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Los ministros absorben el desgaste

Miembros del Gobierno lamentan el silencio de Rajoy y el vacío del partido

En el Consejo de Ministros que aprobó este viernes el mayor recorte del Estado de bienestar de la democracia no hubo ninguna referencia a la necesidad de llegar a los ciudadanos para explicar las medidas. No está entre las prioridades del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aunque las encuestas internas que maneja el PP muestran un desgaste notable del partido, coincidente con el medido por Metroscopia en la encuesta publicada el pasado domingo en EL PAÍS.

“Te pido que no me hagas hacer nada que no pueda explicar”, le dijo más o menos con esas palabras, hace semanas, un ministro afectado por los recortes a Rajoy. Ahora todos ellos deben volcarse en la negociación con las comunidades autónomas y con los partidos. Dan por hecho que las autonomías, incluso las que no son del PP, no tendrán más remedio que aceptar los recortes, tras procurarse que sea el Gobierno el que asuma el desgaste. También ven probable el apoyo de CiU en la convalidación de los decretos.

Es decir, les toca llevar a ellos el peso de la gestión política, porque la forma de gobernar de Rajoy se expresa, precisamente, en su resistencia a ponerse a la cabeza de Gobierno de forma pública.

Los responsables de Economía del Gobierno marcaron al resto, en cifras, la parte de recorte que correspondía a cada uno y, a partir de ahí, los departamentos afectados han ido ajustando el nivel hasta el que podían llegar para cuadrar el recorte. Se han aparcado medidas como el copago por actos médicos que se les pedía internamente y desde algunas comunidades. La propuesta de las medidas a tomar fue presentada a Rajoy y él dio el visto bueno a cada uno, porque lo que sí hace el presidente es estar encima de cada una de las decisiones.

El Ejecutivo cree que una victoria de Hollande rebajaría la presión alemana

Sin embargo, la falta de presencia pública de Rajoy provoca malestar e inquietud en algunos miembros del Gobierno. Habrían querido que se produjera alguna comparecencia del presidente, incluida su presencia en el Congreso. En cuanto al partido, también lamentan la falta de respaldo, aunque se anunciara una campaña de explicación pública de los recortes.

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La presencia pública del PP en apoyo del Gobierno la encabezó ayer la número dos del partido y presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal. La vicesecretaria general del PP marcó las líneas argumentales del Ejecutivo: las medidas son necesarias por la difícil herencia recibida; las subidas de las tasas universitarias sirven para acabar con el fracaso estudiantil, y la deforma de la sanidad para acabar con los abusos.

“Las reformas son fundamentales, firmes, valientes y absolutamente necesarias para mantener la sociedad del bienestar [...] ¿Cómo es posible que, ahora que el Gobierno va a establecer un plan de ahorro para garantizar el sistema de salud, el PSOE venga a darnos lecciones, cuando han dejado un déficit en el sistema sanitario de 16.000 millones de euros?”, dijo Cospedal. Añadió que la reforma sanitaria es “equitativa” y que, “por primera vez en España, los parados de larga duración no tendrán que pagar por un medicamento y la reforma educativa pondrá en marcha un modelo basado en la excelencia”.

Por el momento, el Gobierno está satisfecho porque las medidas han sido aplaudidas en el exterior, especialmente ayer por los responsables de economía de Alemania y la semana pasada por altos cargos de la Comisión Europea que se entrevistaron con varios ministros. Según estas fuentes, las medidas del último Consejo de Ministros permitirán aflojar la presión exterior contra España, ya que dejan clara la voluntad de ajustar las cuentas públicas. Queda la preocupación por las cuentas de las comunidades autónomas, sobre las que advirtió ayer mismo en Barcelona el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. El Gobierno mira también hacia las elecciones francesas y, aunque sea una aparente contradicción, entiende que un triunfo del socialista François Hollande aflojaría la presión de la canciller alemana Angela Merkel y favorecería una política menos obsesionada en la reducción del déficit. Más aún tras la avalancha de opiniones (Funcas, FMI y Banco de España, entre otros) que dan por hecho que será imposible cumplir el 5,3% de déficit este año.

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