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"Ganas no me faltan, pero..."

El paro no se nota en Nuevos Ministerios Funcionarios de Empleo admiten que no les gusta la reforma, pero deciden no ir a la huelga

NATALIA JUNQUERA
Una persona coloca una pegatina a favor de la huelga en la fachada del Ministerio de Empleo.
Una persona coloca una pegatina a favor de la huelga en la fachada del Ministerio de Empleo.JuanJo Martin (EFE)

Susana García, de Comisiones Obreras, reparte folletos en la puerta del Ministerio de Trabajo, informando de los motivos de la huelga general. Muchos empleados ni la miran, recogen el folleto y entran a trabajar. "Aquí se está notando muy poquito, no lo entiendo". Asegura que ha recibido un correo electrónico de compañeros del ministerio en el que les llaman "rojos de mierda".

El parking está prácticamente lleno. Empleados públicos que han acudido a trabajar a sus respectivos ministerios admiten que la reforma laboral no les gusta. "No estoy de acuerdo con la reforma, pero si hago huelga, a mí me descuentan dinero, y a los sindicatos no", asegura Raquel, empleada del Ministerio de Trabajo. A Carmen tampoco le gusta la reforma, "pero este país no necesita una huelga que no va a cambiar nada en este momento". Esta funcionaria del Ministerio de Trabajo asegura que compañeros suyos se pidieron "el día libre" hoy para hacer huelga sin hacerla, pero que en el Ministerio les impidieron cogerse el día.

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"Ganas no me faltan, pero no me lo puedo permitir. Son 100 euros que me quitan de la nómina", decía Maribel. Algo muy parecido admitía Eduardo, trabajador del Ministerio de Trabajo: "No hago huelga porque no me lo puedo permitir. Soy muy jovencito y tengo una nómina muy baja".

Bernardo, funcionario, también reconocía que "muchas cosas de la reforma laboral" son injustas, pero que había decidido no hacer huelga: "Hace años que los sindicatos no me inspiran ninguna confianza".

Poco seguimiento entre los funcionarios

AMANDA MARS

Susana García, desde la puerta del Ministerio de Empleo, se lamentaba del bajo seguimiento de la huelga. “Está entrando un poco menos de gente que habitualmente”, decía, y se quejaba: “Estos que entran son los que luego vienen preguntando ‘¿Qué hay de lo mío?’”.

Fuentes del Gobierno señalaron que el seguimiento de la huelga había sido “muy bajo” en las Administraciones Públicas, aunque sin aportar cifras concretas. Sí las dieron los distintos Gobiernos autónomos y señalaron porcentajes de paro entre sus funcionarios con porcentajes de paro inferiores al 25% en la mayor parte de casos.

El fracaso del paro se podía percibir en las palabras de R., uno de los empleados del Ministerio de Industria, quien aseguraba que en su centro de trabajo se había notado poco. “Yo hubiera hecho huelga. Esto es un abuso. Pero temo que pueda haber represalias en mi caso”, decía, señalando que no era empleado público, sino de un servicio externalizado.

El propio líder de UGT, Cándido Méndez, admitió en rueda de prensa que el seguimiento de la protesta en el sector público había sido “inferior” al del resto, que habían cifrado en un 85%.

En el paseo de la Castellana el ambiente era el de un día cualquiera, pero la sede del Ayuntamiento de Madrid, en la plaza de Cibeles, parecía un fuerte. Totalmente acordonado por la policía. Al otro lado de las vallas, un numeroso piquete de CC OO y UGT protestaba contra la reforma laboral, contra los recortes, contra la factura social de la crisis.

Ángel, uno de sus componentes, admitía que los empleados públicos habían respaldado los paros de forma “regular, floja”, y también reconocía que se podría haber hecho más por movilizar a la gente.

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Sobre la firma

NATALIA JUNQUERA
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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