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Rajoy: “Pido un pequeño esfuerzo; no hay dinero para pagar los servicios públicos”

El presidente del Gobierno dice desde Bogotá que está pidiendo a los ciudadanos "unos pocos euros" y que sus medidas suponen "el pasaporte para superar esta difícil situación"

Para Mariano Rajoy, el copago de las recetas por parte de los jubilados o el incremento de las tasas universitarias son un “pequeño esfuerzo” necesario para garantizar el sostenimiento de la sanidad o la educación públicas. Son “unos pocos euros al mes”, ha insistido hoy, “entre 8 y 20”, refiriéndose al tope que deberán pagar los pensionistas por los medicamentos en función de su renta. Un esfuerzo, en todo caso, es “necesario e imprescindible, porque en este momento no hay dinero para atender el pago de los servicios públicos. No hay dinero porque hemos gastado muchísimo en los últimos años”.

En una rueda de prensa conjunta con el presidente Juan Manuel Santos, al término de su primera gira por América Latina, que le ha llevado a México y Colombia, Rajoy ha justificado los recortes en políticas sociales que se propone aprobar este viernes el Gobierno. Aunque ha admitido que las decisiones adoptadas no tendrán efectos inmediatos, ha asegurado que el objetivo de las medidas a medio y largo plazo es mantener y mejorar los servicios públicos de alta calidad que tiene España en unos momentos de gran dificultad económica. “Hay cosas que no nos gusta hacer, a nadie le gusta tomar decisiones como las que hemos tomado, pero si queremos consolidar unos buenos servicios públicos, el Gobierno le pide a la gente que haga un esfuerzo”, ha argumentado.

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Rajoy ha sugerido que algunas de las medidas serán coyunturales y otras definitivas, porque son “justas y razonables”. No ha detallado cuáles, pero ha subrayado el enorme coste que tiene para las arcas públicas el hecho de que muchos universitarios abandonen la carrera sin concluirla. Tras remarcar que se pide un esfuerzo mayor a quienes tienen más renta, ha insistido: “Tenemos que hacer esto si queremos tener un futuro estable y seguro. Le pido a los españoles que las entiendan [las medidas], porque son justas. Es duro pedírselo, pero creo que España sale adelante con el esfuerzo compartido de todos. El Gobierno tiene la capacidad y la decisión firme de llevar a cabo las reformas porque lo que nos han pedido los españoles es salir de la crisis y lo vamos a hacer. Vamos a seguir haciendo reformas en el futuro, no nos queda más remedio, porque son el pasaporte para salir de esta difícil situación”.

En una conversación informal con los periodistas que le acompañaban en el vuelo entre México y Bogotá, en la madrugada del jueves, Rajoy negó que las sucesivas reformas y recortes anunciados por el Gobierno respondan a la improvisación ni a la presión coyuntural de los mercados, aunque esta última haya influido en la forma de anunciarlas.

Rajoy defendió su programa de reformas, un programa que se desvela por capítulos, pero cuyo guión está ya escrito y abarca hasta el próximo verano. ¿Desde cuándo? Desde que descubrió que el déficit de 2011 había sido del 8,5% del PIB y no próximo al 7%, como él pronosticaba, dando por hecho que Zapatero no cumpliría su compromiso de quedarse en el 6%. En todo caso, antes de las elecciones andaluzas y asturianas del 25 de marzo.

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Según su explicación, la reunión del pasado día 9 en La Moncloa, tras la que se anunció un recorte de 10.000 millones en sanidad y educación, estaba previsto celebrarla una vez culminados los Presupuestos Generales del Estado, ya que los gastos afectados no dependen de la Administración central, sino de las comunidades autónomas. El propósito, según Rajoy, es ayudar a las autonomías a cumplir el objetivo de déficit (el 1,5% del PIB este año). Las que no lo logren se enfrentan a la posibilidad de ser intervenidas, en aplicación de la Ley de Estabilidad, aunque el presidente asegura que no tiene a ninguna en el punto de mira y, desde luego, no a Andalucía.

Siendo así, ¿por qué criticó la implantación en Cataluña de la tasa de un euro por receta? “Yo no la critiqué”, respondió el presidente. No la criticó expresamente, pero cuando se le preguntó por esta medida, durante la visita del presidente ecuatoriano Rafael Correa, respondió que él personalmente no era partidario del copago sanitario. Calculada ambigüedad.

En definitiva, el presidente admite que tiene una agenda oculta y que dosifica la información que facilita a la opinión pública; quizá porque la alternativa —reconocer que el Gobierno improvisa— sería peor, o porque se siente dueño de escoger cuándo y cómo enseña sus cartas.

Así, al mismo tiempo que asegura disponer de una hoja de ruta, evita desvelar su contenido. Solo avanza que abordará en los próximos meses la reforma del sector eléctrico y que al plan de lucha contra el fraude fiscal seguirán de inmediato sendos planes contra el fraude a la Seguridad Social y al sistema de pensiones. Se trata de evitar, por ejemplo, que se encadene el subsidio de desempleo con la prejubilación. La reducción del sueldo de los empleados públicos o la subida del IVA no aparecen en el horizonte. Pero Rajoy nunca dice jamás.

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Sobre la firma

MIGUEL GONZÁLEZ (ENVIADO ESPECIAL)
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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