cádiz. Su objetivo no es solo conmemorar el 200 aniversario de la Constitución liberal de 1812, sino sentar las bases de una nueva relación entre España e Iberoamérica, según dijo el presidente español, Mariano Rajoy, en su presentación, el pasado 29 de febrero.

Pese a la escalada de tensión, fuentes diplomáticas dan por hecho que, como anfitrión, el Rey invitará a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, a Cádiz. En realidad, no podría dejar de hacerlo. Al contrario que en la reciente Cumbre de las Américas, a la que el presidente colombiano Juan Manuel Santos no invitó a Cuba por presiones de Washington, España no puede dejar fuera a Argentina, ya que este país es miembro de pleno derecho de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Otra cosa es que Cristina Fernández acepte acudir, lo que parece muy improbable si no cambian las circunstancias. Precisamente, en octubre acaba el plazo de seis meses que tienen las autoridades argentinas y Repsol para llegar a un acuerdo sobre la valoración de las acciones expropiadas antes de acudir al CIADI, organismo internacional de mediación dependiente del Banco Mundial.

España teme que si Fernández decide boicotear la cita de Cádiz intente arrastrar a los países del ALBA (con Gobiernos bolivarianos), huérfanos de liderazgo por la grave enfermedad del presidente venezolano, Hugo Chávez. El ecuatoriano Rafael Correa prometió a Rajoy durante su reciente visita a Madrid que irá a Cádiz, mientras que la Reina tiene previsto viajar a Bolivia para asegurarse la asistencia de Evo Morales. Más difícil será contar con Chávez o con el nicaragüense Daniel Ortega, cuyas ausencias se sumarían a la del líder cubano, Raúl Castro, habitual ausente de estas citas.

El mexicano Felipe Calderón ha confirmado su asistencia, pero lo hará como presidente en funciones, pues su sucesor será elegido el 1 de julio y tomará posesión el 1 de diciembre. Por eso, Rajoy se reunió en México con los tres principales candidatos a suceder a Calderón e invitó al que gane a estar en Cádiz.

Sin Cristina Fernández y con México en plena transmisión de poderes, la diplomacia española necesita más que nunca asegurarse la asistencia de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. No será fácil, pues Brasil siempre ha mirado con recelo este foro, en el que desempeña un papel secundario, muy alejado de su nueva condición de potencia regional.

Para convencer a Rousseff, Rajoy viajará a Río de Janeiro y São Paulo en junio, tras participar en la cumbre del G-20 en Los Cabos (México). También a principios de junio está previsto que el Rey acuda a Brasil y Chile, donde se celebra la cumbre de la Alianza del Pacífico, aunque este viaje peligra por la convalecencia de su operación de cadera.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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