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Rajoy afirma que Andalucía decide un cambio de rumbo

El PSOE apela al orgullo de lo hecho El PP intenta tapar los boquetes sobre el copago sanitario

Lourdes Lucio
Alfredo Pérez Rubalcaba,  en El Ejido (Almería).
Alfredo Pérez Rubalcaba, en El Ejido (Almería).

Apelación al orgullo, a la rebeldía y al inconformismo. Poco más tiene en la recámara el PSOE de Andalucía en la recta final de la campaña. Como ocurrió en las elecciones generales, los programas electorales están llenos de vaguedades imprecisas; en ellos, los partidos no dicen lo que van a hacer ante una situación de emergencia económica porque los ingresos no sostienen a los gastos.

Por contrario, el PP mantiene el discurso de la alternancia necesaria. A ella se ha agarrado el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, quien ha defendido este domingo en Cádiz, donde se conmemora el bicentenario de la Constitución conocida como La Pepa, que Andalucía necesita un cambio político como el que supuso el texto de 1812. "Se necesita un Gobierno que mire al futuro y que haga reformas para no quedarse atrás", ha dicho para lamentar que, después de 30 años de gobiernos socialistas, la andaluza sea la única comunidad autónoma en la que no se ha producido la alternancia en el poder y donde las cosas se podrían haber hecho "infintamente mejor".

Rajoy ha acompañado en un mitin ante unas 5.000 personas al candidato popular a la presidencia de la Junta, Javier Arenas. También han asistido, pero sin intervenir, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro; y la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Fátima Báñez.

Aunque las encuestas dan por segura la mayoría de Arenas, Rajoy no ha obviado la posibilidad de un pacto de izquierdas y ha asegurado que lo que proponen PSOE e IU es que "todo siga igual, exactamente lo contrario de lo que necesita Andalucía". "Lo que se decide el próximo domingo es si Andalucía tiene un Gobierno que cambia el rumbo y no se resigna a que más de un millón de andaluces no puedan trabajar. Lo demás es ruido, chascarrillos y cosas para distraer", ha añadido.

Todos esperan a que pase el 25 de marzo. Mariano Rajoy presentará los Presupuestos Generales del Estado cinco días después; los sindicatos han convocado huelga general cuatro días después; la reunión sectorial de sanidad de todas las comunidades autónomas para ver los “mecanismos” de su financiación será también después.

Y ante lo que vendrá pero aún no ha llegado —salvo la severa reforma laboral y la subida de impuestos a los que aún tienen nómina— se aferra el PSOE para convencer a ese medio millón de votantes socialistas ahora indecisos que dicen que no saben lo que van a votar. La confianza del PSOE en esta bolsa enorme de votos vacilantes es terca.

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Confió en ella el pasado 22 de mayo, con ocasión de las elecciones municipales, y lo volvió a hacer el 20 de noviembre para las generales. En Andalucía, los socialistas perdieron por siete puntos frente al PP en el primer caso, y por nueve en el segundo. Los indecisos lo tenían claro. La encuesta de Metroscopia publicada por este periódico dice que dentro de seis días perderán de nuevo, por 13 puntos.

A la sanidad volvió a asirse José Antonio Griñán, presidente de la Junta y candidato, en un día en el que las encuestas vaticinaban un vuelco político en Andalucía. Él dice estar tranquilo porque las suyas no confirman el desastre para el PSOE, es decir, que la derecha gane por mayoría absoluta en Andalucía después de 30 años en la oposición. “Hablaremos el día 25. Vamos a ganar”, es lo único que los periodistas pudieron arrancarle en sus dos actos matinales en Sevilla.

Ante el debate abierto en toda España sobre el modelo de copago de los medicamentos, un grupo de medio centenar de profesionales de la sanidad pública andaluza le entregó a Griñán un manifiesto en el que apuestan por conservar y mantener un modelo del que se sienten muy orgullosos. Alertan del desmantelamiento del sistema y advierten de que el cobro de un euro por receta que ha impuesto ya Cataluña no sólo no supone mayores recursos sino que disuadirá a los ciudadanos de acudir a la asistencia primaria, “donde se previenen las enfermedades”.

Poco después, el candidato socialista celebró un encuentro con el mundo de la cultura en un abarrotado teatro Quintero, donde El Loco de la Colina graba sus programas. Griñán pidió un “apoyo crítico”, apelando “al orgullo de lo hecho” y al camino emprendido “desde la conquista de la autonomía”. “Son tiempos que invitan a la rebeldía para que la situación no nos lleve a retrocesos históricos o caminos hostiles”, dijo. En primera fila, estaban la cineasta Josefina Molina, el dramaturgo Salvador Távora y el guitarrista Manolo Sanlúcar.

El debate sobre el copago le ha abierto un boquete al candidato del Partido Popular, Javier Arenas, en una campaña diseñada desde hace cuatro años con 0,0% de riesgo. Tanto lo sabe el tetracandidato del PP que ayer hasta reconoció que la sanidad andaluza es buena. Lo expresó muy a su manera y no como usuario: “La percepción que hay en la calle es que la sanidad andaluza se mantiene como un buen sistema”. Y ahí acabaron los reconocimientos, porque añadió: “No por las políticas de la Junta, sino por el trabajo excepcional y cargado de presión de los profesionales”.

Su amigo y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le ha echado una mano al decir que él no es partidario del copago sanitario. O tal vez no. Porque a veces, las cosas que se dicen en campaña solo sirven para la campaña. Se lo recordó desde la localidad almeriense de El Ejido el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba: “En la campaña electoral [Rajoy] dijo que no iba a subir los impuestos, y los subió; dijo que no iba a abaratar el despido, y lo ha puesto a precio de saldo; y ahora dice que no es partidario del copago y lo pondrá, como un impuesto a la enfermedad, pero después de las elecciones autonómicas andaluzas y asturianas”.

Rubalcaba sigue sin coincidir con José Antonio Griñán en su periplo electoral por Andalucía. Según los organizadores de la campaña socialista, esto obedece a que prefieren la “polifonía” de voces aquí y allá a que todos juntos exhiban músculo y fortaleza de militancia.

Arenas, por el contrario, quiere cuantas fotos mejor con Rajoy, con el que compartió ayer mitin en Cádiz junto con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Lo que no quiere Arenas es “ni un gramo de euforia” ante las encuestas que lo sitúan en el palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andalucía. “El PSOE es un partido muy fuerte”, advirtió a los suyos. Pero Rajoy, en el mitin, apenas pudo evitar felicitarlo por adelanto por su triunfo el próximo domingo. “Lo que se decide es el cambio y los demás son chascarrillos”, dijo en plena forma. No obstante, dejó entrever una rendija de incertidumbre: por si Arenas no logra la mayoría absoluta: “La suma de los dos \[PSOE e IU\] es la única alternativa”.

El Gobierno central, además, se ha apresurado a taparle otro descosido que los sindicatos y el PSOE estaban deshilachando con el subsidio del PER, eso que Esperanza Aguirre llamó “pitas, pitas” sublevando al campo andaluz y a la izquierda política y sindical. Los socialistas estaban haciendo correr la sospecha de que los 200 millones de euros para los planes de empleo a jornaleros en los pueblos del interior iban a desaparecer de los próximos Presupuestos Generales del Estado. Pero la ministra de Empleo, la onubense Fátima Báñez, lo desmintió ayer, desvelando al menos una cifra de las cuentas del Reino de 2012. “No se bajará ni un euro” de los 215 millones previstos, anunció.

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